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Verificado por Psychology Today

Matrimonio

¿Acaso no hay suficientes hombres con los que valga la pena casarse?

Nuevas investigaciones sugieren que hay una discordancia entre lo que ofrecen los hombres y lo que quieren las mujeres.

Durante las últimas décadas, los índices de matrimonios han estado en declive, al menos en Estados Unidos. Las información que ofrece el servicio de censos en Estados Unidos muestra que casi el 70 por ciento de las mujeres y hombres estaban casados en 1950, comparado con casi el 50 por ciento en 2018, con un incremento de casi 10 por ciento dentro de la misma línea temporal que reportan que nunca han estados casados.

Hay muchas razones para este cambio demográfico, por ejemplo, matrimonios retrasados, más cohabitación a largo plazo sin matrimonio y tal vez menos énfasis cultural sobre el matrimonio. Pero, ¿podría haber otras razones?

¿Por qué las mujeres no se están casando?

Nuevas investigaciones identifican un detalle interesante en el mercado matrimonial que podría explicar el declive en los índices matrimoniales (Lichter, Price, y Swigert, 2019). Tomando un enfoque económico, los autores argumentan que hay una discordancia fundamental entre lo que los hombres estadounidenses tienen para aportar y lo que las mujeres disponibles en Estados Unidos están dispuestas a aceptar. Proponen que tal vez las mujeres no se casan porque los hombres altamente deseables ya están comprometidos.

Al enfocar sus análisis en mujeres solteras heterosexuales, los investigadores usaron información de la Encuesta Comunitaria Estadounidense (2008-2012; 2013-2017) para predecir las características probables de los esposos de estas mujeres, si tenían esposos, y luego compararon esas características con lo que está realmente disponible en el mercado para las mujeres solteras. Más específicamente, los investigadores generaron “esposos sintéticos” para las mujeres solteras en su muestra, primero emparejándolas con mujeres demográficamente similares (por ejemplo, la misma raza, educación, estado militar, ingresos) quienes sí estaban casadas. Los “esposos sintéticos” estaban diseñados para reflejar las características de los esposos de mujeres similares que sí estaban casadas. Así, asumiendo que las mujeres de demográficos diferentes están buscando características similares en sus parejas, este método ofrece un punto de inicio para documentar las características que las mujeres solteras podrían estar buscando en una pareja.

Luego, los investigadores compararon a las “esposas sintéticas” con los hombres reales y disponibles en Estados Unidos, y ahí es donde se pusieron interesantes las cosas. Esos hombres disponibles no llegaron a la altura.

¿Dónde están los hombres con los que vale la pena casarse?

Entonces, ¿qué tan mal están las cosas? Según el estudio, el tipo de hombres con los que las mujeres solteras probablemente se casarían, si se casaban, es decir, los “esposos sintéticos” no solamente tenían 26 por ciento más de probabilidad de tener un trabajo, tener más grados académicos y recibir un ingreso de 55 por ciento más alto que el que reciben los hombres disponibles en Estados Unidos. En otras palabras, desde un punto de vista económico, las posibilidades de citas carecen del tipo de hombres en los que las mujeres podrían estar particularmente interesadas para relacionarse a largo plazo.

Análisis adicionales involucraron un proceso de emparejamiento entre mujeres solteras y hombres disponibles reales en todo el país, el estado o dentro de la zona de una mujer soltera, para ver si estas mujeres teóricamente encontraban a alguien que correspondiera al tipo de hombre con el que se casaría (es decir, alguien como su esposo sintético). En otras palabras, ¿qué tan fácil sería para estas mujeres encontrar parejas deseables? Este ejercicio extendió sus hallazgos para incluir:

  • Mujeres mayores que tienen más números reducidos para elegir en cuanto a hombres económicamente deseables que las mujeres más jóvenes, quienes tendrían un poco más de facilidad para encontrar una pareja adecuada
  • Las mujeres que llegan a altos niveles educativos se enfrentan a una escasez mayor de hombres económicamente deseables que las mujeres con menos educación.
  • Las mujeres pertenecientes a minorías, particularmente las mujeres negras, presentan un incremento en la improbabilidad de encontrar una pareja que sea económicamente deseable.
  • En general, es más difícil encontrar a un hombre económicamente deseable en el área geográfica cercana que en la comparación nacional más amplia.

Los adolescentes actualmente todavía reportan planes para casarse (Manning, Longmore, y Giordano, 2017) lo que sugiere que la tendencia decreciente en los índices del matrimonio podrían reflejar una soltería no deseada, no necesariamente la elección de estar solteros de cara a una amplia variedad de opciones deseables. La investigación de Lichter y colegas (2019) es atractiva porque identifica un potencial problema económico relacionado con aspectos sociodemográficos que podrían ser responsables por los cambios en los índices maritales. Si los hombres en posibilidades de casarse no cumplen con lo que las mujeres desean, las mujeres pueden preferir estar solteras que conformarse.

Es de notar que el estudio ofrece un patrón y posible explicación pero no muestra una relación causa y efecto clara en su modelo. Además, aunque sabemos que las personas tienden a emparejarse con personas similares, no sabemos hasta dónde contribuye el potencial económico de los hombres con las decisiones de citas en relación con otros factores importantes (por ejemplo; amabilidad, buen humor, simpatía).

En un panorama cambiante en donde las mujeres están accediendo a la educación y retrasando el matrimonio más que nunca, estos hallazgos se vuelven particularmente intrigantes. ¿Persistirá la discordancia entre las preferencias de las mujeres solteras y lo que los hombres solteros ofrecen? ¿Se ampliará la brecha? O, ¿habrá cambios culturales que logren crear un mercado matrimonial más balanceado? O, a una mayor escala: ¿será que el matrimonio no es tan culturalmente importante como lo fue alguna vez?

Facebook image: Dean Drobot/Shutterstock

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Theresa E. DiDonato Ph.D.

La Dra. Theresa DiDonato, es psicóloga social y profesora de psicología en la Universidad Loyola de Maryland.

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