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Verificado por Psychology Today

Enojo

La depresión como indicador de enojo reprimido

Cómo sanarlo.

Trauma siempre fue una palabra que relacioné con un evento catastrófico: un accidente automovilístico, una experiencia de guerra, abuso infantil o ser víctima de un crimen. Entonces tuve un momento de “eureka” cuando me enteré que los síntomas de trauma como depresión, podrían ser causados por instancias repetitivas de desinterés emocional. La negligencia emocional infantil toma muchas formas y es más común de lo que uno esperaría.

A continuación hay algunos ejemplos de desconsideración emocional:

  • Raquel, de 8 años de edad, tenía miedo de ir a la escuela. Su padre constantemente le decía que no había nada que temer y que no debería ser una “ratoncita asustadiza”. Su papá nunca le preguntó qué le daba miedo ni invirtió tiempo intentando el temor de Raquel desde su punto de vista.
  • Toñito le dijo a su mamá que odiaba a su hermanito y que lamentaba que hubiera nacido. Acto seguido, recibió una bofetada durísima en su rostro. Toñito recibió la orden de nunca volver a hablar de esa manera tan llena de odio.
  • Ana, de 12, metió el gol ganador en un partido de fútbol. Se subió al coche llena de emociones como emoción, alegría y orgullo por haber dado un gran partido. Su mamá, en lugar de imitar su entusiasmo con una sonrisa orgullosa, de inmediato señaló la “horrenda” mancha roja de jugo en su playera. Ana estaba devastada.

Cuando nuestras emociones son invalidadas, experimentamos un insulto aplastante. Y evoca enojo e incluso ira, dependiendo de qué tan jóvenes éramos cuando empezó la negligencia emocional y la frecuencia con la que ocurrió.

David, un antiguo cliente, creció con padres que se tensaban con demostraciones emocionales. De niño, cuando David lloraba, le decían que no había nada por qué estar triste o que tenía que ser fuerte. Cuando David se sentía asustado, le decían que dejara de actuar como bebé. Cuando estaba emocionado, le decían que se calmara. Cuando estaba enojado con sus padres, se ofendían y lo dejaban solo. Nunca le preguntaban ¿qué tienes? ¿cómo te sientes? O ¿estás bien?

David, que ahora tiene 30 años, apareció en terapia con depresión. Culpándose a sí mismo por su angustia, describió una crianza privilegiada con padres que le dieron todo lo que necesitaba. Fue a escuelas de paga e incluso recibía una mesada generosa, estaba verdaderamente agradecido con sus padres por todo lo que le dieron.

Pronto descubrimos que parte de lo que llevó a su depresión fue el conflicto entre sentimientos positivos y negativos que sentía hacia sus padres. Le pareció difícil validar sus emociones. La culpa, una emoción inhibitoria, enterró su enojo, una emoción esencial, provocando que se infectara. La mayoría de las personas no se dan cuenta de que podemos estar agradecidos con nuestros padres por darnos nuestra vida, seguridad financiera y por todos los sacrificios que hicieron y al mismo tiempo, sentirnos enojados con ellos por no haberse ocupado de nuestras necesidades emocionales. Comprender esto nos ayuda a abrazar nuestros mundos emocionales complejos y conflictuados.

Conforme David pasó de la adolescencia a la adultez joven, su depresión empeoró. Esto tiene sentido porque su enojo seguía suprimido. Para aplastar el enojo, la mente enlista emociones inhibitorias como la ansiedad, la culpa y la vergüenza, que son efectivas para mantener la ira fuera de la conciencia primaria. Pero también se sienten terribles y socavan la confianza y el bienestar. Además, el costo de suprimir el enojo es la depresión. La energía necesaria para vivir de manera plena e involucrarse con el exterior se invierte en mantener la ira suprimida para no perder el control y explotar.

Sanar la depresión liberando la ira

Una manera efectiva de tranquilizar e incluso sanar la depresión es liberar la enorme carga de nuestra ira visceral. ¿Cómo se hace esto?

Las representaciones de ira, una técnica común en la psicoterapia dinámica experimental acelerada, son extremadamente terapéuticas. En breve, las representaciones de enojo guían a una persona a identificar el enojo en su propio cuerpo. El enojo suele sentirse como calor, energía y tensión. Luego, al notar y permanecer con las sensaciones físicas inherentes a la emoción esencial de enojo, surgen impulsos e imágenes como en una película. Al permitir que la película se desarrolle en tiempo real, la persona se da permiso de visualizar exactamente qué es lo que el enojo quiere hacerle a las personas que la lastimaron, de esta manera es el enojo el que surge y los síntomas de depresión disminuyen.

A veces, los sentimientos de culpa dificultan la validación y experimentación completa del enojo. Al principio, cuando David empezó a conectarse con su ira interior, otra parte culpable de él saltaba y detenía la ira antes de que saliera: “pero hicieron tanto por mí. Estoy tan agradecido por todas las cosas buenas que hicieron”.

Se hace tanto énfasis sobre la gratitud en estos días que es importante saber que podemos tener verdades opuestas y conflictivas a la vez. “David”, le dije durante una sesión, “vamos a validar por completo la gratitud y el amor que sientes hacia tus padres, y, solo por ahora, ¿podemos pedirle a la gratitud, el amor y cualquier otro sentimiento que se hagan a un lado mientras atendemos al enojo que está dentro?”

Las representaciones de ira funcionan porque, como muestra la investigación, cuando se trata de procesar emociones, el cerebro no sabe realmente la diferencia entre la fantasía y la realidad. Imaginar lo que quiere hacer nuestra ira y luego llevar a cabo la fantasía le permite a la energía de la ira surgir y salir. Ya no hace falta esforzarse por suprimir ese enojo, así que la energía está disponible de nuevo para vivir plenamente. La mejor parte de las representaciones de ira es que nadie sale lastimado porque todo sucede en la imaginación.

La depresión es el principio de la historia, no el fin. Es un síntoma que nos dice que algo dentro de nosotros necesita atenderse, ya sea enojo, miedo, tristeza o más. Y cuando nos atendemos a nosotros mismos y a nuestras verdades más profundas, nos recuperamos con más fuerza y sabiduría. Ya no necesitamos temerle a nuestras emociones sino que podemos usarlas con nuestra lógica y razonamiento para enfrentar los desafíos de la vida en la dirección de nuestros deseos y necesidades más profundas.

Los detalles del paciente se han cambiado para proteger su identidad.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Hilary Jacobs Hendel LCSW

Hilary Jacobs Hendel, Trabajadora Social con Licencia, es autora del libro It’s Not Always Depression: Working the Change Triangle to Listen to the Body, Discover Core Emotions, and Connect to Your Authentic Self (Random House, Feb. 2018).

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