3 Formas de cambiar tu relación con tu teléfono

¿Te ayuda o te daña para tener relaciones más significativas?

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Los dedos diestros de mi higienista dental recorrían el interior de mi boca. Diana se dedicó a hablar de las innumerables horas de su vida que había desperdiciado jugando Candy Crush y revisando Facebook en su teléfono.

Al menos cuatro veces puntualizó su historia con la misma declaración: "Si hubiera usado ese tiempo para hacer algo vinculado a un propósito mayor, podría haber logrado algo grandioso. Nunca volveré a tener ese tiempo".

El tiempo que nunca regresó

Carolina, coordinadora de eventos de veintitrés años en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, también compartió conmigo sus remordimientos por pasar gran parte de su vida en línea:

"Cuando estaba en la escuela secundaria, estaba más preocupada por la cantidad de amigos que tenía en mi cuenta de Instagram que por los amigos reales en persona. Sentía que cuanto más me gusta recibía una imagen, más popular era. Mirando hacia atrás ahora, lo lamento porque no fue hasta la universidad cuando finalmente comencé a hacer conexiones en persona en lugar de en línea. Concentrar mi tiempo en las redes sociales me hizo perder tiempo y energía. Ahora, me gusta aconsejar a mis hermanas menores que no cometan el mismo error que yo y que tengan más interacciones y conexiones humanas".

Creo que casi todos, incluido yo mismo, podemos relacionarnos con Diana y Carolina. Muchos de nosotros tenemos la intención de tomarnos un breve descanso jugando Candy Crush Saga o revisando las redes sociales o haciendo otra cosa en línea. Sin saberlo, tomamos esta decisión sin darnos cuenta de que hemos entrado en la guarida del zorro.

Los programadores esperan

Dentro de nuestros teléfonos, tabletas y computadoras portátiles residen los zorros de hoy: miles de programadores cuyo objetivo laboral es mantenerte allí durante el mayor tiempo humanamente posible, involucrado en actividades que, en su mayoría, tienen muy poca importancia para ti a largo plazo.

Tristan Harris, CEO del Center for Humane Technology, comentó una vez: "Se podría decir que es mi responsabilidad ejercer el autocontrol cuando se trata del uso digital, pero eso no es reconocer que hay mil personas al otro lado de la pantalla cuyo trabajo es romper cualquier responsabilidad que pueda yo tener".

¿Estás frente a su pantalla todo el día o también tienes interacciones regulares en persona con otros?

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En muchos sentidos, el mayor desafío de nuestra generación es desarrollar relaciones compasivas, significativas y sostenibles frente a estas distracciones tecnológicas sin precedentes y recuperar nuestra atención de los desarrolladores de aplicaciones cuyas revisiones de rendimiento dependen de mantenerlas.

Localizar no es retener

No va a ser fácil. Nicholas Carr, autor de The Shallows: What the Internet Is Doing to Our Brains, describe el cambio cognitivo mediado digitalmente que afecta nuestras mentes:

"Docenas de estudios apuntan a la misma conclusión: cuando nos conectamos en línea, entramos en un entorno que promueve la lectura superficial, el pensamiento apresurado y distraído, y el aprendizaje superficial... Lo que estamos experimentando es, en un sentido metafórico, una inversión de la trayectoria temprana de la civilización: Estamos evolucionando de cultivadores de conocimiento personal a cazadores y recolectores en el bosque de datos electrónicos".

Desde la llegada de Internet, la capacidad de retener información ha pasado a un segundo plano frente a la capacidad de localizarla. Pídele a muchos adolescentes de hoy que nombren la capital de Bélgica o el primer presidente de la India y no podrán decírtelo ahora, pero lo harán en diez segundos.

La ventaja es que hace dos décadas la mayoría de los adolescentes no habrían podido identificar al primer presidente de la India ni ahora, ni en diez segundos, ni nunca. Tal vez una asistencia digital tardía es mejor que nada.

La desventaja es que nuestros intentos de desarrollar relaciones significativas ahora están marcados por tantas ayudas digitales, la recuperación de información de Google para acentuar el tema en cuestión, que a menudo resulta en lo que se conoce como "phubbing" (desairar con el teléfono a la otra persona), que ya no conectamos.

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Recupera tu vida

Aquí hay tres estrategias que comparto en mi libro Screened In: The Art of Living Free in the Digital Age que puede implementar para controlar a tu teléfono en lugar de permitir que continúe un día más como tu amo.

1. Quita las notificaciones de tu teléfono. Despoja a los desarrolladores de aplicaciones de usar sonidos y mensajes emergentes para controlarte.
2. Configura tu teléfono en escala de grises. Un estudio de la Universidad de Rochester ha descubierto que los hombres encuentran a las mujeres más sexys y atractivas cuando su foto está compensada con un fondo rojo en lugar de blanco, verde o gris. De manera similar, cuando una mujer usa una camisa roja en lugar de azul, los hombres no solo se sienten más atraídos sexualmente por ella, sino que indican que es más probable que la inviten a salir y gasten más dinero en ella en una cita. Es muy probable que estos efectos del color en tu cerebro no hayan escapado a los desarrolladores de aplicaciones de tu vecindario . Sugiero relegar tu teléfono a su papel adecuado como una herramienta suave para coordinar tu día en lugar de una alternativa colorida e iridiscente al mundo real.
3. Decide con qué frecuencia revisarás tus aplicaciones más problemáticas y luego muévelas a tu última pantalla. Los programadores de aplicaciones usan la proximidad para manipular cómo pasas el día. Esta es una estrategia maravillosa para ayudarte a recuperar tu vida de ellos.