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Verificado por Psychology Today

Trauma

¿Somos solo producto de nuestras experiencias?

Un breve análisis de esta visión aplicada a la psicopatología.

Los puntos clave

  • Algunos teóricos sostienen que los trastornos mentales son el resultado directo de la experiencia.
  • Este punto de vista no incorpora las contribuciones biológicas y genéticas y niega la existencia de fuerzas mentales intrapsíquicas.
  • En particular, se niega la función de la actividad integradora.

El debate naturaleza-crianza representa uno de los dilemas más clásicos de la psicología humana, y a pesar de los intentos de entender el funcionamiento mental anormal a través de un marco biopsicosocial integral, algunos continúan insistiendo en que la experiencia (o trauma) subyace a todas las formas de psicopatología. Aquí quiero refutar brevemente esta perspectiva, que creo que no incorpora factores potencialmente etiológicos, biológicos y genéticos; y niega la existencia de fuerzas mentales intrapsíquicas.

Fuente: Mohamed Hassan/Pixabay
La mente humana
Fuente: Mohamed Hassan/Pixabay

Para algunos intersubjetivistas relacionales radicales, los procesos intrapsíquicos (el funcionamiento interno de la mente) no puede separarse de los procesos interpersonales (las experiencias que ocurren entre las personas), y lo intrapsíquico es visto meramente como un producto de la experiencia relacional interiorizada. Desde esta perspectiva, toda la vida mental de una persona puede explicarse como un resultado directo de las propias experiencias: detrás de toda enfermedad mental hay algún trauma manifiesto u oculto, o al menos un conjunto de experiencias dañinas e idiosincrásicas que han llevado al trastorno.

En esta perspectiva está implícita la idea de que los individuos son receptores pasivos de la experiencia; absorben, como una esponja, todo en su entorno y estas experiencias se convierten, directa e inmutablemente, en una parte del yo. Así, la persona es completamente moldeada por estas fuerzas externas. Su enfermedad es una consecuencia directa del abuso, negligencia, mala crianza u otros problemas ambientales. Estas ideas se han vuelto muy populares entre los seguidores de Bessel van der Kolk, un investigador líder en trauma.

Puedo encontrar al menos dos problemas con este punto de vista. La primera es que ignora completamente el gran y creciente cuerpo de literatura que demuestra la importancia etiológica de los factores biológicos y genéticos en las enfermedades mentales. Dado que no soy psiquiatra ni neurocientífico, no abordaré este tema aquí, aunque es de gran importancia. El segundo problema, que trataré de abordar como psicoterapeuta orientado a lo psicoanálitico, es el descuido de esta visión de lo que se ha denominado "actividad integradora" (Konorski, 1967).

Sin duda es cierto que todo ser humano está fuertemente influenciado por su entorno, un hecho que creo que ahora es poco apreciado por muchos científicos convencionales y teóricos de la psicopatología. Los seres humanos están constituidos fundamentalmente por un estado de receptividad, sin embargo, no estamos definidos únicamente por esta receptividad. En cambio, poseemos otra función básica, la actividad integradora, que transforma las interacciones con el entorno y, a su vez, conduce a una transformación del individuo (Arieti, 1977). El filósofo italiano Giambattista Vico resumió este concepto:

Ser humanos no puede ser encasillado dentro de una determinada estructura de posibilidades sino que se mueve, más bien, a lo largo de alternativas indeterminables, y aún más allá, pero su propio movimiento genera estas alternativas [énfasis añadido].

Así, el paciente hace sus propias contribuciones y añade un elemento de su propia creatividad a su patología. En cualquier trastorno mental dado (de hecho en cualquier comportamiento o experiencia mental en general) van y vienen múltiples procesos que involucran lo interpersonal e intrapsíquico. El paciente no es simplemente un receptor pasivo de la experiencia.

¿Cuáles son las ramificaciones prácticas de esta conceptualización? Tal vez el ejemplo clínico más evidente es la transformación de los aspectos negativos del desarrollo del paciente con esquizofrenia en representaciones grotescamente inexactas de los miembros de su familia y otras personas significativas. La psicoterapia de este tipo de problema busca comprender no solo la influencia de los factores ambientales tempranos (lo interpersonal) sino, lo más importante, los mecanismos psicodinámicos por los cuales el paciente ha llegado a distorsionar su visión de sí mismo y del mundo (lo intrapsíquico).

En resumen, los intentos por explicar el trastorno mental como resultado directo de la experiencia se quedan cortos porque no tienen en cuenta los procesos intrapsíquicos, es decir, las propias capacidades integradoras, y también la existencia de factores etiológicos biológicamente y genéticamente relevantes.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Mark L. Ruffalo M.S.W., D.Psa.

Mark L. Ruffalo, Doctor en Estudios Psicoanalíticos, Trabajador Social Clínico Acreditado, es insturctor de Psiquiatría en la Universidad de Florida Central en el Colegio de Medicina e Instructor adjunto de Psiquiatría en la Escuela de Medicina en Tufts University .

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