Los ejecutivos que dirigen organizaciones son sin duda buenos en política, pero muchos de ellos son malos en el liderazgo real. Entonces, ¿cómo evitamos que los charlatanes políticos destruyan organizaciones?
Los ejecutivos que dirigen organizaciones son sin duda buenos en política, pero muchos de ellos son malos en el liderazgo real. Entonces, ¿cómo evitamos que los charlatanes políticos destruyan organizaciones?