Relaciones
¿El enojo puede ser bueno para las relaciones?
Cómo las emociones hostiles afectan reacciones ante las acciones de la pareja.
8 de septiembre de 2023 Revisado por Gary Drevitch
Los puntos clave
- Participantes de estudio imaginaron cómo responderían si un amigo o una pareja cometiera alguna mala acción.
- En el contexto de una relación romántica, los sentimientos de ira aumentaron la probabilidad de confrontación.
- La ira también aumentó la probabilidad de que intentaran hacer las paces con el amigo o la pareja romántica.
- Los sentimientos de disgusto condujeron al deseo de evitar a la parte infractora.
Nuestras relaciones provocan una variedad de emociones, algunas positivas y otras negativas. Es probable que sentir y expresar claramente emociones positivas con los demás mejore nuestras relaciones. Pero ¿qué pasa con las emociones negativas, como la ira? En una nueva investigación publicada en la revista Personality and Individual Differences, Helena Karppinen y sus colegas examinaron el papel de tres emociones hostiles en las amistades y las relaciones románticas: la ira, el desprecio y el disgusto.
Emociones hostiles en las relaciones
Cuando un amigo o una pareja romántica hace algo que te molesta o te lastima, es posible que experimentes emociones hostiles. Sin embargo, el tipo específico de emoción hostil que sientas depende de cómo evalúes la situación que la causó. Es más probable que las personas experimenten enojo si creen que alguien las ha lastimado intencionalmente o las ha tratado injustamente. El disgusto surge de sentimientos de contaminación o preocupaciones por la pureza. El desprecio ocurre cuando percibimos a alguien como incompetente o que no merece nuestro respeto.
Las emociones hostiles juegan un papel particularmente importante en nuestras relaciones cercanas. Quizás resulte algo sorprendente que la ira pueda ser útil en las relaciones románticas a largo plazo. Algunos investigadores han especulado que esto se debe a que expresar enojo hacia la pareja es una forma de lograr que esa pareja cambie su comportamiento y repare la relación. Por ejemplo, una mujer podría reprender airadamente a su pareja por olvidar un aniversario, con la esperanza de que esto haga que sea menos probable que olvide la fecha en el futuro. Sin embargo, es más probable que algunas emociones hostiles sean dañinas. Las investigaciones sobre cómo las parejas casadas interactúan entre sí durante los conflictos han demostrado que las personas que expresan disgusto y desprecio hacia sus parejas tienen particularmente probabilidades de experimentar una mala satisfacción conyugal y el divorcio.
La investigación
En la nueva investigación, Karppinen y sus colegas realizaron dos estudios en los que se pidió a los participantes que imaginaran que una pareja había cometido algo malo que les hacía sentir disgusto, desprecio o enojo. Los participantes calificaron cuánto sentirían cada uno de estos tipos de emociones. También calificaron la probabilidad de que participaran en tres tipos específicos de comportamientos en respuesta a la mala acción: comportamiento agresivo (por ejemplo, criticar a la pareja), comportamiento de evitación o comportamiento reparador (por ejemplo, intentar enmendar las cosas). Los investigadores también querían determinar si el contexto de la relación importaba, por lo que en el primer estudio se pidió a los participantes que imaginaran que la transgresión ocurrió en una relación romántica y en el segundo estudio se les pidió que imaginaran que ocurrió en una amistad.
Los resultados
Los investigadores encontraron que diferentes tipos de emociones hostiles estaban relacionados con diferentes reacciones de comportamiento. Cuando los participantes imaginaron que su pareja romántica cometía malas acciones, cuanto más emociones hostiles (ira, disgusto y desprecio) experimentaban, más informaban que se comportarían agresivamente hacia su pareja, criticándola o confrontándola con sus emociones negativas. Sin embargo, cuando el delito fue cometido por un amigo, sólo los sentimientos de disgusto se asociaron con respuestas más agresivas. Esto fue algo sorprendente porque, si bien la ira suele conducir a la confrontación, el disgusto se asocia más a menudo con la evitación. Como esperaban los investigadores, el disgusto también estaba relacionado con la tendencia a evitar al transgresor tanto en la relación romántica como en el contexto de amistad. La ira también se relacionó con la adopción de medidas reparadoras tanto en las relaciones románticas como en las amistades. Entonces, cuanto más enojada se sentía la gente, más probabilidades había de que dijeran que intentarían enmendarlo.
En resumen
Estos estudios muestran que las emociones hostiles a veces pueden ser buenas para las relaciones. En particular, los sentimientos de ira pueden conducir a acciones positivas. Tanto en el contexto de la amistad como en el de la relación romántica, cuanto más enojadas se sentían las personas, más probabilidades había de que intentaran reconciliar y reparar la relación. Además, en el contexto romántico el enojo se asoció con criticar a la pareja. Si bien la crítica es desagradable, no necesariamente es del todo mala si motiva a la otra persona a realizar un cambio positivo. El disgusto, en su mayor parte, era totalmente malo; los sentimientos de disgusto crearon un deseo de evitar a la parte infractora. Es probable que esto cree distancia en una relación y reduzca las oportunidades para que la pareja enmiende, perdone o fomente comportamientos más positivos en el futuro.
A version of this article originally appeared in English.