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Verificado por Psychology Today

Crianza

Ser padres durante el COVID-19

Una lista para pegar en el refrigerador.

Mi hijo de casi seis años bajó las escaleras muy alterado con su muñeca en mano y me dijo "Mi bebé tiene coronavirus". Luego golpeó a la muñeca que afortunadamente era de plástico. "¡Así que le voy a hacer eso!"

Mi otro hijo, de cuatro años, está molesto porque sus viajes escolares se cancelaron. "Y todo por culpa de ese estúpido virus" se lamentó mientras lo vestía esta mañana.

El Coronavirus. COVID-19. Distanciamiento social. Hace algunas semanas estos eran términos desconocidos. Ahora nuestras redes sociales están plagadas con ellos. Se nos está inundando con información cada hora porque las cosas cambian de un momento a otro. Conforme lo hacen, reajustamos nuestros horarios, nuestras rutinas diarias, nuestras expectativas y nuestros planes. La atmósfera es de incertidumbre incómoda en el mejor de los casos y de completo terror en el peor de los casos, y la mayoría del tiempo está en algún punto medio.

Abundan los artículos sobre cómo ser padres en este momento, cómo hablarle a nuestros hijos y calmar sus miedos. He leído muchos, contribuido a algunos. Y ahora estoy escribiendo uno propio ¿por qué? Porque lo que aún no he visto es una lista detallada, un conjunto de consejos cortos, dulces y prácticos que se puedan imprimir y colgar en el refrigerador como referencia. Así que eso es lo que quiero contribuir, aquí va:

hedgehog94/Adobe Stock
Fuente: hedgehog94/Adobe Stock
  • Ser adultos. Nosotros debemos ser responsables de iniciar conversaciones con nuestros hijos. Preguntarles continuamente qué cosas nuevas han escuchado sobre el virus para corregir información equivocada y responderles sus preguntas con honestidad usando oraciones cortas. Los niños se pueden sentir ahogados entre tantas palabras.
  • Señalar las cosas que son diferentes. Se están cancelando fiestas de cumpleaños. Probablemente mami trabaje desde casa. No hay escuelas. La gente no saldrá de vacaciones.
  • Señalar las cosas que se quedan iguales. Todavía hay cereal para desayunar. Todavía pueden ver sus programas favoritos en la tele. Todavía es obligatorio cepillarse los dientes.
  • Jugar, jugar, jugar. Los niños resuelven las cosas con peluches, muñecas, figuras de acción, disfraces. Dejemos que los pequeños estén enojados con el virus, intentemos controlarlo. Tal vez Elsa hace un hechizo y lo congela. Tal vez Ryder y los cachorros van en una misión para rescatar a los que están enfermos. Tal vez preparan una poción que cura el COVID-19 con comida, colorante, brillantina y todo lo demás.
  • Guardar el teléfono por periodos determinados de tiempo. Nuestros hijos sienten, y se incomodan, cuando estamos distraídos. Murmurar "Mmmmmhmm" cuando un niño nos cuenta una historia mientras estamos viendo redes sociales al mismo tiempo no es útil. Ser intencionales y claros sobre el uso del teléfono sí es útil. "Voy a jugar contigo ahora así que dejaré mi teléfono en la repisa"; y "Voy a tomarme unos minutos para revisar mi teléfono así que no podré jugar por un rato."
  • La rutina y estructuras son los mejores aliados. Incluso más de lo usual, y particularmente conforme la vida se siente cada vez menos familiar. El mundo puede sentirse caótico e impredecible, pero nuestro hogar no tiene por qué ser así. Podemos hacer un horario diario y colgarlo en donde todos lo vean (si los niños todavía no saben leer, se pueden usar imágenes).
  • Validar los sentimientos de enojo y decepción. Apesta que tuviéramos que cancelar los planes de vacaciones. O la fiesta de pijamas, o la obra escolar. Está bien llorar, pegarle al sillón, incluso gritar un poco. Pasar tiempo en el parque local en lugar de en Disney World en realidad no es una "aventura súper divertida". Los niños son pequeños, no tontos, saben la diferencia.
  • De manera simultánea, replantear los modelos y verle el lado positivo. Tal vez tendremos más tiempo con la familia ahora que ambos padres están trabajando desde casa. O tal vez los niños finalmente pueden hacer ese épico proyecto de arte que ha estado planeando. O tal vez pueden tomar una nueva labor en la casa, ahora que toda la familia necesita cooperar, y podemos enfatizar que se han convertido en "niños grandes."
  • Enfatizar la capacidad de hacer algo. La familia no está solamente sentada en casa esperando pasivamente a que fuerzas fuera de su control tomen la forma que quieran. ¡No! Planteemos lo que estamos haciendo, lo que todos necesitamos hacer, como un conjunto de acciones. Cada familia está haciendo lo que le corresponde para ayudar a detener al virus, ejercer nuestra responsabilidad lavándonos las manos cuidadosamente, trabajando juntos como superhéroes que llevan salud y seguridad a todo el mundo.
  • Responder preguntas con conocimientos certeros. Y no más. Si los niños tienen preguntas sobre el virus, debemos responderlas con honestidad. Y luego dejar de hablar. Si tienen preguntas de seguimiento, dejemos que las hagan y las respondemos.
  • Si hacen la misma pregunta una y otra vez hay que señalarlo. "¿Pero nos va a dar a nosotros?" "Espera, ¿nos va a dar a nosotros?" "¿Le va a dar a los abuelos?" Si los niños hacen la misma pregunta o una similar una y otra vez, entonces probablemente está buscando certeza, lo cual es una señal de ansiedad. Está bien reconocer eso: "A veces cuando estamos preocupados hacemos la misma pregunta una y otra vez. La preocupación nos hace creer que eso va a ayudar, pero en realidad no ayuda."
  • Luego, proporcionar estrategias tranquilizantes y útiles. Lo que ayuda cuando estamos preocupados es centrarnos en nuestros cuerpos ("¡Vamos a brincar!), o hacer respiraciones profundas ("Huele las galletas que están saliendo del horno y ahora sóplales que están muy calientes"). ¿Qué hace más grande una preocupación? Preocuparse por la preocupación. ("Y luego preocuparse por estarse preocupando por la preocupación" es algo que podría decir un niño o algo similar para hacer que la interacción sea juguetona y las cosas no se sientan tan mal.)
  • Está bien decir, "no lo sé" o "tengo que pensarlo". Nuestros pequeños necesitan que proyectemos una confianza clara y relajada. Esto no es sinónimo de saber todas las respuestas. Podemos pausar, pensar y buscar la respuesta. Preguntarle a otros padres cómo responderían.
  • Mover el cuerpo. Brinquen. Bailen. Estírense. Tengan una fiesta familiar de baile. Cuando nos sentimos bien con nuestros cuerpos, nuestro estado emocional mejora también.
  • Enfocarse en la comunidad tanto local como global. Hablen en voz alta de los planes para asegurar que los adultos mayores tengan todo lo que necesitan. Mencionen que en este momento todos en el mundo están trabajando juntos para resolver este problema. Adivinen cuanta gente en su calle se están lavando las manos exactamente al mismo tiempo que ustedes. Su familia no está sola en manejar estos retos: son parte de un todo más grande.
  • Dejar que los pequeños sean "Bebés". Una manera en la que los niños pequeños piden más cuidados y afecto es haciéndose los bebés. Ya sea directamente ("Hagamos como que soy tu bebé" tanto indirectamente (hablando como bebés, por ejemplo). No detengamos esto de inmediato, es mejor seguirles el juego. Después de todo, ¿no desearíamos nosotros también que pudiéramos ser cuidados como bebés?
  • Esperar regresiones. Cuando los niños tienen que ajustarse a una rutina completamente nueva o sienten ansiedad a su alrededor, sus cerebros en desarrollo no siempre pueden manejar ese cambio además de todo lo demás; los recursos internos se dedican a la nueva tarea y entonces algo más tiene que ceder. Un niño entrenado para ir al baño puede empezar a tener accidentes de nuevo, o nuestra pequeña siempre segura de sí misma puede empezar a mostrarse algo pegajosa. Está bien, es de esperarse.
  • Cuidar de uno mismo. La primera cosa que los niños necesitan para mantenerse tranquilos durante tiempos difíciles es que sus padres (o cuidadores) se mantengan tranquilos durante los tiempos difíciles. Si nos sentimos sobrepasados o en pánico, hagamos lo que sea posible para regularnos a nosotros mismos antes de intentar calmar a los niños. Si nuestros intentos de tranquilizar a los niños están fuera de sintonía con una actitud y energía de preocupación, los niños se darán cuenta y será todavía más estresante para ellos. Es mejor ser honestos que intentar fingir: "Yo también me siento algo preocupada así que voy a respirar profundamente antes de responder tus preguntas. ¿Quieres sentarte junto a mí y respirar conmigo?"
  • Conseguir ayuda profesional si es necesario. Como siempre, si estamos preocupados, o incluso solo confundidos por algo que los niños están diciendo o haciendo, es sumamente importante contactar a un profesional de salud mental para niños para que nos guíen. Estamos en tierras desconocidas y no es necesario hacerlo solos.

Imagen de Facebook: TijanaM/Shutterstock

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Rebecca Schrag Hershberg Ph.D.

Dr. Rebecca Schrag Hershberg, es psicóloga clínica, entrenadora de padres y autora de The Tantrum Survival Guide: Tune In to Your Toddler’s Mind (and Your Own) to Calm the Craziness and Make Family Fun Again.

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