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Verificado por Psychology Today

Ansiedad

Comprender los pensamientos invasivos

¿Por qué tenemos pensamientos que no queremos?

By Christopher Craig from Fredericton, NB, Canada. Wikimedia Commons.
Fuente: Por Christopher Craig de Fredericton, NB, Canada. Wikimedia Commons.

“No hay institución más poderosa que la institución de tu mente." —Naide P. Obiang

Los pensamientos intrusivos son pensamientos, imágenes o impulsos no deseados que aparecen en nuestras mentes de la nada. Tales pensamientos pueden adquirir la forma de cualquier cantidad de ideas ofensivas. El contenido suele ser violento, sexualmente explícito o socialmente inapropiado de otras maneras. Estos pensamientos pueden estar dirigidos hacia seres queridos, gente que va pasando, o uno mismo.

Algunos ejemplos de pensamientos intrusivos comunes son:

  1. La imagen repentina de lastimar a un hijo u otro ser querido, a pesar de no tener intenciones o deseos de hacerlo.
  2. Pensar en llevar a cabo un acto sexual con alguien, a pesar de ser inapropiado y/o no sentir atracción hacia esa persona.
  3. El impulso repentino de gritar obscenidades o exponerse en público.
  4. Un impulso pasajero, inesperado de saltar estando en un puente.

La naturaleza indeseada e inesperada de los pensamientos invasivos los separa de otro tipo de pensamientos, como preocupaciones, deseos o deliberaciones. De hecho, los pensamientos invasivos suelen ser tan opuestos a la personalidad y deseos propios, que la persona se siente angustiada o asqueada por esos pensamientos.

¿Qué significan estos pensamientos?

Los pensamientos invasivos intermitentes son comunes y normales. Al investigar este fenómeno, un estudio por Hames y colegas (2012) sugirió que más del 50 por ciento de la gente sin historial de pensamientos suicidas ha tenido el impulso repentino de saltar estando al borde de un puente o edificio alto. Los psicólogos llaman a esto el "fenómeno del lugar elevado."

También se han estudiado a profundidad los pensamientos invasivos en madres nuevas. Un estudio del 2008 realizado por Fairbrother y colegas demostró que la mitad de las madres saludables tenían pensamientos invasivos de lastimar a sus hijos hasta por cuatro semanas después del nacimiento. Un metaanálisis de 50 estudios demostró que casi todas las mujeres han tenido pensamientos invasivos de lastimar a sus bebés en algún punto después de su nacimiento (Brok, 2017).

La gente más propensa a la ansiedad tiene más probabilidades de experimentar pensamientos invasivos (Hames, 2012). Y aunque estos pensamientos pueden ser normales, son más comunes en ciertos desórdenes psiquiátricos, incluyendo trastornos de ansiedad, trastornos del humor como el trastorno bipolar o el trastorno depresivo mayor, y trastornos psicóticos como la esquizofrenia.

¿Qué provoca los pensamientos invasivos?

Entonces, ¿por qué un cerebro normal produce pensamientos aparentemente anormales e indeseados? Algunos investigadores tienen la hipótesis de que estos pensamientos son una señal de alerta mal interpretada (Hames, 2012).

Por ejemplo, cuando una madre experimenta un impulso repentino e indeseado de tirar a su bebé recién nacido, tal vez es una manera en la que su cerebro le advierte que lo sostenga con más firmeza para evitar que se caiga. O en el contexto del fenómeno del lugar elevado, el impulso extraño e inesperado nos lleva a alejarnos del borde del puente o edificio. De cierta forma, estos pensamientos invasivos pueden protegernos de aquello a lo que tememos.

Es importante destacar que estos pensamientos no parecen predecir un riesgo incrementado de llevar a cabo el pensamiento o impulso temido. En el metaanálisis citado arriba, ninguno de los 50 estudios incluidos encontró un riesgo incrementado de violencia en madres con pensamientos invasivos aislados de lastimar a sus hijos (Brok, 2017).

¿Qué puedo hacer si los pensamientos invasivos se vuelven un problema?

Cuando los pensamientos invasivos se vuelven severos, recurrentes y provocan ansiedad, podemos llamarlos obsesiones. Probablemente estas obsesiones son mejor conocidas dentro del contexto del trastorno obsesivo compulsivo (TOC). La gente con TOC con frecuencia también sufre compulsiones: rituales mentales o de comportamiento que buscan reducir la ansiedad asociada con las obsesiones.

Para las personas con pensamientos invasivos normales, transitorios y no angustiantes, no hace falta ningún tratamiento. Es importante darse cuenta de que estos pensamientos son normales y patologizarlos en exceso puede crear una ansiedad innecesaria. Pensemos en estos pensamientos como hipos mentales. Aunque al principio pueden sentirse aterradores, los pensamientos invasivos se disiparán si los aceptamos y les permitimos pasar sin darles demasiada atención o intentar evitarlos.

Si los pensamientos invasivos llegan al nivel de obsesiones, podemos usar medicamentos y terapia para ayudar. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y otros medicamentos antidepresivos han demostrado ser efectivos para tratar obsesiones. La terapia cognitivo conductual también puede ser muy útil, especialmente cuando incluye prevención a respuestas y exposición y estrategias de gestión de la ansiedad.

Imagen de Facebook: fizkes/Shutterstock

Imagen de LinkedIn: Krakenimages.com/Shutterstock

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Melissa Shepard MD

Melissa Shepard, Médico, es profesora asistente de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Johns Hopkins.

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