Psicología Freudiana
El impacto de Shakespeare en la psicologia
Sus obras continúan influyendo en cómo entendemos la mente humana.
24 de abril de 2023 Revisado por Abigail Fagan
Los puntos clave
- La amplia gama de personajes de las obras de Shakespeare expresa un respeto humanista por la diversidad psicológica.
- Un tema general es el poder de la imaginación en sus muchas formas diferentes.
- Las obras de Shakespeare ilustran los efectos psicológicamente transformadores del arte.
El 23 de abril es el día tradicional para celebrar el nacimiento del dramaturgo inglés William Shakespeare en 1564. El 23 de abril también es la fecha en la que murió en 1616, a la edad de 52 años. Un motivo especial para reflexionar sobre su legado este año es el 400 aniversario de la publicación en 1623 del “Primer Folio”, la colección original de sus obras.
Estudios de caso
Una forma de apreciar el valor psicológico de las obras de Shakespeare es mirar a sus personajes como estudios de caso de tipología mental y emocional. Desde este punto de vista, el personaje del Rey Lear nos brinda un retrato vívido y psicológicamente preciso de un hombre que envejece y lucha con la mortalidad y la pérdida de poder. Muchos otros ejemplos como este surgen en las obras de teatro. Se puede considerar que Otelo encarna la violenta irracionalidad de los celos. Lady Macbeth muestra los efectos perturbadores de una culpa intensa. Falstaff ejemplifica una vida impulsada por apetitos animales. Ofelia ilustra la desesperación suicida de un yo que se disuelve. Cuando Freud introdujo por primera vez su idea del complejo de Edipo y la dinámica del deseo en las relaciones entre padres e hijos en La interpretación de los sueños (1900), inmediatamente la conectó con el Bardo: “Otra de las grandes creaciones de la poesía trágica, el Hamlet de Shakespeare, tiene sus raíces en la misma base que Edipo Rey”.
A pesar de lo útiles que pueden ser estos análisis como una forma de taquigrafía psicológica, debemos tener cuidado de no dejar que un enfoque tan reductivo disminuya los personajes o las obras, que siempre son más grandes de lo que puede abarcar una sola perspectiva. Tratando de pensar en términos más amplios sobre las obras de Shakespeare como un todo y su relevancia actual para la psicología, los siguientes tres temas generales me parecen los más claros y significativos.
Respeto por la diversidad psicológica
A lo largo de 38 obras, Shakespeare creó cientos de personajes con una asombrosa variedad de personalidades, pensamientos, sentimientos, motivaciones y comportamientos. Aún más impresionante, les dio a cada uno de ellos una voz distintiva y una presencia plenamente realizada dentro del mundo de su obra, permitiéndoles articular sus experiencias humanas individuales (más explícitamente en sus discursos de soliloquio, solos en el escenario con la audiencia). En una sorprendente expresión de este espíritu humanista que abraza la diversidad, Shakespeare nunca demoniza a sus villanos ni deifica a sus héroes. Los personajes malos (Iago, Calibán, Ricardo III) son definitivamente malos, pero también están retratados con cualidades genuinamente simpáticas. Los buenos personajes (Henry V, Prospero, Rosalinda) son realmente buenos, pero también vemos sus defectos y vulnerabilidades.
El poder de la imaginación
Muchas de las obras de Shakespeare construyen densas redes de interacción metafórica entre el sueño, el soñar, la ilusión, la locura, el juego infantil, el amor, la revelación y la propia práctica del teatro. Algunos de los discursos psicológicamente más agudos de las obras giran en torno a este tema del poder de generación de imágenes de la mente en sus múltiples manifestaciones. Aunque salvaje y peligroso, Shakespeare retrata la imaginación humana como una fuente creativa de una nueva conciencia crítica de nosotros mismos, la sociedad y el mundo que nos rodea. De esta forma, sus obras proporcionan una especie de mapa psicológico de las resonancias simbólicas entre los diferentes reinos de la experiencia imaginal.
Los efectos transformativos del arte
Shakespeare no solo creó obras con una amplia gama de personajes, sino que también creó obras para una amplia gama de audiencias. Sus historias se dirigieron a todos en su sociedad, desde la realeza de élite hasta los humildes y todos los demás. Las obras estaban destinadas a ser entretenidas, por supuesto, pero parece que Shakespeare quería tener un impacto más profundo en su audiencia al estimular, dentro del espacio imaginario del teatro en vivo, un flujo de ideas provocativas sobre la vida individual y colectiva. Estas percepciones generadas dramáticamente pueden tener efectos transformadores porque alteran nuestras suposiciones y abren nuestras mentes a la sorpresa, el asombro y el crecimiento. Incluso para el público de la época de Shakespeare, sus obras eran difíciles de entender. Retorció los cuentos tradicionales, subvirtió los géneros convencionales, usó un flujo interminable de palabras extrañas, mezcló poesía etérea con juegos de palabras obscenos e ideó tramas elaboradamente enrevesadas. Deliberadamente mantuvo a su público desconcertado e inseguro, no para confundirlos sino para abrirles los ojos a nuevas posibilidades de la experiencia humana, a nuevas dimensiones de percepción, sentimiento y conexión empática. A riesgo de caer en el anacronismo, diría que deberíamos apreciar la complejidad que expande la mente como una característica del arte de Shakespeare, no como un error.
¡Feliz cumpleaños Will!
A version of this article originally appeared in English.