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Verificado por Psychology Today

Neurociencia

¿Podemos subir nuestras mentes a una computadora?

A menos que resolvamos el problema de la conciencia, la tarea todavía es un callejón sin salida.

Los puntos clave

  • El transhumanismo tiene como objetivo mejorar tecnológicamente a los humanos más allá de límites biológicos.
  • Cargar nuestras mentes en una computadora sigue estando mucho más allá de nuestras capacidades tecnológicas.
  • La complejidad del cerebro significa que todavía estamos muy lejos de comprenderlo, y mucho menos de copiarlo.
Fuente: Sinousxl I Pixabay
¿Podremos existir dentro de una computadora?
Fuente: Sinousxl I Pixabay

Transhumanismo e inmortalidad

La idea de cargar nuestras mentes en una computadora suena a ciencia ficción, pero también se ha generalizado entre los principales pensadores (Chalmers, 2024; Harari, 2015; Koene, 2012). El transhumanismo describe la idea de utilizar la tecnología para mejorar las capacidades humanas más allá de las limitaciones biológicas, o para "liberar a la raza humana de sus limitaciones biológicas" (Fukuyama, 2004). Puede que esto no sea tan inquietante como parece: la mayoría estaría de acuerdo en que los audífonos y anteojos electrónicos son algo bueno (Trippett, 2018). Incluso las extremidades biónicas se han vuelto ampliamente aceptadas e incluso celebradas (Meyer y Asbrock, 2018). Sin embargo, la parte inquietante regresa a medida que profundizamos en el valle misterioso (Mori, 1970/2012). La idea de implementar nuestras mentes en una computadora cae en la categoría espeluznante para muchos, aunque otros la ven como un camino prometedor hacia la inmortalidad. De hecho, algunos han invertido enormes sumas de dinero para garantizar que sus cuerpos (o al menos sus cerebros) se conserven criogénicamente con la esperanza de una futura resurrección a través de la tecnología (Germain, 2022).

Un atolladero ético y filosófico

El transhumanismo crea una gran cantidad de preocupaciones éticas que incluyen equidad y acceso, consentimiento, preocupaciones de seguridad, pérdida de identidad humana y consecuencias no deseadas, por nombrar solo algunas (Ebbets, 2021; Koch, 2010; Vigo, 2018). Las opiniones están muy divididas, y algunos lo ven como un camino hacia un futuro feliz, mientras que otros expresan su preocupación de que pueda ser similar a la creación de Frankenstein de un monstruo incontrolable. Hay otras preocupaciones filosóficas: ¿cargar una copia de nuestra mente daría como resultado la existencia de dos personas separadas o se podría transferir el yo? ¿Puede la mente funcionar de manera excorpórea? ¿Sería consciente una mente de computadora? Aunque estos temas se están debatiendo activamente, no existe un consenso generalizado sobre ninguno de ellos. Simplemente no sabemos las respuestas a la mayoría de estas preguntas. Estas discusiones pueden ser importantes, pero pueden no ser tan urgentes o relevantes como algunos han propuesto: La noción de cargar nuestras mentes en una computadora sigue siendo simplemente un concepto ficticio que probablemente no sea factible en el corto plazo, si es que alguna vez lo es.

Asombrosa complejidad y misterio

Si bien hay algún beneficio en discutir tales preguntas fundamentales, todavía estamos muy lejos de intentar cargar una mente en una computadora. Dos de las principales limitaciones tienen que ver con la increíble complejidad del cerebro humano (ver Pang, 2023a) y el estado actual de la neurociencia: aunque las supercomputadoras se están abriendo camino hacia la competencia con los cerebros humanos en términos de potencia informática bruta, todavía estamos muy lejos de poder simular con precisión las más de 100 billones de conexiones dentro de cada cerebro humano (Caruso, 2023; Zimmer, 2011). El otro problema es que incluso si pudiéramos simular interacciones tan complejas, actualmente no hay forma de medir todos los estados de un cerebro. Piensa en ello como una fotocopiadora: incluso la mejor tecnología de impresión no puede producir una copia sin un escáner preciso conectado. El proyecto de investigación más grande jamás realizado en Europa (500 científicos trabajando durante 10 años con un presupuesto de €600 millones de euros; Naddaf, 2023) no logró mapear completamente el cerebro humano, es decir, describir su estructura básica: ni siquiera intentó registrar los estados de sus componentes en absoluto. Por el momento, ni siquiera tenemos una hoja de ruta o una comprensión básica de cómo sería posible en el futuro escanear un cerebro con suficiente detalle para cargar su información en una computadora. Pero hay un desafío aún mayor: todavía no tenemos idea de cómo funciona la conciencia (Pang, 2023b; Pang, 2023c). Incluso si logramos cargar toda la información dentro de nuestros cerebros en una computadora, no hay evidencia clara de que esa información por sí sola sea suficiente para producir conciencia. Nuestro cerebro es un órgano biológico complejo y, aunque gran parte de lo que hace el cerebro tiene que ver con la información (procesarla, almacenarla, recuperarla y evaluarla), no hay evidencia sólida de que esto sea en sí mismo lo que crea nuestras experiencias conscientes. La información llena el contenido de nuestras experiencias, pero qué significa exactamente experimentar algo sigue siendo un misterio.

Conclusión

La idea de cargar nuestra mente en una computadora ha ido ganando popularidad, pero permanece firmemente en el ámbito de la ciencia ficción: todavía estamos muy lejos de mapear el cerebro humano, y mucho menos medir el estado de cada parte de él y replicarlo en una computadora. Tampoco entendemos qué nos hace conscientes y no tenemos evidencia de que simplemente cargar la información presente en un cerebro a una computadora genere experiencias subjetivas. En esta etapa, no parece algo que sería posible en el corto plazo, pero plantea interesantes preguntas filosóficas y éticas sobre lo que nos hace humanos y cuáles deberían ser los límites de la tecnología.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Damian K. F. Pang M.Sc.

Damian K. F. Pang, Maestría en Ciencias, es un investigador enfocado en la conciencia, percepción y memoria así como en la filosofía de la mente y las similitudes y diferencias entre la cognición humana y la IA.

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