Neurociencia
La ilusión del "ahora"
Cómo supera el cerebro retrasos en el procesamiento para crear experiencias en tiempo real.
24 de septiembre de 2024 Revisado por Lybi Ma
Los puntos clave
- Se necesita tiempo para procesar la información, lo que hace que recibamos información retrasada.
- Si no se corrige, este retraso haría que las actividades aceleradas fueran precarias o incluso imposibles.
- Para experimentar el mundo en tiempo real, nuestro cerebro hace predice el futuro basado en el pasado.
- El ahora que experimentamos es el resultado de decodificar, deconstruir, ensamblar y extrapolar información.
La increíble hazaña de la percepción estable
El cerebro es extraordinario y ha sido descrito como la estructura más compleja del universo conocido (Pang, 2023). Estamos constantemente bombardeados con una gran cantidad de información del complejo y cambiante mundo que nos rodea. Una de las increíbles hazañas del cerebro es dar sentido a esta maraña de información sensorial y crear una forma estable y coherente de percibir el mundo.
Incluso una acción aparentemente simple, como extender la mano para tomar una taza de café frente a nosotros, es increíblemente compleja. Los lentes de nuestros ojos refractan la luz y crean una imagen invertida en nuestra retina. Existe la creencia común de que nuestro cerebro simplemente rota la imagen que reciben nuestros ojos, pero la realidad es mucho más compleja: el cerebro capta muchas señales diferentes para decodificar qué dirección está hacia arriba, incluso corrigiendo los movimientos de la cabeza utilizando señales de retroalimentación del sistema vestibular en nuestros oídos que nos ayudan a equilibrarnos (Rogers-Ramachandran y Ramachandran, 2008). Estas son solo algunas de las muchas complicaciones con las que debe lidiar el cerebro: la mayoría de nuestros ojos reciben información en una resolución muy baja que es bastante borrosa, como mirar a través de un vidrio esmerilado (Johnson y Finn, 2017). Solo un área pequeña que representa aproximadamente el 1 por ciento del campo visual, llamada fóvea, ofrece una visión enfocada y de alta resolución (Johnson y Finn, 2017). También hay un punto ciego en nuestro campo visual donde no recibimos ninguna información sensorial (donde las fibras nerviosas salen de la retina) y la nariz bloquea una buena parte de nuestro campo visual (Payne, 2013). Usamos movimientos oculares rápidos llamados sacadas para escanear nuestro entorno (Gegenfurtner, 2016) pero incluso con toda esa información, el cerebro tiene que construir una imagen estable y coherente. Se vuelve aún más complicado juzgar con precisión la distancia de la taza de café o identificar la taza como un objeto tridimensional distinto del fondo (o saber que es una taza). Incluso sin entrar en todos estos detalles, está claro que la percepción no es simple ni directa. No podemos simplemente ver lo que es ahí fuera; el cerebro tiene que construir activamente una imagen de lo que cree que nos rodea en función de información limitada y, a menudo, confusa, mientras filtra la sobreabundancia de información irrelevante. Es como tratar de construir un modelo de un mundo en constante cambio. Todo esto requiere una increíble cantidad de potencia de procesamiento y no ocurre instantáneamente.
Superar los retrasos
Al cerebro le toma tiempo procesar la información antes de que la percibamos. Esto significa que la información que recibimos siempre está desactualizada. El tiempo exacto es difícil de medir, pero probablemente sea de alrededor de 80-100 milisegundos (Allison y colegas, 1994; Koevoet y colegas, 2023). Esto puede no parecer mucho, pero puede ser un problema en muchas situaciones en las que las cosas suceden rápidamente, como conducir o en los deportes (Koevoet y colegas, 2023). Los tenistas profesionales alcanzan velocidades de saque de más de 200 kilómetros por hora o cercanas a las 130 millas por hora (Yandell, 2005). ¡A esta velocidad, un retraso de 100 milisegundos provocaría un error de juicio de la posición de la pelota de más de cinco metros!
Para superar este problema, el cerebro usa la información desactualizada que tiene y la proyecta hacia el futuro. Lo que finalmente percibimos es una construcción que muestra la mejor suposición del cerebro de lo que sucederá en el futuro en función de la información retrasada del pasado, creando así la ilusión de percibir lo que está sucediendo en este momento.
Construyendo imágenes
La percepción, entonces, se basa en lo que construyen nuestros cerebros en lugar de la información en bruto que captan nuestros sentidos. Eso no significa que la percepción sea aleatoria o esté completamente alejada de nuestros sentidos: nuestro cerebro está haciendo un gran esfuerzo para proporcionar la mejor interpretación posible del mundo que nos rodea. Para extraer información significativa, necesitamos filtrar todo el ruido y priorizar lo que es importante. La mayor parte de esto sucede sin conciencia: los datos sensoriales se retienen brevemente en un almacén intermedio que opera subliminalmente, donde se evalúan (Pang y Elntib, 2021; 2023). Solo parte de la información que se sintió y almacenó brevemente se percibe más tarde de manera consciente (Pang y Elntib, 2021; 2023). Nuestra visión no es como una cámara que registra toda la luz que incide sobre el sensor digital. En cambio, la entrada sensorial muy imperfecta se decodifica, deconstruye y luego se vuelve a ensamblar en una imagen estable y coherente (Manassi y Whitney, 2022).
¿Cuándo es ahora?
La teoría de la relatividad especial de Einstein sugiere que esto depende del marco de referencia que se utilice. Mientras tanto, la neurociencia nos muestra que no podemos percibir nada de lo que es ahora porque el cerebro tarda en procesar la información y, por lo tanto, todo lo que percibimos se basa necesariamente en información del pasado. Sin embargo, para navegar por el mundo y experimentar cosas en tiempo real, el cerebro proyecta información hacia adelante, dándonos su mejor suposición de cómo serán las cosas en el futuro. El ahora que percibimos que momento a momento es una ilusión, una suposición de cómo será el futuro en función del pasado. Este ahora puede que no siempre coincida perfectamente con nuestra realidad externa, pero es la totalidad de nuestra experiencia. Es nuestra realidad y coincide muy estrechamente con cómo era la realidad externa hace un momento.
A version of this article originally appeared in English.