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Sí, existe una clave mágica basada en la investigación para mejorar el sexo y las relaciones. Pero va en contra de casi todo lo que nos han enseñado sobre el sexo.
Una gran vida sexual es como un secreto compartido entre amantes. Cimenta su vínculo y, de alguna manera esencial, mejora su sensación de bienestar. Un creciente cuerpo de investigación, como se refleja en una revisión de estudios longitudinales sobre el matrimonio de Karney y Bradbury, muestra cuán importante es la satisfacción sexual para la satisfacción y la estabilidad de una relación. Desafortunadamente, para la mayoría de las parejas, esa satisfacción disminuye con el tiempo.
En la fase de luna de miel de una relación, el sexo suele ser más frecuente y más deseado. Esta sensación de éxito sexual puede conducir a una maravillosa sensación de "futuro" para una pareja. Según Jessica Maxwell, investigadora de psicología social de la Universidad de Toronto, este período de luna de miel suele durar entre dos y tres años. Es entonces cuando las incompatibilidades y dificultades sexuales comienzan a desgarrar el vínculo sexual entre las parejas. Como resultado, el vínculo crítico de la satisfacción sexual compartida comienza una espiral descendente que, en muchos casos, nunca se revierte.
Aquí es donde entra en juego la mencionada "llave mágica". No es sorprendente que sea la misma clave que conduce al crecimiento, el dominio y la posibilidad de la grandeza en casi todos los ámbitos de nuestras vidas.
Es trabajar por ello.
En un estudio fascinante, "Cómo las teorías implícitas de la sexualidad dan forma al bienestar sexual y de las relaciones", Maxwell et al. muestran que las personas que creen en el poder de trabajar conscientemente en su vida sexual son las que tienden a ser recompensadas con un futuro sexual más feliz y un vínculo más fuerte y resistente.
Su investigación distingue entre "creencias de crecimiento sexual" y "creencias de destino sexual". Ella informa que, "A través de estos estudios, nuestro patrón de resultados sugiere que aquellos que tienen más creencias de crecimiento sexual, que piensan que el sexo requiere trabajo, están más satisfechos en su vida sexual y en sus relaciones en general".
Por otro lado, aquellos que tenían más fuertes creencias en el destino sexual, aquellos que veían los problemas sexuales como una señal de que ellos y su pareja no eran verdaderamente almas gemelas, tenían más probabilidades de perder la fe en una relación cuando surgían dificultades sexuales.
Según Maxwell, "Sabemos que los desacuerdos en el dominio sexual son algo inevitables con el tiempo... La vida sexual es como un jardín, y necesita ser regado y nutrido para mantenerlo".
Maxwell también se refirió a la evidencia preliminar de que las parejas del mismo sexo pueden ser más propensas a tener altas creencias de crecimiento sexual.
En un estudio separado de Bohns et al, los participantes que creían que la atracción sexual podía cultivarse y fortalecerse tenían más probabilidades de manejar los problemas sexuales de manera constructiva. Por el contrario, aquellos que sintieran que la atracción sexual era en gran parte inmutable manejarían los problemas sexuales de formas más destructivas, "como la salida de la relación y el abandono en respuesta a un desafío sexual".
Los medios de comunicación son de poca ayuda para fortalecer nuestra confianza en las creencias de crecimiento sexual, saturados como están con imágenes de cuerpos increíblemente perfectos, romance pulido y sexo fabuloso y candente. Frente a estas representaciones exageradas del "amor del alma gemela" y la atracción sexual, se vuelve demasiado fácil cometer el error aplastante de "comparar nuestro interior con el exterior de otra persona".
Sin saber qué significa el crecimiento sexual, o cómo lograrlo, es infinitamente más difícil ser fuerte en las creencias de crecimiento sexual. Y es entonces cuando las incompatibilidades sexuales pueden parecer un referéndum desesperado sobre toda la relación. También es cuando olvidamos que la pasión sexual se puede recuperar con el tiempo y con el trabajo.
Entonces, ¿cuál es el trabajo de crear un gran sexo? En mi experiencia como psicoterapeuta que se especializa en temas de intimidad, he descubierto que tres preguntas guían el camino hacia un sexo realmente grandioso. Responde estas preguntas y piensa en cómo podría responderlas tu pareja también. Luego, mantengan una conversación, o mejor aún, una serie de conversaciones continuas entre ustedes. No inicies este proceso durante las relaciones sexuales o en medio de cualquier tipo de discusión o conflicto. Discutan sobre estos puntos como un proyecto compartido para nutrir y profundizar su vínculo mutuo. Aquí están las preguntas esenciales y reveladoras:
- ¿Qué te hace sentir emocionalmente seguro en el sexo?
- ¿Qué te toca, te mueve y te acerca en el sexo?
- Durante el sexo, ¿qué es lo que realmente te excita?
Sean realmente específicos. Cuanto más sean capaces de crear un lenguaje compartido en torno a las respuestas del otro, y cuanto más dispuestos estén a darse lo que se revelan (asumiendo que no es dañino o va en contra de sus valores), mejor será su vida sexual. La mayoría de nosotros tenemos miedo de revelar nuestro lado salvaje sexual y aún más miedo de revelar nuestros sentimientos de ternura y vulnerabilidad más profundas en el sexo. Hacerlo abre la puerta a una intimidad más profunda y una mayor pasión, y la oportunidad de recuperar, e incluso superar, la magia sexual que pudimos haber experimentado antes en nuestras relaciones.
Investigaciones como esta representan una maravillosa democratización de la sexualidad. Una vida sexual satisfactoria no es solo para los jóvenes y los hermosos, o para los "dotados sexualmente". Y definitivamente no es solo para parejas nuevas. Es para cualquiera que esté dispuesto a hacer el trabajo. No se trata de magia. O tal vez lo sea: la magia del esfuerzo y la decisión de tratar algo tan preciado como nuestra vida sexual con el respeto y el cuidado que se merece.
© Ken Page, LCSW 2016. Todos los derechos reservados.
A version of this article originally appeared in English.
