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Verificado por Psychology Today

Atención

"No hay coincidencias"

Esta declaración es una paradoja.

Fuente: La luna cubrió la luz del sol por coincidencia
Fuente: La luna cubrió la luz del sol por coincidencia

Al decir la frase “no hay coincidencias” el orador se siente completamente confiado de que es verdad. Pero, al igual que las coincidencias mismas, el significado depende de las creencias de la persona involucrada.

Empecemos observando de cerca la palabra coincidencia. Los diccionarios usualmente la definen como dos o más eventos que se unen de una manera sorprendente e inesperada sin una explicación obvia o casual. Dentro de la definición se encuentra un indicador de que podría haber una explicación.

Esta posibilidad de una explicación crea la oportunidad para decir “no hay coincidencias”. Si una causa se puede definir, entonces no hay coincidencia.

Muchos creen que el Destino o el Misterio o el Universo o Dios, causan coincidencias. Su fe en algo más grande les da una causa. Ya que Dios las causa, la causa es conocida. Por lo tanto, no hay coincidencias.

Las personas orientadas a las estadísticas creen que las coincidencias se pueden explicar mediante la Ley de Números Verdaderamente Grandes, que dice que en grandes poblaciones, cualquier evento raro tiene probabilidades de pasar. Esto está muy lejos de decir que las coincidencias son mayoritariamente aleatorias. Debido a que los estadísticos “saben” que la aleatoriedad las explica, las coincidencias no son nada más que eventos extraños pero esperables que recordamos porque nos sorprendieron. No hay coincidencias, solo eventos aleatorios.

Aquellos que creen en el Misterio tienen más probabilidades de creer que las coincidencias contienen mensajes personales para ellos. Pueden pensar: “tenía que pasar” o “las coincidencias son la manera en la que Dios permanece anónimo”. Algunos de aquellos en el campo aleatorio pueden encontrar algunas coincidencias personalmente atractivas y útiles.

Las explicaciones de "aleatoriedad" y "Dios" remueven la responsabilidad personal

Ambas explicaciones nos quitan la responsabilidad por las coincidencias. Cada una sugiere que no tenemos poder ante fuerzas inexplicables.

La aleatoriedad dice que tú no tienes nada que ver con la creación de las coincidencias, las cosas simplemente pasan porque vivimos en un universo aleatorio. Crees que las coincidencias podrían tener algo que ver contigo, pero no lo tienen. Cuando se nombra a Dios para explicar las coincidencias, entonces eres el receptor de gracia divina. Si crees que tuviste algo que ver con eso, te estás engañando.

La aleatoriedad y Dios son posiciones extremas en un baile de coincidencias que usualmente te involucra a ti en varios grados. Probablemente juega un papel necesario. Algunas coincidencias son menos probables que otras. El misterio juega un papel porque nuestras mentes no pueden entender los múltiples movimientos ocultos detrás del velo de nuestra ignorancia. Aquí yace algo de la belleza en el estudio de coincidencias. Nos hacen maravillarnos. ¿Cuánto tenemos que ver con ellas y cuánto está más allá de nuestro concepto actual de nosotros mismos y el mundo?

Es tu elección

Las coincidencias existen. La coincidencias son reales. Decir que no hay coincidencias detiene la indagación. Desafiar la declaración nos forza a darle sentido a su ambigüedad y explorar nuestra posible participación. Puedes elegir la perspectiva aleatoria y con un movimiento mental de la mano, descartar la mayoría de las coincidencias como indignas de más atención. O, puedes buscar sus posibles implicaciones personales y hacer que la vida sea una aventura de descubrimiento tanto sobre ti como sobre aquellos a tu alrededor. Conforme exploras, podrías descubrir habilidades latentes dentro de ti.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Bernard D. Beitman M.D.

Bernard Beitman, Médico, es profesor visitante en la Universidad de Virginia. Fue catedrático de la Universidad de Missouri-Columbia en el departamento de psiquiatría.

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