Una devoción excesiva al trabajo oculta e impulsa ansiedad

La preocupación ha viajado conmigo la mayor parte de mi vida. Anhelaba saber que todo iba a estar bien. Lo que sea que eso significara. Tengo este recuerdo aleatorio, a los 7 años, de estar sentada en una biblioteca con esas sencillas hojas de trabajo de primer o segundo grado mientras pensaba: mientras haga mi tarea, estaré bien. La tarea se convirtió en trabajo duro. A medida que crecí, mis preocupaciones se convirtieron en un yunque invisible sobre mi cabeza, y ese cántico siguió: si trabajo lo suficiente, todo estará bien. Me sirvió bien a corto plazo. A largo plazo, me distrajo de la recreación, las relaciones y las pequeñas cosas significativas. Cuando enfrenté problemas que escapaban a mi control, como el dolor, tuve que recurrir a estrategias distintas al trabajo duro para superar mis espirales.

La historia del trabajo duro

La historia del trabajo duro no es infrecuente. Una sensación de control, aunque sea sólo una ilusión, otorga una sensación de comodidad. Sin embargo, la historia es problemática. Se incluye en el “hábito de pensamiento”de la terapia cognitivo-conductual en el que el locus de control de uno trasciende cosas que de ninguna manera están bajo su control. Si bien uno puede lógicamente etiquetar este hábito como irracional, dejar de lado la sensación de control es algo completamente distinto.

Incluso cuando es irracional, una necesidad despiadada de control puede salirse de control creando un espacio mental donde el éxito en las actividades propias es vital. Los humanos cometemos errores. La perfección es imposible. Y la realidad es que normalmente la imperfección es aceptable. La dedicación excesiva al trabajo está relacionada con niveles más altos de depresión y ansiedad (Serrano-Fernández y colegas, 2021), lo que tiene sentido como dificultad bidireccional.

A menudo, nuestras preocupaciones no son el resultado de cosas que están dentro de nuestra jurisdicción. La vida es impredecible. Perdemos a personas que amamos, nos enfermamos, sufrimos. La historia del trabajo duro se vincula con otra distorsión cognitiva: la creencia en un mundo justo (Busseri y colegas, 2020). Esta distorsión pinta un mundo en el que a la gente buena le suceden cosas buenas y a la gente mala le suceden cosas malas. Podemos decirnos a nosotros mismos que si lo hacemos lo suficientemente bien, estaremos bien. Sin embargo, la vida no funciona así. En un mundo justo, no habría necesidad de hospitales infantiles.

Si bien la devoción excesiva por el trabajo se diferencia de otras adicciones en que a menudo se asocia con un control excesivo en lugar de un control insuficiente, comparte bastante con las demás. Así como un alcohólico puede sentirse increíblemente incómodo sin tener acceso al alcohol, es probable que un adicto al trabajo se sienta ansioso cuando la tarea es relajarse. El trabajo puede convertirse en una obsesión insidiosa. La mayoría de las personas que luchan probablemente nieguen el problema al principio.

De hecho, si nos ayuda a salir adelante, ¿es un problema?

Desde una perspectiva de valores y calidad de vida, en la mayoría de los casos, sí.

Incluso una persona que normalmente no muestra estos rasgos puede recurrir a esta estrategia en momentos de estrés.

Abrazando la incertidumbre

Aceptar la incertidumbre es a la vez liberador y aterrador. Para una persona ansiosa, enfrentar lo desconocido puede resultar intolerable. Sin embargo, aceptar esta realidad es necesario para liberarse de las trampas de la historia del trabajo duro.

Porque la historia del trabajo duro muchas veces nos distrae de lo que importa. Pone nuestra atención en el futuro, como el único momento en el que nos hemos escapado. El trabajo duro normalmente se centra en el logro. Si bien el logro es un valor importante para muchos, la mayoría de nosotros tenemos otros valores como las relaciones y el disfrute de la vida. Una adicción al trabajo puede interponerse en este camino, alejándonos literalmente de la vida fuera del trabajo, o alejando nuestras mentes mientras nos obsesionamos con el trabajo.

Un equilibrio entre el ser y el hacer es clave para una vida basada en valores. Centrarse demasiado en el trabajo hace que el balancín baje hacia la acción. Aprender cómo ser puede ser difícil, especialmente cuando eso significa enfrentar las preocupaciones que el exceso de trabajo ha ocultado.

Psicoterapia

La psicoterapia puede ser útil para las personas que buscan liberarse del trabajo para afrontar la ansiedad. La terapia cognitivo-conductual puede ayudar a desenredar las distorsiones cognitivas subyacentes. La terapia de compromiso y aceptación está disponible para ayudar a definir valores y restablecer el contacto con el momento presente. La terapia conductual dialéctica radicalmente abierta también es valiosa, particularmente cuando el trabajo excesivo ha afectado las relaciones.

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Para cerrar

Si bien la devoción excesiva por el trabajo a veces se considera positiva, puede ser perjudicial para la salud psicológica y el sentido de significado. Puede representar una negación de la realidad de que hay muchas cosas que no podemos controlar en la vida, lo que lleva a una lucha inútil. Aun así, es posible superar esta lucha. Contrariamente al temor de que dejar ir conduciría a un deterioro en el desempeño, un enfoque en valores probablemente mejore la salud y el compromiso en una vida impulsada por el significado.