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Verificado por Psychology Today

La terapia de esquemas es un tipo de terapia que, como su nombre lo indica, se enfoca en esquemas, un término que se usa clínicamente para describir patrones de pensamiento desadaptativos que podrían hacer que alguien se involucre en un comportamiento poco saludable o que tenga dificultades para mantener relaciones adultas. Se cree que los esquemas se desarrollan durante la niñez, particularmente en niños cuyas necesidades emocionales y físicas no fueron satisfechas; también pueden desarrollarse en niños que fueron consentidos en exceso o cuyos padres no mantuvieron los límites adecuados. En la edad adulta, se cree que estos esquemas influyen en los pensamientos y acciones de un individuo de manera negativa, lo que lleva a comportamientos como la evitación, la sobrecompensación o el autosacrificio excesivo. Estos comportamientos, a su vez, pueden afectar negativamente las relaciones y el bienestar emocional.

El objetivo de la terapia de esquemas es ayudar a la persona a reconocer su comportamiento, comprender la(s) causa(s) subyacente(s) y cambiar sus pensamientos y comportamientos para que puedan enfrentar mejor los desafíos o las emociones de la relación de manera saludable y productiva. La terapia de esquemas combina elementos de la terapia cognitiva conductual (TCC), el psicoanálisis, la terapia Gestalt y enfoques relacionados. Aunque es una modalidad terapéutica relativamente nueva, pequeños estudios realizados hasta ahora sugieren que la terapia de esquemas puede ser efectiva, especialmente para personas con trastornos de personalidad. Sin embargo, debido a que la literatura aún es bastante limitada, algunos investigadores advierten que se necesita más investigación, especialmente la que utiliza ensayos controlados aleatorios, para determinar la eficacia de la terapia de esquemas y las condiciones que la hacen más o menos efectiva.

Cuándo se usa

La terapia de esquemas se desarrolló originalmente para tratar los trastornos de la personalidad y, a menudo, se usa para tratar el trastorno limítrofe de la personalidad (TLP) en particular. En un ensayo controlado aleatorizado, por ejemplo, las personas con trastorno límite de la personalidad que se sometieron a terapia de esquemas tenían significativamente más probabilidades de entrar en recuperación (es decir, dejar de cumplir los criterios diagnósticos para el TLP) que las personas que continuaron con su tratamiento habitual. La terapia de esquemas también se ha utilizado para tratar los trastornos alimentarios, la ansiedad, la depresión y otros problemas de salud mental, especialmente aquellos que parecen no responder a otras formas de tratamiento. Actualmente, la terapia de esquemas se usa principalmente para tratar a adultos, aunque algunos investigadores están explorando su potencial para tratar a niños y adolescentes.

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Qué esperar

La terapia de esquemas suele ser una forma de terapia a más largo plazo (lo que significa que puede continuar durante meses o años, en lugar de un número limitado de sesiones). Con el tiempo, los terapeutas tienen como objetivo ayudar a los clientes a identificar sus esquemas, reconocer cómo reaccionan ante ellos (reacciones conocidas como "estilos de afrontamiento") y aprender qué pueden hacer de manera diferente para satisfacer sus necesidades de manera saludable y adaptativa.

Los investigadores que estudian la terapia de esquemas han identificado muchos esquemas diferentes, pero argumentan que la mayoría de ellos pertenecen a una de cinco categorías:

  • Desconexión y rechazo: creer que no se puede confiar en los demás para recibir apoyo emocional, por ejemplo, o creer que uno está aislado de otras personas en la sociedad.
  • Deterioro de la autonomía y el rendimiento: creer que uno está condenado al fracaso, por ejemplo, o creer que uno no puede manejar solo las responsabilidades de la vida diaria.
  • Límites deteriorados: Creerse superior y con derecho a un trato especial.
  • Orientación hacia los demás: creer que las necesidades de los demás siempre deben prevalecer sobre las propias necesidades o que uno siempre debe ceder el control a los demás en la mayoría o en todas las situaciones.
  • Sobrevigilancia e inhibición: Creer que expresar emociones conducirá a consecuencias negativas, por ejemplo, o creer que los aspectos negativos de la vida siempre superan a los aspectos positivos.
  • Los estilos de afrontamiento poco saludables que se cree que surgen en respuesta a estos esquemas incluyen:
  • Entrega: una persona con este estilo de afrontamiento cederá al esquema o lo aceptará como un hecho y, como resultado, puede comportarse de manera autodestructiva. Alguien con un esquema que le dice que merece ser maltratado, por ejemplo, puede tolerar el abuso o no quejarse cuando es tratado injustamente.
  • Evitación: una persona con este estilo de afrontamiento hace todo lo posible para evitar desencadenar el esquema. Para hacer esto, pueden involucrarse en comportamientos que distraen, como el uso de sustancias, o pueden evitar entrar en relaciones o situaciones que podrían desencadenar el esquema. Como resultado, pueden tener dificultades para acercarse a los demás o experimentar un crecimiento personal.
  • Sobrecompensación: una persona con este estilo de afrontamiento intentará “combatir” el esquema comportándose deliberadamente de manera contraria a él. Si bien cuestionar deliberadamente un esquema puede ser saludable o incluso parte del proceso terapéutico, el estilo de afrontamiento de sobrecompensación a menudo conduce a resultados negativos. Por ejemplo, una persona que trata de compensar en exceso un esquema que le dice que no vale nada puede tratar de ser ultra exitosa, lo que puede provocar agotamiento, insatisfacción o relaciones tensas.

Los estilos de afrontamiento pueden cambiar con el tiempo, incluso cuando el esquema subyacente tiende a permanecer igual. También es posible que alguien muestre más de un estilo de afrontamiento en respuesta al mismo esquema.

Una vez que se han identificado los esquemas y los estilos de afrontamiento, es probable que el terapeuta utilice una variedad de técnicas para cambiar los esquemas y/o reemplazar los estilos de afrontamiento poco saludables con conductas adaptativas. Esto se hace a través de una variedad de técnicas cognitivas, emocionales y conductuales. Los enfoques cognitivos, por ejemplo, pueden pedirle al cliente que busque evidencia a favor y en contra del esquema y cuestionar directamente su veracidad. Las técnicas conductuales pueden incluir situaciones comunes de juego de roles que desencadenan el esquema, representando una respuesta adaptativa en lugar de recurrir al estilo de afrontamiento desadaptativo.

A los clientes de la terapia de esquemas se les puede pedir que completen la tarea entre sesiones. Esto puede incluir revisar las tarjetas que desafían los esquemas o mantener un registro de las experiencias que los activan (a menudo llamado "diario de esquemas"), que puede revisarse en la sesión para ayudar a los clientes a realizar un seguimiento de su progreso e identificar situaciones que requieren diferentes respuestas de comportamiento. En algunos casos, se les puede pedir a sus parejas, familiares u otras personas cercanas que se unan a una sesión de terapia de esquemas para ayudar al cliente a comprender mejor cómo sus esquemas están impactando sus relaciones.

Cómo funciona

La terapia de esquemas fue desarrollada por primera vez por el psicólogo Jeffrey Young entre las décadas de 1980 y 1990, lo que la convierte en una modalidad terapéutica relativamente nueva. Young teorizó que los patrones de pensamiento desadaptativos formados en la infancia pueden interferir con el funcionamiento saludable en la edad adulta, particularmente en personas con trastornos de personalidad, depresión o ansiedad graves u otros trastornos de salud mental. Young argumentó además que enfocarse directamente en estos patrones de pensamiento podría ayudar a estas personas a combatir los sentimientos negativos persistentes, aprender formas más adaptables de navegar por el mundo y fortalecer o reconstruir las relaciones que pueden haber sido dañadas por sus esquemas inútiles.

La terapia de esquemas se basa en una fuerte relación terapéutica en la que el cliente se siente cómodo y emocionalmente seguro. La terapia de esquemas enfatiza la confrontación empática, en la que el terapeuta responde a los esquemas y comportamientos del cliente, sin importar cuán inadaptados sean, con empatía y comprensión, al tiempo que alienta al cliente a ver la necesidad de cambio y le ofrece las herramientas para hacerlo.

Los terapeutas de esquemas también se involucran en lo que se llama "reparentalización limitada", en la que intentan satisfacer algunas de las necesidades emocionales del cliente que no fueron satisfechas en la infancia. Un cliente que rara vez recibió apoyo emocional de sus cuidadores, por ejemplo, puede beneficiarse de un terapeuta que ofrezca compasión y validación incondicionales, mientras que un cliente que experimentó negligencia o abandono puede beneficiarse de un terapeuta que ofrezca consistencia y estabilidad. Aunque la frase "reparentalización" sugiere que un terapeuta asumirá un papel de padre, un buen terapeuta de esquemas se asegurará de hacerlo de una manera "limitada", es decir, éticamente y respetando límites específicos.

Qué buscar en un terapeuta de esquemas

La terapia de esquemas enfatiza fuertemente la relación terapeuta-cliente, por lo que es importante que los clientes busquen un terapeuta con el que se sientan cómodos y que sea comprensivo y empático con sus necesidades y comportamientos. Al igual que con otros tipos de terapia, sentirse juzgado por un terapeuta es una señal de alerta de que es probable que la relación no funcionará bien. Los clientes también pueden buscar médicos que hayan obtenido certificaciones específicas en terapia de esquemas. Para obtener la certificación ISST en terapia de esquemas, en Estados Unidos los terapeutas deben tener al menos una maestría y completar una cierta cantidad de horas de capacitación, incluidas las sesiones supervisadas; revisa en tu país cuáles son las condiciones que acreditan a estos terapeutas

References
Taylor, C., Bee, P., & Haddock, G. (2017). Does schema therapy change schemas and symptoms? A systematic review across mental health disorders. Psychology and psychotherapy90(3), 456–479. https://doi.org/10.1111/papt.12112
Bamelis, L., Evers, S., Spinhoven, P., & Arntz, A. (2014). Results of a Multicenter Randomized Controlled Trial of the Clinical Effectiveness of Schema Therapy for Personality Disorders. The American Journal of Psychiatry171(3), 305–322. https://doi.org/10.1176/appi.ajp.2013.12040518
International Society of Schema Therapy (ISST); https://schematherapysociety.org/
Last updated: 05/25/2022