Terapia
¿Qué hacer si no podemos reunirnos con nuestro terapeuta por el COVID-19?
El nuevo mundo de la psicoterapia es más luminoso de lo que parece.
16 de abril de 2020 Revisado por Kaja Perina
Como muchos, de repente me encuentro trabajando desde casa. Intentar lidiar con nuestra nueva normalidad ha elevado los niveles de estrés. De repente, la seguridad de ver a mis clientes en mi edificio médico se ha llenado de incertidumbre. De repente las manijas, manos estrechadas, botones de elevador e incluso el aire que nos rodea está lleno de suspicacia. Pararnos cerca de alguien que tose toma un significado completamente distinto. La vida pública está cambiando en respuesta al mortal coronavirus. En este momento, la mayoría de nosotros seguimos tambaléandonos en choque, intentando frenéticamente interpretar las implicaciones de los cambios drásticos sugeridos por los oficiales de gobierno y médicos profesionales. Mantener la distancia física de nuestros amigos, vecinos, colegas y extraños se ha convertido en la nueva normalidad. Bajo todos estos cambios, ¿qué va a pasar con la psicoterapia?
Como psicóloga clínica y terapeuta sexual que ha practicado exitosamente la telemedicina por años, soy una fuerza de optimismo para este espacio virtual. Hay muchos beneficios muy reales de la telepsicología que espero destacar a continuación.
La tecnología ahora hace interfaz con prácticamente todos los aspectos de nuestras vidas diarias y el aspecto de la psicoterapia no es diferente. Aprendí a aceptar esta realidad hace alrededor de tres años cuando me fui a vivir a otro estado. Me alegré mucho cuando la mayoría de mis clientes decidieron seguirme de manera virtual en lugar de cancelar la terapia u obtener referencias para otro terapeuta local. Estuve todavía más feliz cuando vi que hablar conmigo a partir desde una pantalla de computadora era todavía más cómodo y efectivo de lo que habían anticipado. Recuerdo el momento en el me di cuenta de que ya no diferenciaba entre tener a mis clientes sentados delante de mí en un sillón o en una pantalla. Ser capaz de dar terapia así en una ciudad sumamente concurrida con un terrible tráfico ha hecho explotar mi negocio. Usualmente, la gente inicia su terapia conmigo en persona, pero conforme los eventos de la vida interfieren con sus horarios, optan por una sesión virtual, diciendo que será la única. Pero está experiencia convence fácilmente; la falta de tráfico, encontrar estacionamiento, esperar en una sala de espera... en un mundo donde la eficiencia está altamente valorada, la terapia virtual se lleva las palmas.
Admito que esta no fue siempre mi opinión. Al principio de mi carrera tenía la impresión de que la telemedicina estaba por debajo de la barra. ¿Cómo podría una relación ser tan íntima si se compartía mediante una pantalla de computadora? ¿Cómo podría leer tan cuidadosamente el lenguaje corporal de mis clientes si no estaban sentados delante de mí en mi oficina? ¿Cómo podría conocer realmente a mis clientes si nunca los veía cara a cara? Estas preguntas son válidas y comprensibles. Lo único que puedo decir es que son raras las ocasiones en mi trabajo en las que siento que una interacción cara a cara sería más efectiva. Por supuesto que hablo primero con la gente por teléfono para asegurarme que tanto ellos como yo estamos convencidos de que trabajar en línea funcionará bien. Algunos consejos para empezar:
- Debemos esperar algunos problemas de conexión durante la primera o segunda sesión. A veces será necesario encontrar dónde tenemos la mejor recepción para sostener una video llamada por una hora o experimentaremos diferencias con los navegadores de internet.
- Es bueno darse algunos momentos de silencio antes de la sesión, justo como lo haríamos si estuviéramos sentados en una sala de espera. De otra manera estaremos demasiado distraídos para hacer el salto mental de la vida diaria a la psicoterapia.
- También es una buena idea crear una rutina similar a la que crearíamos en una terapia presencial. Prepararse un té antes de empezar, sentarse siempre en el mismo lugar. Tomar algunos momentos al final de la sesión para considerar lo que se aprendió. Es fundamental resistirse a la tentación de saltarse de vuelta a la vida para ayudar a solidificar las ganancias.
Ningún tipo de terapia es perfecto para todos, y la teleterapia no es la excepción. Yo nunca podría sugerir que funciona para todos los clientes, o para todos los terapeutas. Sin embargo, en esta era del coronavirus, espero que esta publicación ofrezca una perspectiva optimista de esta posibilidad de terapia. El cambio es difícil para todos y cambiar la manera en la que nos reunimos con un terapeuta no es la excepción. Pero antes de descartar la opción, no se pierde nada con intentarlo. Este es un momento desafiante y hay muchos miedos y ansiedades. Así que tal vez otros encuentren, como yo, que la telepsicología no es una opción de menor calidad. Al contrario, es un avance efectivo y eficiente para un servicio valioso.
En el directorio de Psychology Today se puede encontrar a un terapeuta que atienda ya sea en persona o en línea. (Chile, México o España)
A version of this article originally appeared in English.