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Verificado por Psychology Today

Karolina Lempert Ph.D.
Karolina Lempert Ph.D.
Comportamiento animal

Por qué pensamos que las cosas siempre pueden ser mejores

Si nos preguntan qué puede ser diferente, imaginamos qué podría ser mejor.

Los puntos clave

  • Cuando se les pide a las personas que imaginen cómo podrían ser diferentes las cosas, tienden a imaginar cómo podrían ser mejores.
  • Este hallazgo no depende de cómo se formule la pregunta, y se generaliza más allá de las muestras estadounidenses de habla inglesa.
  • Esta tendencia a imaginar cómo podrían ser mejores las cosas, puede explicar por qué las personas nunca parecen estar satisfechas.

"El pasto siempre es más verde del otro lado".

"Todo es relativo".

"Te acostumbras a todo".

Hay muchos modismos en el idioma para expresar la idea de adaptación hedónica. En pocas palabras, no importa lo que logremos, nunca parecemos estar satisfechos. Volvemos a nuestro nivel de felicidad "básico" y comenzamos a perseguir metas nuevas, incluso más elevadas. ¿Finalmente compraste esa casa? Tal vez ahora quieras una segunda. ¿Finalmente tienes ese auto? Tal vez ahora quieras uno mejor.

Los psicólogos han documentado este fenómeno en varios estudios, pero ha sido difícil encontrar una explicación para ello. Un reciente estudio, sin embargo, podría arrojar algo de luz sobre este asunto. En lo que podría ser el trabajo de investigación original más entretenido que he leído, Mastroianni y Ludwin-Peery demostraron que las personas, cuando imaginan cómo podrían ser diferentes las cosas, tienden a imaginar cómo podrían ser mejor.

Los autores comenzaron preguntando a un grupo de personas en qué cosas pensaban a menudo. Estas cosas se convirtieron en los estímulos que se utilizarían en los siguientes estudios. La lista generada por los participantes incluía cosas como "Amazon", "automóviles", "mascotas", "el coronavirus" y "la política", y variaban de ser generalmente bastante buenas (por ejemplo, las mascotas) a generalmente bastante malas (por ejemplo, el coronavirus).

En el siguiente estudio, se les pidió a los participantes que imaginaran formas en que cada una de esas cosas podría ser diferente. Abrumadoramente, todos enumeraron las formas en que esas cosas podrían ser mejores. Por ejemplo, los teléfonos podrían ser diferentes si fueran impermeables. YouTube podría ser diferente si no hubiera anuncios. Incluso si las cosas en general ya eran bastante buenas, a la gente se le ocurrían formas de mejorar. Un participante incluso dijo sobre las mascotas: "Sería genial si pudieran hablar".

Por supuesto, es posible que la gente haya malinterpretado la pregunta. Tal vez pensaron que los investigadores querían que presentaran sugerencias para mejorar. Entonces, a continuación, los investigadores hicieron la pregunta de una manera diferente: "¿cómo podría cada una de estas cosas ser peor o mejor?" Los resultados fueron los mismos: la gente simplemente no generaba formas en que las cosas pudieran empeorar. Los investigadores descubrieron que este resultado se generalizaba a diferentes grupos culturales (hablantes de inglés en Polonia y hablantes de mandarín en China) y que el sesgo para imaginar cómo podrían mejorar las cosas estaba presente incluso en personas neuróticas, deprimidas y/o ansiosas.

¿Cómo podría explicar este hallazgo la adaptación hedónica? Bueno, si siempre te enfocas en cómo algo podría ser mejor, es posible que no aprecies lo bueno que ya es. Se ha demostrado que la gratitud mejora el bienestar, probablemente porque pensar en lo que estás agradecido te obliga a imaginar cómo podrían ser peor las cosas, que no es la tendencia predeterminada. Aunque el hallazgo de que siempre imaginamos hipótesis distintas positivas es novedoso, se ajusta a investigaciones anteriores que muestran que tendemos a imaginar que el futuro será bueno, también.

¿Por qué evolucionarían nuestros cerebros para imaginar lo que podría ser como mejor de lo que ya es? Bueno, tal vez aquellas personas que imaginaban cómo las cosas podrían ser mejores estaban más impulsadas a cambiar las cosas para mejor. Y por mucho que nunca estar satisfecho con el status quo sea malo para nuestra salud mental y felicidad, definitivamente es bueno para el progreso humano.

El artículo de Mastroianni y Ludwin-Peery es interesante, no solo porque el efecto que descubrieron fue fascinante y robusto. También está escrito en un estilo muy atractivo y humorístico, aunque "no científico". El artículo está actualmente publicado en un servidor de "preimpresión", lo que significa que aún no ha pasado por un proceso de revisión por pares para ser publicado en una revista académica.

Sin embargo, los autores afirman que no planean enviar el artículo a una revista, ya que (en su opinión) eso requeriría que hicieran su escritura más anodinay su mensaje menos claro. Sin embargo, están abiertos a la retroalimentación de sus pares, y los datos están disponibles para que cualquiera los analice. Por lo tanto, este artículo invita al lector a imaginar cómo la difusión de la investigación científica podría ser diferente, sin contenido pagado, sin escritura forzada, y yo, por mi parte, no puedo evitar imaginar cómo esa nueva forma de publicación científica sería mejor.

A version of this article originally appeared in English.

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