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Verificado por Psychology Today

Amigos

7 pasos para liberarte de una pareja controladora

Esto es lo que debes hacer si descubres que tu pareja es controladora.

En mi experiencia con publicaciones anteriores he descubierto una realidad impactante: demasiadas personas sufren en relaciones tóxicas.

Me han escrito muchas veces para decirme que su pareja encaja con el perfil de controlador y que se sienten algo estancados. Por supuesto, el plan de acción puede variar dependiendo del grado de entrelazamiento: dejar un matrimonio de 40 años es muy diferente a rehusarse a tener una quinta cita. Pero si ya reconociste a una pareja controladora y quieres cambiar la situación, puedo ofrecer un poco de guía.

ProStockStudio/Shutterstock
Fuente: ProStockStudio/Shutterstock

1. Evalúa tu nivel de seguridad.

Para algunos, dejar una relación controladora puede significar simplemente decir algunas palabras incómodas y hacer un corte limpio. Pero, para muchos, el comportamiento controlador persistirá durante el rompimiento y tiempo después y se volverá una amenaza personal. Si tu pareja es controladora, entonces incluso si nunca ha sido físicamente violenta, existe un riesgo real de que el enojo y tristeza que siente por un rompimiento la empuje al límite con un comportamiento cada vez más amenazador. Puede ser muy simple: se siente amenazada por la más alta forma de pérdida de control: ser abandonado por alguien. Debes ser realista en cuanto a lo que es capaz de hacer tu pareja. Documenta tus preocupaciones, y mantén a las fuerzas de la ley en mente como una opción para protección adicional. Incluso si no estás en un punto en el que estés listo para irte, es importante tener un plan de seguridad. Si ya estás en una relación controladora, el riesgo de que escale podría estar más cerca de lo que crees.

2. Ensambla un sistema de apoyo, de cualquier manera posible.

Si ya llevas mucho tiempo en una relación controladora, hay una gran posibilidad de que tu pareja te haya aislado, al menos un poco, de amigos y familiares. Tal vez desaprobaba ciertas relaciones y a fin de cuentas quería incrementar su control reduciendo la cantidad de "externos" con los que estabas en contacto. Adicionalmente, tu vergüenza o incomodidad con los aspectos preocupantes de tu relación podrían haberte impulsado a presentar una imagen más rosa de la situación a tus amigos y familiares. Tal vez sientes intimidación o vergüenza de decir lo que realmente está pasando. Respira profundamente y hazlo de todas formas. Es crucial que si quieres hacer cambios, fortalezcas tus lazos con amigos y familiares confiables que podrían ayudarte a atravesar por este proceso. Ya sea una hermana o un colaborador, un vecino o un querido viejo amigo, a más gente tengas cuidándote las espaldas, mejor estarás. Un doctor en quien confíes o un miembro de tu iglesia, o, por supuesto, un terapeuta, son ejemplos de profesionales que también pueden ayudar.

3. Planear las diferentes rutas y escenarios.

Plantea metas y planes a corto y largo plazo específicos. Si vas a dejar tu hogar, ¿cuáles son los pasos financieros que debes tomar? ¿Dónde te quedarás? ¿Qué posesiones o pertenencias debes llevar contigo? Si le vas a pedir a tu pareja que se vaya, ¿qué protecciones legales (y si hace falta, físicas) necesitarás en caso de que se niegue? Si le vas a dar un ultimátum, como ir juntos a terapia, ¿cuánto tiempo le darás para que lo cumpla? Si hay niños involucrados, ¿cómo los mantendrás física y emocionalmente a salvo y qué les dirás? ¿Qué le dirás a amigos en común o a la familia de tu pareja? Ninguna de estas preguntas tiene el objetivo de intimidar o paralizarte, al contrario, mientras más anticipes los retos logísticos a los que esperas enfrentarte, menos probable será que detengan al proceso de golpe. Estar preparado y anticipar significa tener poder.

4. Practica el autocuidado.

Tomar la decisión de confrontar a una pareja sobre su comportamiento controlador o dejar la relación es desafiante. Como con muchas cosas en la vida, el camino correcto suele ser el más difícil. Pocas veces será más importante prestarle atención a tu manera de comer, dormir y atender tu salud mental como ahora que debes mantener la fuerza. Por supuesto, la cruel paradoja es que estos serán momentos en los que comer, dormir y atender la salud mental estarán muy abajo en una larga lista de preocupaciones que aparentemente tendrás que poner en primer lugar. Pero no ignores tu salud. Aunque sea solo tomarte cinco minutos para caminar, meditar o escuchar una canción que te encante. O tal vez sea asegurarte de tomar una sola copa de vino en lugar de toda la botella. En general, son los pequeños pasos diarios de cuidado personal durante estos tiempos difíciles los que se sumarán para constituir una gran diferencia.

5. Acércate y pide ayuda...de verdad.

Ya identificaste quiénes son parte de tu sistema de soporte. Mantenlos informados y especifica tus necesidades. Después de un tiempo en una relación controladora, puede ser incómodo estar con alguien que considere tus sentimientos y necesidades, por eso, muchas personas en tu posición se paralizan al momento de pedir ayuda. O cuentan su historia y cuando sus seres queridos no le dan seguimiento, nunca lo mencionan otra vez. Pídele a las personas en quienes confías que hagan lo posible por ayudarte. Muchas veces agradecerán que especifiques qué necesitas porque la gente que ve a sus seres queridos atravesar por esto suele sentirse insegura sobre qué decir o hacer. Puede ser que les pidas que se queden a dormir o vayan a cenar, que te ayuden a instalar una cerradura o que simplemente estén listos para tener una llamada telefónica y ofrecerte apoyo, para eso están los amigos. Pero depende de ti acercarte a pedir el apoyo.

6. Entiende que los sentimientos pueden ser confusos.

Es una historia común: alguien se siente motivado e inspirado para dejar una mala relación, o simplemente para tener una conversación sincera con su pareja sobre un comportamiento problemático. Luego, a la mañana siguiente, las cosas se sienten mucho más aterradoras. O han determinado que su relación no es saludable y necesitan alejarse, pero luego su pareja (tal vez al sentir que se están alejando) hace algo dulce o amoroso y reconsideran. Mientras más anticipes esto, más probabilidades hay de que lleves a cabo el plan original, pero eso no significa que tengas que reprimir tus sentimientos: tener una actitud de todo o nada respecto a tu relación no servirá de mucho. Puedes y debes reconocer que hubo buenos momentos, de otra manera no te habrías quedado por tanto tiempo como lo hiciste. Y puede ayudarte a entender cómo caíste en ese patrón, para evitarlo la próxima vez. Habla, escribe y piensa sobre algunas de las cosas que extrañarás y reconoce que podrías no sentir certeza todos los días de que tomaste la decisión correcta. Está bien, es parte de la experiencia.

7. Sigue avanzando.

Dejar una relación, o incluso solo intentar hacerle cambios en una, es un proceso continuo y dinámico, no un evento singular. Requiere de cuidado, planeación y múltiples pasos. Si tu primer intento de hacer cambios o salir fracasa, respira profundo y date un descanso. Luego empieza de nuevo. Confía en tu soporte para ayudarte a mantener el rumbo hacia la meta a largo plazo. ¿En realidad quieres estar con esta persona controladora por los siguientes seis meses, un año o 20 años? ¿Le quieres dar tu vida a esa persona? Cada avance que hagas, sin importar qué tan pequeño sea, te lleva más cerca a reconciliarte contigo misma y obtener la vida que mereces. No es un fracaso si tu primer intento no sale bien. Puedes engrosar tu apoyo y aprender de los retos, y luego, tu segundo intento, o el séptimo o el que sea, podría ser el que sí funciona. Y eso podría cambiar tu vida, de verdad.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Andrea Bonior Ph.D.

Dra. Andrea Bonior, es psicóloga clínica y oradora en la facultad de la Universidad de Georgetown. Es autora de Detox Your Thoughts: Quit Negative Self-Talk for Good y Discover the Life You've Always Wanted.

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