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Verificado por Psychology Today

Felicidad

Cuidar la mente: reflexiones de la psicología budista

8 Consejos de una psicoterapeuta budista.

Los puntos clave

  • Cultiva el hábito de prestar más atención a lo que sucede internamente.
  • Trata de abrazar tus experiencias, y todos los sentimientos que despiertan, con una amabilidad receptiva. 
  • Amplía la definición de felicidad.

Para la mayoría de nosotros, la receta de la felicidad implica alguna variación de la siguiente fórmula: Cuando suceda X, entonces seré feliz.

Por suerte, X es una variable magnánima. Puede ser cualquier cosa: desde que el sol atraviese las nubes, hasta que un dolor de muelas disminuya o un ascenso. A primera vista, es una fórmula ganadora, que ofrece infinitos caminos hacia la felicidad. Sin embargo, la experiencia sugiere lo contrario. Podemos deleitarnos en el clima proverbial más ideal, con la versión más fabulosa de X, y aún así estar tristes, enojados, asustados, insatisfechos o celosos.

¿Por qué la felicidad es tan esquiva, a pesar de que el mundo es una cala de tesoros de Xs?

En parte, puede tener algo que ver con nuestra convicción de la naturaleza condicional de la felicidad. Nuestras fórmulas aparentemente nos han hecho consignar nuestro bienestar a variables externas que no podemos controlar. Las circunstancias cambian. Con ellas, también lo hace nuestro clima interno.

Según la psicología budista, para fomentar un bienestar que no sea tan voluble, podríamos ser más sabios al asociarnos con algo que es más "definitivo": la mente.

"Cómo nos sentimos es, en última instancia, cómo responde la mente a lo que está sucediendo", dice la psicoterapeuta budista Pilar Jennings. Esto no hace que las circunstancias externas sean irrelevantes, especialmente cuando las personas enfrentan desafíos intensos. Sin embargo, como explica Jennings, la felicidad duradera rara vez surge de las condiciones perfectas que tenemos que buscar en todo el mundo. De hecho, podría estar más cerca de lo que creemos.

Aquí hay ocho consejos de la Dra. Jennings y las enseñanzas budistas sobre cómo cuidar la mente para cultivar el bienestar.

1. Fíjate en el paisaje interior.

Como psicóloga, no puedo exagerar la importancia de la autoconciencia. Cultiva el hábito de prestar más atención a lo que sucede internamente. Esto puede ser en forma de atención plena o alguna reflexión interna. Nota: ¿Estás viviendo de una manera que se siente ética? ¿Cómo tratas a los demás? ¿Hay algo que anhelas que siempre parece estar fuera de tu alcance? En las enseñanzas budistas, este "darse cuenta" es una parte central de la hoja de ruta para acabar con el sufrimiento. También puede contribuir a aumentar la felicidad personal. A través de la reflexión, podemos situarnos como una persona que, como todas las demás, tiene necesidades, ha superado dificultades y desea sentirse segura y amada. Esta conciencia de uno mismo en relación con los demás restaura un sentimiento de conexión. A su vez, suavizar la sensación de aislamiento puede convertirse en una puerta de entrada hacia el bienestar.

2. Abraza tu experiencia con amabilidad.

Rosy/Pixabay
Source: Rosy/Pixabay

Trata de abrazar tus experiencias, todos los sentimientos que despiertan, con una amabilidad receptiva. A menudo, cuando los sentimientos están fuera de la conciencia, nos atrapan. O si nos sentimos atrapados con ciertos sentimientos, podríamos tratar de negarlos por completo. La reflexión puede ayudar a que nuestros sentimientos sean más tolerables. Comenzamos a notar cómo van y vienen, incluso los que ejercen más poder. En cierto modo, abrazar nuestras experiencias sin tratar de cambiarlas o controlarlas es similar a cómo un padre amoroso podría estar con un niño angustiado. El padre aporta compasión y curiosidad para ayudar al niño a sentir que lo que está pasando es tolerable. Esa reflexión y curiosidad pueden generar una compasión natural. La compasión se siente bien. Si hay autocompasión, generalmente hay suavidad. Además, con un poco de espacio creado a través de esta compasión, nuestros sentimientos pueden convertirse en portales hacia la percepción.

3. Usa la autocompasión, especialmente cuando es demasiado para afrontar solo.

Si alguien ha estado demasiado solo al tener experiencias realmente complicadas, a menudo desarrollará defensas contra la autorreflexión. Sus partes protectoras dirán: No te acerques al sufrimiento. No abras la caja de Pandora, te sentirás fatal contigo mismo. A veces, existe un miedo inconsciente de confirmar que la persona no es digna de ser amada o problemática. Ninguno de nosotros puede soportar la plenitud de lo que atravesamos solos. La autocompasión puede disminuir el riesgo de verte inundado por la vergüenza o el autoataque. También podríamos imaginarnos a un otro benevolente, real o imaginado, alguien que esté presente con nosotros, que realmente se preocupe y que lo tenga todo con nosotros sin juzgarlo, para que no estemos solos.

4. Amplía la definición de felicidad.

La felicidad es una parte multidimensional de la experiencia humana. Puede entenderse como un terreno que incluye una sensación de aprecio, deleite, paz y satisfacción. Cuando la mente está relativamente tranquila, es más probable que notemos pequeñas cosas que nos llenan de gratitud. La capacidad de saborear lo bueno, sin importar cuán benigno, puede marcar el comienzo de una sensación confiable de satisfacción, incluso cuando las cosas no son perfectas. Cuando hay un aprecio genuino presente, la mente también puede disfrutar plenamente de las buenas experiencias cuando suceden, por ejemplo, una comida deliciosa o un mensaje amable de un amigo. En la psicología budista, esta capacidad de amplificar una conciencia más plena de todos los momentos de cuidado, decencia y atención cambia las reglas del juego para convertirse en una persona básicamente más feliz.

5. Ve nuestra interdependencia.

Desde una perspectiva budista, parte de lo que nos ayuda a sentirnos bien es ver las cosas de acuerdo con la realidad. Esto significa llegar a la verdad de nuestra interdependencia. No existimos aislados de la forma en que a menudo sentimos que lo hacemos. Especialmente para las personas en culturas altamente individualistas, existe el riesgo de sentirse fundamentalmente aisladas. Pero en realidad estamos completamente integrados relacionalmente. Nuestras interacciones afectan la química de nuestro cerebro. Nuestros cuerpos responden al medio ambiente. Cuanto más entendemos esto, a menudo, menos sufrimos. Ya no nos sentimos tan radicalmente solos, esforzándonos por resolver las cosas. Y estamos a bordo con la realidad.

6. Encuentra apoyo e inspiración en los demás.

Ya sea en línea o en persona, a través de libros o podcasts, necesitamos que otros nos ofrezcan inspiración y aliento. Tener una comunidad que brinde apoyo y tranquilidad puede ser invaluable. De la misma manera, el cuerpo necesita alimentos nutritivos, la mente solo puede sentirse bien cuando recibe atención, apoyo y nutrición. La mayoría de nosotros estamos consumiendo demasiada información que es demasiado estimulante y angustiante. Podríamos tratar de contrarrestar los informes de noticias aterradores o enfurecidos con información que sea inspiradora y esperanzadora. Nuestras mentes responden tanto a lo que estamos expuestos como nuestros cuerpos.

7. Cuida tus dones.

Según las enseñanzas budistas, hay bondad básica, compasión y belleza en la mente. Es cuestión de apelar a eso con habilidad, paciencia y desentrañarlo en nosotros mismos y en el mundo que nos rodea. Recuerda tus increíbles dones internos de inteligencia, perspicacia y la capacidad de amar.

La mayoría de las personas tienen un sentido distorsionado y negativo de quiénes son. Por esta razón, a menudo estamos en una búsqueda constante de algún tesoro por ahí. Pero este maratón implacable, aunque totalmente comprensible, genera ansiedad y estrés. Como psicóloga, he notado que cuando las personas comienzan a desafiar las narrativas negativas distorsionadas de quiénes son y comienzan a restablecer la conexión con la verdad de su propia decencia y bondad básica, sin importar cuán camufladas estén con el tiempo, la satisfacción se vuelve genuinamente accesible. Se necesita algo de trabajo y determinación para seguir cambiando el enfoque de lo que sucede externamente a lo que sucede internamente. Pero el trabajo vale la pena.

8. Abraza la verdad más completa.

El corazón palpitante del bienestar proviene de abrazar la verdad completa de la realidad y nuestra propia naturaleza. La atención selectiva hacia lo negativo puede distorsionarnos, haciéndonos perder partes de nuestra experiencia y de nosotros mismos. Por ejemplo, en cada crisis, en medio del sufrimiento, siempre habrá quienes se presenten con coraje, cuidado y compasión. Todos tenemos esta capacidad, solo necesita ser nutrida y recuperada. Si bien es críticamente importante reconocer, y no minimizar o negar el sufrimiento, también podemos trabajar para reconocer, quizás por primera vez, cuán dotados estamos de todos los ingredientes necesarios para un bienestar confiable y, sí, incluso la felicidad.

Muchas gracias a Pilar Jennings por su tiempo y conocimientos. La Dra. Jennings es psicoanalista con un enfoque en las aplicaciones clínicas de la meditación budista y miembro de la facultad del Nalanda Institute for Contemplative Science.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Marianna Pogosyan Ph.D.

La Doctora Marianna Pogosyan, es catedrática en Psicología Cultural y consultora especializada en transiciones transculturales.

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