Skip to main content

Verificado por Psychology Today

Violencia doméstica

El indicador más preocupante de la violencia doméstica

La última advertencia en violencia doméstica.

used with permission from iclipart
Fuente: utilizada con permiso de clipart

Uno de mis trabajos como psicóloga forense es estimar el riesgo de violencia de los maltratadores para que podamos desarrollar planes de seguridad para las víctimas y planes de liberación temprana de los perpetradores.

No es fácil; hay barreras psicológicas que se interponen. A muchos de nosotros nos cuesta admitir, incluso para nosotros mismos, que estamos recibiendo abuso por parte de una pareja. Incluso cuando sabemos que es abuso, es fácil inventar excusas: fue el alcohol o un mal ejemplo o una mala infancia.

Incluso cuando reconocemos la violencia doméstica, es difícil predecirla. En general, los profesionales de la salud mental tienden a exagerar el riesgo de violencia, lo que puede resultar en que no se proteja debidamente a las personas que sí están en riesgo.

Por otro lado, como grupo, las personas encargadas de defender la ley tienden a subestimar el nivel de riesgo. Un estudio amplio realizado en el Reino Unido encontró que incluso cuando los oficiales al frente utilizaban una herramienta estructurada para evaluar el riesgo de una víctima de enfrentarse a daños serios, su precisión era solo un poco mejor que si hubieran lanzado una moneda.

Dado el hecho de que solo unos pocos perpetradores son responsables de los daños de abuso doméstico más severos y que estos daños se concentran en un subgrupo de víctimas, es crítico aprender a reconocer a unos de otros cuando se trata de factores de riesgo que pueden hacer una diferencia. Investigaciones recientes de la Escuela de Enfermería Johns Hopkins indica 20 factores que influyen en si el riesgo de violencia incrementa o disminuye: cosas como si el abusador tiene acceso a armas de fuego, si amenaza con suicidarse o si el comportamiento va escalando.

Pero, hay un factor de riesgo que destaca de entre los demás: la estrangulación. Los atacantes que estrangulan a sus víctimas tienen más probabilidades de participar en otros actos extremos de violencia; es un mensaje de que no hay límites que el abusador no cruzará. Es muy probable que esté dispuesto a matar.

Solo tú puedes decidir lo que va alrededor de tu cuello

Un amplio estudio de caso en los Estados Unidos encontró que la violencia doméstica previa con estrangulación es un importante predictor único de intentos de asesinato o de asesinatos consumados. Estadísticamente, multiplica las probabilidades por siete.

Esto no solo es importante para las víctimas de violencia doméstica, también es crítico que las personas que quieren ayudarles lo sepan. Veinte por ciento de las víctimas de homicidio por violencia doméstica son amigos, familiares, vecinos u otros (incluyendo oficiales de la ley) que intentaron intervenir a favor de una víctima. No es difícil imaginar que un perpetrador que asfixia a su esposa o novia también esté dispuesto a cometer ataques violentos contra la policía o un observador bien intencionado.

Cómo hacer las preguntas correctas respecto a la estrangulación

Afortunadamente, se está esparciendo el conocimiento acerca de esta peligrosa advertencia y de las maneras en las que se pueden notar indicadores de estrangulación por violencia doméstica. Podríamos pensar que es fácil descubrirlas: buscar marcas rojas o moretones alrededor del cuerpo. Pero, en realidad, no es fácil.

Más de la mitad de las veces, no hay marcas visibles o señales físicas de lesión en el cuello de una víctima, lo que hace que sean imposibles de detectar a menos de que un profesional de la salud sepa exactamente qué preguntas hacer y qué otros síntomas hay que buscar, como carraspera, una garganta irritada, lapsos en la memoria, dolor al tragar y dificultades para respirar. También hay efectos a largo plazo, tanto psicológicos como físicos, que no son tan evidentes.

Las mujeres en refugios por violencia doméstica reportan comúnmente múltiples intentos de estrangulación que fueron omitidos por cuidadores de la salud y por oficiales de la ley. Eso está cambiando. Mientras que no hay indicaciones de que la frecuencia de estrangulaciones no fatales esté incrementando, las acusaciones y convicciones por estrangulación se han cuadruplicado en los últimos años debido a que los oficiales de la ley están refiriendo cada vez más a las víctimas a ser evaluadas por médicos con entrenamiento forense quienes hacen las preguntas correctas, como la manera en la que se asfixió a la víctima, si la víctima recibió amenazas verbales o asaltos físicos de otro tipo, la frecuencia con la que esto sucedió, si había drogas o alcohol involucradas y cómo respondió la víctima.

En conclusión.

La estrangulación suele ser uno de los últimos actos abusivos que comete un atacante antes de matar; sobrevivir a la estrangulación es sobrevivir a un intento de asesinato. Desde una perspectiva de riesgo de violencia, la estrangulación no letal es un foco rojo tan importante como el olor a alcohol. En cualquier situación de violencia doméstica, se debe preguntar y hablar sobre la estrangulación, y si ha sucedido, se debe actuar al respecto.

Facebook image: Tinnakorn jorruang/Shutterstock

A version of this article originally appeared in English.

publicidad
Acerca de
Joni E Johnston Psy.D.

Joni E. Johnston, Doctora en Psicología, es psicóloga clínica/forense, investigadora privada, autora y conductora del canal de YouTube y podcast "Unmasking a Murderer".

Más de Joni E Johnston Psy.D.
Más de Psychology Today
Más de Joni E Johnston Psy.D.
Más de Psychology Today