Haz que hoy sea tu día definitorio

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Habiendo soportado circunstancias inimaginables que limitan la vida durante la mayor parte de 2020 y 2021, muchos de nosotros esperamos con ansias el nuevo año con la promesa de tiempos mejores. Los propósitos de año nuevo son oportunidades en el calendario para la autorrenovación a medida que dejamos atrás el pasado y estamos listos para un nuevo comienzo. Lamentablemente, nuestras resoluciones personales tienden a fallarnos.

La forma en que la vida se desarrolla para la mayoría, el ayer se desdibuja en el hoy y se filtra en el mañana, dejándonos algo inertes o estancados, como si la vida simplemente nos sucediera. A veces podemos preguntarnos si estamos viviendo a partir de un guión con la narrativa ya escrita. La lucha contra el cambio o las aspiraciones insatisfechas se convierten lamentablemente en la norma.

¿Qué pasa si nos despertamos todas las mañanas con la intención de comenzar cada día con la esperanza y el entusiasmo guardados para el día de Año Nuevo? ¿Y si cultiváramos un nuevo enfoque que pudiera ayudarnos a lograr los cambios que queremos?

¿Qué pasa si elegimos aprovechar las posibilidades, el estado de potencial que está a nuestro alcance? Cada nuevo día podría traer la promesa de un día bien vivido. Con esta actitud, los días se convierten en años y se convierten en una vida gratificante y exitosa.
Podrías preguntarte, quizás con escepticismo, ¿cómo podrías lograr esta hazaña?

Esta es la manera. Comienza cada día preguntándote cómo te gustaría vivir ese día. Olvídate de las dudas y visualiza cómo te gustaría que fuera tu día.

A continuación, pregúntate qué es lo que normalmente se interpone en tu camino. No culpes a los demás ni a las circunstancias, mira dentro de ti mismo.

Mira tus creencias y pensamientos autolimitantes que te detienen o te aprisionan. Pregúntate: "¿por qué creo que estas creencias son ciertas?" O, lo que es más importante, pregúntate: "¿qué pasa si en realidad no me conozco? ¿Y si pudiera vivir la vida que anhelo?"

Intención voluntariosa

Para acceder y manifestar nuevas posibilidades se requiere intención de hacerlo. Las ilusiones no te llevarán allí. Todos queremos un cambio, pero simplemente desearlo es debilitante e ineficaz. La intención por sí sola también es insuficiente. Para irrumpir en un nuevo terreno, la intención debe asociarse con la obstinación.

Piensa en un velero en el mar. Izas la vela, el equivalente a tu intención de moverte. Pero sin viento, simplemente irás a la deriva, como lo hacemos todos los días. Ahora imagina una ráfaga de viento que se agita a través de la vela como el equivalente a tu obstinación. La palabra obstinación a menudo evoca una cualidad peyorativa que habla de terquedad o falta de voluntad para cambiar de dirección. Ésta es exactamente la cualidad de resolución y determinación que estoy defendiendo.
Lo que separa a quienes se suben a las olas del cambio y convocan nuevas posibilidades de quienes se sienten estancados es la obstinación resuelta. Debes infundir tu intención con una convicción inquebrantable.

Intención + Voluntad = Tu potencial.

Momentos definitorios

Tu momento decisivo es el instante en el que te comprometes con tu avance. Piensa: "puedo hacer este cambio, haré este cambio" y no dejes que nada se interponga en tu camino. Vuélvete el viento en tu vela. Si permites que la vacilación o las dudas sobre ti mismo te distraigan, vacilarás.

Nuestras creencias fundamentales y los pensamientos subsiguientes nos instruyen en cuanto a nuestra intencionalidad o falta de ella. Pueden decirnos cosas como: "no puedo porque" o "puedo hacer esto porque". El primero, obviamente, expresa tu pensamiento encontrando razones para no tener éxito. Este último abre la puerta a tu surgimiento.

No dejes que tus creencias limitantes y tus pensamientos aprisionadores se interpongan en tu camino por más tiempo. Haz de hoy tu momento decisivo, tu día decisivo.