¿Qué es la pseudo culpa?

Karla es una niña de 5 años que está a punto de sentir culpa por primera vez. Su madre trajo a casa una caja de galletas Oreo y se olvidó de guardarlas en el armario. Karla sabe que no debe comer galletas Oreo, especialmente antes de comer, pero esta vez no pudo controlarse y se comió una manga entera. Inmediatamente después de comerse las Oreo, Karla supo que había hecho algo “malo” y trató de esconderlas para que su madre no las viera. Sin embargo, su madre se dio cuenta rápidamente y le preguntó a Karla si se había comido las galletas Oreo; Karla respondió “No”. Después de solo unos minutos, y sin poder soportar más la culpa interna, Karla rompió a llorar y le admitió a su madre que se había comido las galletas Oreo.

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La culpa es un fuerte sentimiento de mala conducta interna o remordimiento por un comportamiento o acción específica y, en realidad, es una emoción importante y beneficiosa. Los sentimientos de culpa funcionan para reparar las relaciones y estimular comportamientos prosociales de los demás (Cryder et al., 2012). Pero, ¿qué sucede cuando empezamos a sentirnos culpables por acciones o comportamientos que en realidad no fueron “malos”? ¿Qué sucede cuando este sentimiento de culpa nos impide tomar las mejores y más saludables decisiones posibles? Este es un concepto que ha aparecido en casi todas las sesiones que he dirigido y lo llamo “pseudoculpabilidad”.

La pseudoculpabilidad puede conceptualizarse como un tipo de falsa culpa. También se la ha denominado culpa neurótica, culpa imaginaria o culpa anticipatoria. Para facilitar la comprensión, cuando trabajo con clientes, utilizo el término no clínico pseudoculpabilidad para describir todo esto. El sentimiento es idéntico a la verdadera culpa, pero sus orígenes son diferentes. En el caso de los sentimientos de pseudoculpabilidad, no ha habido una mala acción o un comportamiento inapropiado, sino algún tipo de límite, frontera o desviación saludable que está causando el sentimiento.

¿Alguna vez te has sentido culpable por decirle a alguien que no o por poner límites? ¿Alguna vez te has sentido culpable por no permitir ciertos comportamientos? Estos son ejemplos de pseudoculpabilidad y son fundamentales no solo para comprender, sino también para utilizarlos para cambiar comportamientos no saludables.

¿Qué es la pseudoculpa?

La naturaleza de la verdadera culpa es proactiva. Nos hace reflexionar moralmente sobre una decisión que tomamos y, con suerte, cambiar ese comportamiento para mejor. Esto puede ser reconocer un comportamiento, disculparse por una acción o cambiar nuestras costumbres para no cometer el mismo error. El propósito fundamental de la verdadera culpa es fomentar la transformación; es decir, debemos aceptar el sentimiento de culpa y tomar una decisión activa de cambio. Karla aceptó sus sentimientos de culpa y decidió hacerse cargo de su comportamiento y admitirle a su madre que se comió las galletas Oreo. Siendo optimistas podemos pensar que no lo volverá a hacer.

La pseudoculpabilidad tiene el propósito opuesto. Es una emoción guía que nos insinúa que estamos haciendo un cambio saludable. Nuestro objetivo es mantener el rumbo y no ceder al sentimiento de pseudoculpabilidad. Por ejemplo, digamos que la madre de Karla tiene una hermana llamada Ana. Ana ha estado teniendo dificultades con la administración del dinero y le ha pedido dinero a la madre de Karla en varias ocasiones, a lo que su madre accedió. Al establecer un límite, la madre de Karla le dijo a Ana (y a ella misma) que ya no le daría dinero. La madre de Karla se siente culpable, pero la culpa proviene de establecer un límite saludable. Si la madre de Karla cede a la pseudoculpabilidad, esto en realidad refuerza un comportamiento negativo y la habilitación continuará. En este sentido, es crucial reconocer que el sentimiento de culpa proviene de un lugar saludable en el que se establecen límites.

¿Por qué sentimos pseudoculpa?

En el centro del comportamiento humano está la interacción social y la comunidad. Nos guiamos por los demás y, naturalmente, nos importan sus opiniones. Establecer límites y barreras, decirles a los demás que no o incluso cambiar nuestro propio comportamiento es algo nuevo, y con la novedad viene la incertidumbre. A pesar de que la vida existe en escala de grises, preferiríamos que fuera en blanco y negro y predecible. Podemos sentirnos cómodos con malestares o hábitos poco saludables, por lo que cambiarlos es difícil y puede llevarnos a una pseudoculpabilidad. Además, si hay otros involucrados, nos preocupamos por su perspectiva. No queremos que los demás se enojen con nosotros, que nos lastimen o que piensen mal de nosotros debido a un límite.

Navegando los sentimientos de pseudoculpa

Una de las primeras cuestiones sobre las que hay que reflexionar es la naturaleza del sentimiento de culpa. ¿Hice algo inapropiado? ¿Engañé o lastimé deliberadamente a alguien? Si la respuesta a estas preguntas es no, lo más probable es que estemos ante el sentimiento de pseudoculpabilidad. El siguiente conjunto de preguntas de autorreflexión puede ser ¿qué comportamiento estoy cambiando o qué límite impuse? Esto puede ayudarnos a comprender la naturaleza del sentimiento. Como seres humanos, tenemos más control sobre nuestros comportamientos que sobre nuestros sentimientos. Como tal, es importante evaluar los comportamientos que están vinculados a nuestros sentimientos de pseudoculpabilidad y asegurarnos de que no alimentemos estos comportamientos. Quizás no siempre podamos evitar el sentimiento de pseudoculpa, pero tener una comprensión más profunda del tipo de culpa que sentimos nos da más defensa y control.

En cuanto a las galletas Oreo, a veces el sentimiento de culpa puede valer la pena.