Un método simple y efectivo para detectar errores en la escritura

Fuente: Christina Morillo/Pexels

Como la mayoría de la gente, probablemente puedas recordar un momento (¡y si eres como yo, puedes recordar más de una ocasión!) cuando cometiste un error de escritura que descubriste más tarde. Tal vez usaste la palabra equivocada (por ejemplo, "casa" en lugar de "caza"), o hiciste un error tipográfico o alguna otra ortografía incorrecta (por ejemplo, "pecsa" en lugar de "pesca"). O tal vez tu teléfono reemplazó automáticamente la palabra que querías usar con una que definitivamente no usarías, como en este caso ejemplo que encontré en línea en respuesta a un texto sobre un perro ladrando, la persona respondió: "Mi puerco ladra también, tenemos que consolarlo".

Si alguna vez te has preguntado qué puedes hacer para mejorar la perspectiva de notar y ajustar esos errores tipográficos o errores con anticipación, dos investigadores de la Universidad de Flinders acaban de publicar un estudio abordando el tema. Más específicamente, examinaron a) si dos enfoques de edición distintos fueron fructíferos para permitir que las personas notaran diferentes tipos de errores, y b) en qué medida las expectativas de las personas de lo que será útil son consistentes con su corrección de errores en la realidad.

Como señalaron los investigadores, hay dos tipos de errores en la escritura que las personas tienden a cometer. El primer tipo se conoce como "errores no contextuales". Por ejemplo, si alguna vez escribiste mal una palabra para que terminara omitiendo una letra o conteniendo una letra extra que no debería (por ejemplo, "creeer" o "crer" en lugar de "creer"), cometiste un error como este porque la escritura de la palabra sería incorrecta en cualquier oración. El segundo tipo se conoce como "errores contextuales", por ejemplo, "quería dejarte ay.” La palabra "ay" se escribe correctamente y no hay error tipográfico aquí, pero no es la palabra correcta para usar en esta oración; las condiciones en la oración determinan si una palabra en particular es la correcta para usar.

Los enfoques de edición que los investigadores probaron fueron: 1) leer en voz alta para uno mismo, y 2) revisar un pasaje en una fuente que nos obliga a disminuir la velocidad al leer, en este caso sans forgetica.

Los resultados revelaron que la táctica de usar una fuente que requiere más trabajo de lectura no fue efectiva. De hecho, llevó a la gente a encontrar menos errores no textuales que la revisión "ordinaria" (es decir, leer en voz baja para uno mismo). Es más, las personas en el estudio anticiparon correctamente que este enfoque no las beneficiaría. Del mismo modo, las personas en el estudio no pensaron que la lectura en voz alta realmente les ayudaría a descubrir más errores que la revisión regular; tampoco tuvieron la impresión de que les ayudó mientras lo intentaban. Sin embargo, el enfoque de leer en voz alta ayudó, mejorando la capacidad de las personas para detectar ambos tipos de errores (es decir, contextuales y no contextuales).

Así que si estás buscando una manera práctica de corregir errores antes de que alguien más los vea, intenta releer lo que has anotado mientras lo verbalizas. Te servirá más de lo que te imaginas.