Escrupulosidad
La escrupulosidad es un rasgo fundamental de la personalidad, uno de los Cinco Grandes, que refleja la tendencia a ser responsable, organizado, trabajador, dirigido a objetivos y a adherirse a las normas y reglas. Al igual que los otros factores centrales de la personalidad, tiene múltiples facetas; la escrupulosidad comprende el autocontrol, la laboriosidad, la responsabilidad y la fiabilidad.
Una persona escrupulosa es buena en la autorregulación y el control de impulsos. Este rasgo influye en si alguien establecerá y mantendrá metas a largo plazo, deliberará sobre sus elecciones, se comportará con cautela o impulsivamente y tomará en serio las obligaciones con los demás. (Los otros rasgos de personalidad de los Cinco Grandes son la extraversión, la amabilidad, la apertura y el neuroticismo.) La escrupulosidad es generalmente un ingrediente clave para el éxito, tanto en el amor como en el trabajo. Es también un predictor importante de la salud, del bienestar, y de la longevidad.
Las personas escrupulosas son proactivas en la toma de decisiones grandes y pequeñas. Por ejemplo, los escrupulosos no solo establecen metas, sino que establecen un cronograma para cumplir con cada objetivo. A las personas con una personalidad escrupulosa les va bien en trabajos que requieren atención al detalle, como cirujanos y pilotos; y no sorprende que tengan menos probabilidades de terminar tras las rejas.
Estas personas no son impulsivas. Son planificadores y cumplen con los horarios. Tampoco incumplen con los pagos de facturas, toman notas, cumplen sus promesas y llegan a tiempo. Participan en el autocuidado a través del ejercicio, el sueño adecuado y una dieta saludable. Son menos propensos a participar en comportamientos de riesgo como fumar y beber en exceso.
Una técnica es el contraste mental, mediante el cual los individuos imaginan un objetivo, el camino hacia la meta y los obstáculos que pueden encontrarse en el camino. Tal proceso puede ayudar a las personas a elegir objetivos factibles y aumentar su compromiso para lograrlos. Tanto la naturaleza como la nutrición afectan este rasgo de personalidad, y las personas se vuelven más escrupulosas a medida que envejecen.
Sí. En general, las personas se comportan de manera coherente cuando el entorno es coherente, pero es posible que el comportamiento no se traduzca entre dominios. El grado de escrupulosidad que aportamos a una tarea en nuestro trabajo no predice cuán escrupulosos seremos sobre el pago de facturas u otros asuntos personales. Es predictivo de cuán escrupulosos continuaremos siendo en los esfuerzos relacionados con el trabajo.
La escrupulosidad entre nosotros puede ser más empática hacia los demás. Un estudio chino realizado en 471 enfermeras encontró que la empatía se asoció positivamente con la escrupulosidad y la amabilidad, mientras que se asoció negativamente con el neuroticismo.
Los estudios en genética conductual han demostrado que este rasgo es atribuible aproximadamente la mitad a la genética, y la mitad al entorno en el que se crió a alguien, o a factores de desarrollo que no se entienden actualmente. Anatómicamente, la corteza prefrontal, sitio de toda la función ejecutiva, es crítica para manejar el comportamiento que refleja la escrupulosidad.
Una persona puede ser demasiado diligente y dedicada, lo que puede provocar agotamiento. Entre los médicos, una profesión donde la escrupulosidad puede ser altamente útil, la tasa de agotamiento se estima en aproximadamente el 50 por ciento.
Los individuos escrupulosos tienden a ser de alto rendimiento en el ámbito académico y en la vida profesional. En el trabajo, además de una alta productividad, obtienen mayores ganancias, buenas relaciones, satisfacción en el trabajo y logros. Además, los escrupulosos tienden a obtener más posiciones de liderazgo.
Las personas diligentes y minuciosas se adherirán a un problema hasta que se resuelva. Si fallan, seguirán intentando. No son necesariamente más inteligentes que cualquier otra persona en la sala, ni ejecutarán una tarea mejor que otros. Sin embargo, se conectarán hacia una resolución exitosa.
Las personas altas en escrupulosidad cumplen con ciertas reglas de la vida. Por ejemplo, son, más propensos a conducir al límite de velocidad y asumir la responsabilidad de los problemas que surgen. Esto también se aplica a las relaciones y las obligaciones que vienen con ellas.
Los menos escrupulosos pueden quedarse dormidos, llegar tarde a clase o al trabajo y evitar tareas que exigen acción. Pero llegar a tiempo es un rasgo importante de la persona escrupulosa. Mantienen listas de tareas pendientes, generalmente están preparadas, atienden tareas sin demora y prefieren una rutina ordenada. Son ávidos tomadores de notas y escriben primeros borradores.
La investigación ha encontrado que la escrupulosidad puede significar menor presión arterial, tasas más bajas de diabetes y accidente cerebrovascular, menos problemas en las articulaciones, entre otros resultados de salud. En general, la persona escrupulosa mantiene el autocuidado en mayor medida y también disfruta de una vida más larga.
Las personas en el extremo superior de la escala de escrupulosidad pueden estar en riesgo de perfeccionismo y adicción al trabajo y lo pueden pasar mal en condiciones de alto estrés. Como se mencionó, las personas excesivamente escrupulosas son propensas al agotamiento. Aquellos bajos en escrupulosidad pueden, por el contrario, exhibir flexibilidad y espontaneidad.
Si sientes un mayor sentido de albedrío en tu vida, o que tienes control sobre las cosas que suceden, tienes un locus de control interno. Y las cosas y situaciones que suceden están directamente influenciadas por tus habilidades, capacidades y las acciones que has tomado. Las personas altas en escrupulosidad tienen ese locus de control interno.