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Verificado por Psychology Today

Melody Warnick
Melody Warnick
Felicidad

Por qué te sientes miserable después de mudarte

Mudarse a una nueva ciudad reduce la felicidad. Estas son las razones y lo que puedes hacer al respecto.

T Whalen/Flickr Creative Commons
Fuente: T Whalen/Flickr Creative Commons

Nadie que alguna vez haya empacado todas sus cosas para moverlas de un hogar a otro estaría en desacuerdo con que mudarse es una experiencia miserable. Ya sea que te mudes solo 15 kilómetros o 2 mil, el puro estrés y agotamiento de empacar toda tu vida y desempacar en un lugar diferente es suficiente para inducir un decaimiento al menos temporal.

Desafortunadamente, nuevas investigaciones muestran que el decaimiento en el bienestar causado por una mudanza podría durar más de lo que antes se creía. En un estudio de 2016 publicado en el diario Investigación de Indicadores Sociales, los investigadores de la felicidad de Holanda y Alemania reclutaron voluntarios adultos jóvenes en Dusseldorf en edades entre 17 y 30 años, y una mezcla de locales y migrantes de otras partes de Alemania y usaron una aplicación para hacerles cuatro preguntas regularmente:

¿Cómo te sientes?

¿Qué haces?

¿Dónde estás?

¿Con quién estás?

En el curso de dos semanas, los participantes del estudio estudiaron, hablaron, leyeron, trabajaron, estudiaron, comieron, se ejercitaron y fueron a beber algo, a veces solos, a veces con una pareja, familia o amigos. Al final, surgieron algunos datos interesantes.

Primero, los participantes que se mudaron y los que se quedaron en su mismo lugar pasaron su tiempo de diferentes maneras. Por ejemplo, quienes se mudaron pasaron menos tiempo en “relajación activa” como ejercicio y pasatiempos, de hecho, pasaron menos tiempo fuera del hogar/trabajo/transporte. Quienes se mudaron también pasaron más tiempo en la computadora que quienes se quedaron, y les gustó más.

Segundo, a pesar de que quienes se mudaron y quienes se quedaron pasaron las mismas cantidades de tiempo comiendo con amigos, quienes se quedaron registraron mayores niveles de disfrute al hacerlo.

Los autores Martjin Hendriks, Kai Ludwigs y Ruut Veenhoven proponen que la mudanza genera una tormenta perfecta de infelicidad. Quienes se mudan se sienten solitarios porque no tienen buenos amigos cerca, pero podrían sentirse demasiado cansados y estresados como para invertir en compromisos sociales fuera de su zona de confort. De cualquier manera, no reciben para nada tantas invitaciones como antes porque no conocen a tanta gente.

Conforme incrementa el malestar, invierten menos esfuerzo en actividades que tienen el potencial de hacerlos más felices. Es una espiral decreciente de motivación y energía exacerbada por una carencia del tipo de amigos que les podrían ayudar a escapar de la espiral. Como resultado, las personas que se mudan pueden optar por quedarse en casa navegando en internet o escribiéndose con amigos lejanos, a pesar de que los estudios han relacionado el uso de computadoras con niveles más bajos de felicidad.

Cuando las personas que se mudan se obligan a ir a tomar algo o cenar con sus nuevos amigos, pueden descubrir que lo disfrutan menos que cuando salen con amigos de mucho tiempo, tanto porque los migrantes no pueden ser tan selectivos al elegir con quién pasar su tiempo como porque sus lazos no son tan fuertes, lo que puede hacerlos sentir menos cómodos y apoyados. Pueden reforzar el deseo de quedarse en casa.

Recientemente, durante una entrevista acerca de mi libro Aquí Perteneces: el arte y ciencia de amar el lugar en el que vives, estaba hablando sobre el caos y la soledad de mudarse cuando el entrevistador me preguntó, ”Pero, ¿las personas suelen alegrarse por haberse mudado?”

La respuesta es: no realmente. Odio decirlo porque por mucho que pregono los beneficios de sentar raíces, no estoy realmente en contra de mudarse. A veces puede ser una solución inteligente a ciertos problemas.

Sin embargo, estudios en Finlandia, Australia y Reino Unido han demostrado que una mudanza no suele hacernos más felices. Los australianos y los turcos encontraron que entre el 30 y el 50 por ciento de las personas que se mudan lamentan su decisión de mudarse. Un estudio de 2015 demostró que quienes se mudaron recientemente reportan más días infelices que quienes no se habían mudado. “La literatura acerca de la migración muestra que los migrantes no obtienen muchas ventajas por mudarse” escriben Hendriks, Ludwigs y Veenhoven.

La pregunta es, ¿es posible superarlo?

Mudarse siempre será difícil. Si estás en medio de una mudanza, o recuperándote o preparándote para una, necesitas saber que las cosas no siempre serán fáciles y soleadas en la nueva ciudad. Eso es completamente normal.

Pero también necesitas tomar decisiones diseñadas para incrementar qué tan feliz te sientes en tu nuevo lugar. En mi libro, explico que los lazos que formamos hacia un lugar están basados en sentir que perteneces y estás afianzado al lugar en el que vives, pero también es el bienestar propio en un lugar en particular, y es el resultado de ciertos comportamientos y acciones. Conforme formamos lazos afectivos hacia un lugar, tu felicidad y bienestar también mejoran. Toma tiempo. Katherine Loflin dice que el lazo que tenemos con un lugar llega a su punto máximo entre tres y cinco años después de mudarnos. Sin embargo, comienza con las elecciones que tomamos para nuestra vida diaria.

Estas son las elecciones que pueden ayudar:

Sal de la casa. Puede que sientas tentación de pasar semanas o meses anidando en tu nuevo hogar, pero las cajas pueden esperar. En su lugar, explora tu nuevo vecindario y ciudad, de preferencia a pie. Caminar ha demostrado incrementar la calma y abre la puerta a descubrimientos felices de restaurantes, tiendas, puntos de interés y personas.

Acepta y extiende invitaciones sociales. Como hemos visto, estas relaciones probablemente involucrarán algunas decepciones si las nuevas personas no son material para amistades a largo plazo. Piensa en ello como si fueran citas: tienes que besar muchos sapos antes de encontrar a tu príncipe.

Haz las cosas que te hacían feliz en tu antiguo hogar. Si eras un ávido seguidor de las competencias de frisbee antes de mudarte, encuentra un nuevo equipo al cual integrarte aquí. De nuevo, tal vez te frustre que nadie valore el excelente jugador que eres. Ten paciencia, eso se logrará con el tiempo.

Si tu tristeza postmudanza te debilita o permanece por más tiempo de lo que crees que debería, habla con un profesional. Tal vez disfrutes de la ayuda adicional. De otra manera, avanza lentamente hacia lograr que tu vida en el nuevo lugar sea tan disfrutable como lo era en tu antiguo hogar. Sucederá eventualmente.

A version of this article originally appeared in English.

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