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Verificado por Psychology Today

Matrimonio

Así es realmente una relación controladora

La dura realidad del “perspecticidio” en una relación de control coercitivo.

 Martin Novak/Shutterstock
Fuente: Martin Novak/Shutterstock

Vivir con una pareja abusiva y controladora puede sentirse como vivir en un culto, pero mucho más solitario. Las propias perspectivas, deseos y opiniones tienden a desaparecer al ser abrumadas por las del abusador. Con el tiempo, las personas podrían perder incluso la sensación de que tienen derecho a tener perspectivas propias. Esto se conoce como perspecticidio, la incapacidad relacionada con el abuso de saber lo que sabes (Stark, 2007). El perspecticidio suele ser parte de una estrategia de control coercitivo que podría incluir manipulación, acoso y abuso físico.

Deciden qué puedes hacer con tu tiempo

Los abusadores hacen que sus parejas reduzcan sus mundos. Una vez aisladas, es fácil perder el sentido del ser.

  • Jaime insistía en que Val lo viera jugando videojuegos en lugar de hacer lo que ella quería. Exigía ser el centro de atención en todo momento. Gradualmente ella aceptó esto como una obligación.
  • El esposo de Karla solo le “permitía” socializar con él, con otras parejas. No le permitía que saliera de la casa sin él, ni siquiera para comprar comida.
  • Cuando Gabriel intentaba hablar por teléfono o ver a sus amigos y familiares, su novio, Fermín, se enojaba con él. Después de un tiempo, Gabriel cortó casi por completo su vida social porque simplemente no valía la pena el esfuerzo.

Microgestión

Los abusadores insisten en controlar cada uno de los aspectos de la vida de sus parejas. Con el tiempo, las víctimas internalizan las reglas y se olvidan de cómo era la vida cuando eran más libres de tomar sus propias decisiones.

  • Hernán diseñó una tabla muy completa de labores e insistía en que Marta llevara un registro detallado de sus actividades.
  • Juan le dio a su pareja, Carlos, una lista de expectativas para su dieta, rutina de ejercicio y aseo e implicó que su relación se acabaría si no cumplía con ello.
  • Julián esperaba que Sara se vistiera modestamente fuera de casa, pero insistía en que se pusiera ropa sexy cuando estaban a solas. Le dijo dejara de hablar con el gato, que ya no leyera revistas ni durmiera de espaldas. Él elegía su maquillaje, decidía a qué hora se dormía y la pesaba todos los días. Controlaba meticulosamente la manera en la que se organizaba la casa, hasta la manera en la que se doblaban las toallas y se acomodaba la comida en la alacena. Para evitar los conflictos explosivos, Sara seguía todas sus demandas y empezó a percibirlas como “normales”.

Te definen

Los abusadores hacen que sus parejas se sientan mal sobre sí mismas. Debido a que están aisladas, las personas victimizadas por el perspecticidio empiezan a creer las descripciones negativas de sí mismos y pierden su autoestima.

  • El esposo de Eva le decía en repetidas ocasiones que era una persona depresiva y oscura por naturaleza. Le decía que era egoísta pedir cambios en su matrimonio ya que ella nunca sería feliz de cualquier forma. Con el tiempo, dejó de pedirlos.
  • El novio de Lorena le decía que era excesivamente sexual y que necesitaba cuidarla o se saldría de control. Él tenía sexo con ella al menos una vez todos los días, que era más de lo que ella quería, pero él le decía que era lo que necesitaba para mantenerla “honesta”. Con el tiempo, ella dejó de protestar por las maneras en las que él la supervisaba y la obligaba a tener relaciones. Aceptó la idea de que el sexo era “por su propio bien”.
  • El esposo de Clara, Diego, no tuvo un trabajo durante la primera década de su matrimonio. Clara trabajaba todo el día y cuando regresaba, él explotaba en su contra por “elegir al trabajo en lugar de a su familia”. Delante de los niños la definía como fría, carente de amor y nada maternal. Clara sentía constantemente la necesidad de demostrar que era una buena madre. Los niños se unieron a su padre en acusarla por “no estar ahí con frecuencia” como si estuviera tomando una decisión deliberada de no estar en casa por mucho tiempo. Por las tardes, Diego le quitaba su teléfono a Clara diciéndole “ahora nos tienes que prestar atención a nosotros”.

Deciden los términos de la vida en pareja

Las parejas abusivas crean expectativas. El abusador demanda ciertos actos como muestra de amor y, con el tiempo, la persona victimizada cede.

  • El esposo de Sofía insistía en que compartieran el cepillo de dientes y usaran la misma copa o vaso durante las comidas. No parecía tolerar que ella tuviera algo propio. Sofía soñaba con poder cerrar la puerta cuando se bañaba, pero su esposo quería poder verla en todo momento.
  • Laura incitaba a su novio a que compartiera sus contraseñas de redes sociales y correo electrónico y cuando se negó, instaló una aplicación para poder acceder a ellas sin su autorización. Cuando se enteró y la enfrentó, le contestó “las parejas que se aman no tienen secretos”. Y así renunció a la idea de privacidad en línea.
  • Karen le dijo a Carmen que nunca debía decirle que “no”; satisfacerla debía ser su primera y única prioridad. Carmen se esforzaba por seguir esta regla y terminó por avergonzarse cuando tenía deseos propios.

Las personas sujetas al perspecticidio suelen culparse a sí mismas ya que están desesperadas y desorientadas. Puede ser difícil para ellas entender exactamente qué está mal. Las parejas controladoras sirven como filtro para el mundo exterior, forzando gradualmente a sus víctimas a perder el apoyo de sus familiares, amigos y colaboradores. Aisladas y controladas de esta manera, las víctimas pierden su autoestima y les cuesta recordar que alguna vez pensaron, sintieron y creyeron por cuenta propia.

Para más información sobre cómo reconocer el perspecticidio y recuperar tu sentido del ser después de una relación controladora, por favor consulta: Cadenas invisibles: superar el control coercitivo en tu relación íntima.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Lisa Aronson Fontes Ph.D.

La Doctora Lisa Aronson Fontes, es catedrático en la Universidad de Massachusetts, Amherst, y autora de Invisible Chains: Overcoming Coercive Control in Your Intimate Relationship.

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