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Verificado por Psychology Today

Olfato

¿Nuestras preferencias olfativas son universales?

La cultura y la idiosincrasia individual configuran qué olores nos deleitan o nos disgustan.

Los puntos clave

  • El olfato es uno de nuestros sentidos más importantes.
  • Los estudios sugieren que las preferencias por varios aromas son bastante universales.
  • Un nuevo trabajo sugiere que las preferencias olfativas también pueden depender de la familiaridad.

Intenta imaginar el olor de una mandarina recién cortada. Imagínate presionando tu nariz contra una rosa en flor. ¿Recuerdas la última vez que oliste un bistec chisporroteando en una parrilla caliente? Para muchos de nosotros, los aromas que evocan estas señales son agradables, si no entusiastas. Ahora intenta recordar la última vez que cambiaste la arena para gatos. O un huevo cocido. O un cambio de pañal. No es tan agradable, ¿verdad? ¿Pero todos tenemos las mismas reacciones? ¿Cuánto pueden variar las preferencias olfativas de persona a persona o en diferentes partes del mundo? Estudios recientes en psicología están empezando a proporcionarnos algunas respuestas.

La nariz sabe

Nuestro sentido del olfato es algo poderoso. Aunque durante décadas los científicos descartaron el papel del olfato humano en la configuración de nuestra mente y comportamiento, una gran cantidad de trabajos sugieren que nuestro sentido del olfato puede ayudarnos a leer las emociones de los demás, detectar la presencia de patógenos potencialmente peligrosos y navegar en nuestros entornos espaciales. Nuestro sentido del olfato está profundamente ligado a la memoria. Un estudio reciente de neuroimagen reveló conexiones más fuertes entre las regiones del cerebro involucradas en el olfato, a diferencia de las vinculadas a nuestros otros sentidos, y el hipocampo, una región del cerebro responsable (entre otras cosas) de almacenar nuestros recuerdos (Zhou y colegas, 2021).

¿La belleza está en la nariz de quien huele?

Los tipos de olores a los que estamos expuestos pueden variar según los lugares donde vivamos. Y los aromas que resultan apetitosos en una sociedad (la fruta durián en Vietnam, el apestoso tofu en China o el camembert en Francia) pueden resultar bastante desagradables en otras partes del mundo. Pero, ¿cuánto varían nuestras preferencias por los diferentes aromas? Un estudio reciente puso a prueba esta pregunta. Se reclutó a personas de una variedad de grupos culturales para participar en la investigación, incluidos habitantes de ciudades en los EE. UU., México y Tailandia, así como miembros de comunidades de pequeña escala que tradicionalmente se dedicaban a la caza, la búsqueda de alimento o la agricultura de subsistencia incluidos los Imbabura Quichua de Ecuador y los Mah Meri de Tailandia (Arshamian y colegas, 2022). Los científicos pidieron a personas de estos grupos que olieran y calificaran los olores de los palitos rociados con una variedad de compuestos como vainillina (que, como te puedes imaginar, huele a vainilla y proviene de las orquídeas de vainilla), linalol (que se encuentra naturalmente en muchas flores y frutas) y ácido isovalérico (ese olor a maduro que se encuentra en el sudor o la carne rancia). Resulta que la cultura no explicaba gran parte de la variación en las valoraciones de las personas sobre lo agradables que eran estos olores. En cambio, las propiedades de los olores en sí y las diferencias individuales entre las personas explicaron mucho más la variación en las preferencias de olores.

Lo que nos hace arrugar la nariz

Pero otro estudio, dirigido por Agnieszka Sorokowska de la Universidad de Wroclaw, sugiere que las cosas pueden ser un poco más complicadas. Sorokowska y su equipo también recopilaron datos de grupos que viven en entornos industrializados (polacos y malayos) y sociedades de menor escala (Hadza, Yali y Tsimane) y les pidieron que calificaran el placer de 15 aromas diferentes (Sorokowski y colegas, 2024). Las barras aromáticas de este estudio incluían aromas como melocotón, plátano y café, además de trementina, cebolla y mantequilla. También en este caso, los análisis sugirieron un papel relativamente pequeño de la cultura a la hora de explicar las preferencias olfativas en general. Aunque hubo algunas excepciones notables. Tanto los polacos como los malayos encontraron el olor del café más agradable que los miembros de los otros grupos. Los participantes de Yali, que viven en Papúa Nueva Guinea, encontraron el olor de las cebollas más agradable que los otros grupos. ¿Qué podría explicar estas diferencias? Los investigadores también pidieron a sus participantes que calificaran qué tan familiar era cada olor. Este fue, con diferencia, el mejor predictor de qué tan agradables se percibían los aromas.

Conclusión

Nuestra historia evolutiva probablemente nos hizo preferir algunos olores a otros. Tiene sentido que generalmente nos resulten desagradables los olores que podrían indicarnos patógenos potenciales u otros peligros. Pero en este contexto relativamente universal, las investigaciones han descubierto que nuestras preferencias pueden ajustarse a nuestras ecologías y culturas. Y por nuestra propia idiosincrasia.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Courtesy Michael Varnum, Ph.D.

El Dr. Michael E. W. Varnum, es profesor asociado y jefe de psicología social en el departamento de psicología de la Universidad Estatal de Arizona.

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