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Verificado por Psychology Today

Trauma

9 Señales de que estás sanando de un trauma

Formas comunes en que los sobrevivientes reconocen la curación y el crecimiento.

Los puntos clave

  • Muchos preguntan, “¿cómo sabré cuando haya sanado?” Cuando el dolor de sanar se siente demasiado intenso, queremos saber cuándo terminará.
  • Cada uno de nosotros tiene su propio viaje, y somos el mejor juez en nuestra propia curación.
  • La disminución de las dudas sobre uno mismo y el aumento de la autocompasión son marcadores confiables de curación.

A menudo, cuando el dolor del proceso de sanar se siente insoportable, muchos sobrevivientes me preguntan: “¿Cómo sabré que ya sané?” Esta es una pregunta normal, ya que queremos saber cuándo terminará el dolor y cuándo veremos la luz figurativa al final del túnel del trauma. Pero la respuesta no es tan simple. Superar una historia traumática no es como escalar una montaña o completar una carrera de obstáculos. No hay un pico objetivo identificado. No vamos a colgar una bandera o tomar una selfie victoriosa.

En cambio, el pico de cada quién se verá diferente al de los demás. El poste de la portería probablemente se moverá a lo largo de tu vida. Podrías pensar que eres tu mejor versión a los 45 años solo para mirar hacia atrás en tu cumpleaños número 60 y ver cuánto te queda por aprender.

Fuente: 3652586/Pixabay
Fuente: 3652586/Pixabay

Si bien cada uno de nosotros tiene su propio viaje, y tú eres el mejor juez en tu propia sanación, aquí hay algunos detalles comunes que los sobrevivientes informan que notan a medida que se acercan a las etapas de curación o mantenimiento en su recuperación:

  1. Menos dudas sobre sí mismos: los sobrevivientes informan que sienten menos episodios de dudas sobre sí mismos. Aprenden a confiar en sus propias decisiones, su reconocimiento de las señales de alerta y su recuerdo del pasado y el trauma que experimentaron. Comienzan a escuchar menos mensajes autodichos de “¿me pasó solo a mí?” y disminuyen el número de declaraciones desdeñosas como, “uchos lo pasaron peor”.
  2. Cambios en la salud o el cuerpo: cuando comenzamos a sanar un aspecto de nuestro ser, mental o físicamente, provoca una reacción en cadena que estimula la mejora en todas las demás áreas de la vida. Tal vez algún día te des cuenta de que no has tenido pesadillas en los últimos meses o que ahora puedes mirar fotos familiares sin llorar.
  3. Ofenden y molestan menos los límites de los demás: si tu hogar era caótico y tus cuidadores no respetaban los límites personales, puede ser difícil aprender que otras personas merecen sus propios límites tanto como nosotros. Los sobrevivientes que ingresan a la etapa de sanación comienzan a reconocer que son más comprensivos con los límites de los demás y son mejores para establecer los suyos propios.
  4. Ya no hay conversaciones con “los otros” en su cabeza: ¿Te acuerdas de esos momentos en los que piensas en lo que dirías cuando confrontas a las personas que te han agraviado? Muchas personas quieren tener su momento bajo el sol, compartir sus sentimientos y experiencias con un cuidador negligente u otra persona que les lastimó, incluso si son obligados a escuchar. Muchos sobrevivientes informan que notan menos de estas conversaciones en su cabeza a medida que sanan.
  5. Mayor comodidad al reconocer y sentir sus sentimientos: en lugar de descartar tus sentimientos, sentir vergüenza personal o por otros, o dudar de tu legitimidad, comienzas a aprender que la única forma de procesar los sentimientos es reconocerlos y permitir que se sientan. Los sobrevivientes que se acercan a la sanación se encuentran más equipados para respetar sus sentimientos y comenzar a tomar medidas para procesar los sentimientos incómodos de manera más saludable.
  6. Mayor comodidad al pedir ayuda a los demás: en lugar de creer que tú y tus luchas son una carga para los demás, aprendes a confiar en la amabilidad de las personas que te apoyan y entienden que quieren que seas feliz y estés bien. Los sobrevivientes que llegan a la sanación no solo informan que les resulta más fácil pedir ayuda, sino que también reconocen cómo las perspectivas externas de los demás los benefician en su viaje.
  7. Mayor autocompasión: La autocompasión es cuando tenemos compasión por nosotros mismos. Muchos sobrevivientes tienen dificultades con esto, ya que no se nos enseñó en la infancia. Pero a medida que sanamos, aprendemos a mostrarnos amabilidad y gracia por los errores que cometemos a medida que crecemos.
  8. Habilidad para reconocer cuando algo les ha detonado: en muchos sentidos, desarrollar la autocomprensión es un proceso de toda la vida. Pero, a medida que sanamos, somos capaces de reconocer cuándo algo nos provoca, por ejemplo, esa sensación de volver a esa sensación del niño pequeño que está ahí parado indefenso mientras le gritan. Esto no significa que los factores detonadores no vayan a suceder, solo que podremos reconocerlos como algo más profundo, en lugar de provenir de la situación actual.
  9. Disminución del autoconsuelo o la automedicación: los sobrevivientes notarán una disminución en los comportamientos de autoconsuelo. Tal vez notes que no buscas los alimentos reconfortantes o las sustancias de las que alguna vez dependiste todas las noches. Por favor, es importante comprender que muchas veces los comportamientos de autoconsuelo pueden convertirse en un comportamiento compulsivo o en una adicción. Muchos no pueden disminuir el uso de alimentos o sustancias sin tratamiento, y eso está bien; no significa que no estés “sanando” de la manera correcta. No hay vergüenza en buscar apoyo.

Al igual que con cualquier trauma, la recuperación del abuso no es algo que alguien pueda esperar despertar un día y darse cuenta de que está curado. Es mucho más gradual y es probable que notes pequeños cambios. La verdad es que nunca lo superamos del todo: hay que seguir trabajando en ello. Sanar no significa que dejes de sentir sentimientos negativos, solo que los sientas cuando sea apropiado hacerlo y puedas recuperarte de ellos sin permanecer activado.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Kaytee Gillis, LCSW-BACS

Kaytee Gillis, Trabajadora Social Clínica Acreditada-Supervisora Clínica Acreditada, es psicoterapeuta y autora de Invisible Bruises: How a Better Understanding of the Patterns of Domestic Violence Can Help Survivors Navigate the Legal System.

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