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Verificado por Psychology Today

Relaciones

¿Las chicas de verdad aman a los patanes?

Realmente no me gustan los patanes, ¿o sí?

Hace unos meses, cuando era becaria en PT, leí una publicación que cambió mi vida. Scott Barry Kaufman o como le llamo con afecto, SBK, escribió sobre si a los patanes realmente les va mejor.

Discutió el fenómeno de las mujeres que se enamoran de “los chicos malos” o “patanes” e incluyó una considerable investigación para respaldar esas declaraciones. SBK dice que: “los chicos malos tienden a tener muchos rasgos positivos que vienen en conjunto con la rudeza, como buen aspecto, confianza, creatividad, humor, carisma, alta energía y buenas habilidades sociales; todas estas son cosas que las mujeres encuentran atractivas”.

También encontró que para los hombres “resalta un sorprendente camino hacia el éxito… la baja amabilidad; mientras más baja es la amabilidad, más parejas sexuales hay”.

En términos de psicología, “el ‘patán’ está compuesto de los siguientes rasgos: alta extraversión, bajo neuroticismo (tal vez), baja escrupulosidad, baja amabilidad, baja apertura a las experiencias y un poquito de los rasgos de la tríada oscura (aquellos con un perfil de triada oscura no son considerados como sexualmente atractivos)”. La triada oscura se refiere a las tres deficiencias de personalidad: narcisismo, maquiavelismo y psicopatía.

SBK también invita a preguntarnos, ¿por qué las chicas quieren estar con el chico malo?

Encontró una respuesta por parte de Michelle, de un blog llamado Girlfriend’s Planet, quien elocuentemente lo dijo así: “[los chicos malos] nunca se comprometen realmente contigo, por lo tanto, siempre los estás persiguiendo. ¡El desafío! Como mujeres, estamos un poco cableadas para pensar que podemos cambiar a alguien y los chicos malos no son la excepción”.

Es como si SBK hubiera entrado al vestidor de mi alma y viera mi ser psicológico al desnudo. ¡Qué arrolladoramente precisos fueron sus hallazgos!

¡Al fin! Una explicación para esta atracción loca e inexplicable. Lo que pasaba simplemente es que me gustan los patanes.

Espera un momento.

¿Me gustan los patanes?

Esto repentinamente se volvió muy deprimente.

Evalué rápidamente mis interludios amorosos pasados y me pregunté exactamente cuántos de los caballeros con los que me había relacionado encajaban con la definición de diccionario de “patanes”.

Uno, dos, diez...eh...Ninguno.

Sin duda, eran extrovertido, encantadores, abiertos a nuevas experiencias, graciosos, guapos, tal vez incluso un poco narcisistas, todo esto encaja con el perfil psicológico de un patán, pero nunca habían sido patanes proverbiales conmigo.

Ok, sí, me habían lastimado, pero nunca intencionalmente. Creo que la mayoría son criticados o llamados “patanes” porque no pueden darle a una chica lo que quiere. Sé que yo he sido culpable de ello. ¿Jaime rompió contigo? Ay, es un patán.

¿En serio? ¿Jaime es un patán porque fue honesto sobre sus sentimientos?

Tal vez si Jaime te hubiera engañado, ridiculizado en público, te hubiera golpeado o te llamara una perra gorda y fea, se habría ganado el título, pero, ¿por cortar contigo?

De hecho, Jaime fue un gran novio. Llamaba y dejaba mensajes tiernos y bobos, hacía una excelente imitación de la rana René y te sorprendió de visita en Francia mientras hacías un semestre allá, porque sabía que no querías pasar tu cumpleaños sola.

Jaime nunca fue un patán. Y tampoco lo fueron ninguno de los chicos con los que yo salí y luego vilipendié como “patanes” en mi diario. Incluso Eric, que me engañó, no era un patán. Estaba genuinamente arrepentido y juró no volver a lastimarme. Por supuesto, lo hizo en otras maneras, pero tenía un buen corazón. Es muy raro que los hombres realmente quieran infligir daños.

Estos hombres no eran chicos malos; solo estaban no estaban disponibles emocionalmente.

Indispuesto a comprometerse, no listo para una relación, como sea que lo quieras llamar ¡eso es todo! De ahí viene el atractivo. No del chico malo en sí, sino de su incapacidad para comprometerse. Incluso los chicos buenos exhiben esta cualidad. Se puede debatir que incluso el chico bueno por excelencia, Edward Cullen, también tiene problemas de compromiso. Sí, amaba a Bella, pero sí la dejó sola en un bosque susceptible a vampiros. ¿Qué pasó ahí?

Tal vez para mí, se resume al viejo refrán, siempre quieres lo que no puedes tener.

Las mujeres quieren algo de persecusión, algo de drama, algo de intriga. Si es demasiado fácil conseguir al chico, entonces una podría pensar, “espera, solo me cayó en el regazo. Esto es sospechoso. Tal vez cree que soy demasiado buena para él. Bien. Soy demasiado buena para él. Espera, si soy demasiado buena para él, entonces significa que podría encontrar a alguien mejor. ¡El que sigue!”

Odio decir esto, pero este pensamiento me ha pasado por la cabeza (y seguro a otras también) más de una vez. El atractivo del hombre emocionalmente distante es que no cree que la chica sea digna para que él se comprometa, al menos no todavía, lo que puede entenderse como, “no eres lo suficientemente buena para mí”, lo que automáticamente hace que la chica quiera ser “lo suficientemente buena”. Así que empieza a perseguir al chico, aún cuando sabe perfectamente bien que no debería.

A esto es a lo que Michelle se refería con “el desafío”.

¡Ay! El desafío.

¿Cómo superas este desafío? ¿Hay un instructivo? Me encantaría leerlo.

Por lo menos, es reconfortante saber que no me siento inexorablemente atraída hacia los patanes, solo a quienes no quieren comprometerse.

Espera un momento...

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Jen Kim

Jen Kim fue becaria en Psychology Today y se graduó de Northwestern University.

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