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Verificado por Psychology Today

Relaciones

5 maneras de superar a un ex que todavía amamos

Por qué tenemos que dejar a la fantasía ir.

Iakov Filimonov/Shutterstock
Fuente: Iakov Filimonov/Shutterstock

Nada como una herida del corazón que no se va para quitarnos nuestra felicidad a futuro. Todos hemos estado ahí, experimentar que un amor del bueno se vuelva malo es doloroso. No importa realmente cuáles fueron las circunstancias o quién tenía la razón y quién no. El punto final es que duele y que el dolor evita que nos movamos hacia adelante. Mientras que el tiempo es el mejor doctor, hay cinco pasos concretos que podemos tomar para facilitar el proceso:

1. Cortar todo contacto

Se debe hacer esto al menos por un tiempo. No, no es necesario seguir siendo amigos. Mantener a un ex en nuestras vidas no es una señal de madurez por si sola; saber cómo cuidar de nosotros mismos y nuestro bienestar emocional sí lo es. Muchas personas se aferran a la idea de una amistad con su ex como manera de mantener viva a la relación porque la idea de dejar ir por completo parece demasiado abrumadora. Mientras que, dependiendo de la situación, una amistad podría ser posible eventualmente, ser amigos no puede pasar de manera genuina hasta que estemos completamente sanos y libres de todo o casi todo el dolor, lo que toma tiempo. Ser nuestro propio mejor amigo es lo más importante durante un rompimiento difícil y eso significa no ponernos en situaciones que no llevan a sentirnos bien. Cuando estamos heridos, estamos vulnerables. Protegernos con barreras saludables es una parte esencial del autocuidado. No hay que ser groseros, con decirle amablemente al ex que necesitamos espacio y que preferiríamos no estar en contacto por un rato es suficiente. (Recordemos no desaparecer de repente)

Si es necesario mantenerse en contacto porque hay niños u otras obligaciones compartidas, es importante saber que hay una clara diferencia entre ser amigable y ser amigos. La verdadera amistad significa que dos personas se preocupan la una por la otra, por su bienestar y porque estén bien. Para el momento en el que terminan la mayoría de las relaciones, con frecuencia está en duda si las dos partes pueden proporcionar este tipo de cariño sinceramente. La expectativa de que alguien que no nos trató bien mientras estuvimos juntos será capaz de ser un buen amigo nos expone a nuevos tipos de dolor. Pero, elegir ser amigable significa que podemos reconocer, sin expectativas, el amor que compartimos y honrar ese periodo de nuestras vidas tratando a la otra persona con amabilidad y respeto.

2. Soltar la fantasía

Muchas personas no se dan cuenta que una gran parte del dolor que experimentan durante un rompimiento no tiene nada que ver con la relación que tenían en verdad. Las relaciones siempre terminan por una razón. Rara vez es una completa sorpresa porque las cosas generalmente no han estado bien por un tiempo. Con frecuencia hay una larga lista de lo que cada persona hizo o no hizo que llevó a todas las peleas y sentimientos lastimados. La mayoría de la gente no quiere la relación que de verdad tenía de vuelta. Lo que lamentan es la pérdida de la relación que creyeron que podrían haber tenido si tan solo las cosas hubieran sido distintas. Pero, la verdad es que esa relación no existía. Dejar ir un sueño puede ser doloroso. Cuando empezó la relación habían expectativas sobre lo que podría ser con base en las cosas buenas que parecían estarse desarrollando en ese momento. Casi todas las relaciones son excelentes al principio, de otra forma no habrían comenzado, pero el entero de una relación es lo que fue de principio a fin.

Debido a que nuestra mente está intentando sanar nuestro corazón, los recuerdos dolorosos con frecuencia se mueven al fondo y nos encontramos recordando y añorando los buenos tiempos. Olvidamos quién era realmente la persona e idealizamos a la persona que queríamos que fuera. Una buena estrategia para sobrellevar esos momentos es simplemente anotar cada una de las cosas dolorosas que podamos recordar que sucedieron durante la relación y leerlo una y otra vez haciendo el esfuerzo de recordar vívidamente esos momentos hasta que los sentimientos dolorosos se debiliten. El punto no es mantenernos enojados, sino recordar la verdad completa de por qué terminó la relación. Eventualmente, dejar ir esos eventos será una parte importante del proceso de perdonar y sanar, pero para dejar ir algo primero debemos aceptar y reconocer que sucedió.

3. Hacer las paces con el pasado

Cuando alguien nos trata mal o hace algo doloroso, es natural y saludable responder sintiendo algo de enojo. El enojo nos ayuda a estar conscientes de situaciones que no son lo mejor para nosotros y puede facilitar el proceso de separación de una relación poco saludable. Pero cuando nos aferramos al enojo y resentimiento de experiencias pasadas, las llevamos con nosotros hacia el futuro. Nada duele más que cuando alguien que amamos hace algo que nos hace reevaluar quién creíamos que era. Cuando alguien traiciona la confianza que le dimos, es doloroso. Pero permitir que las acciones de otros limiten nuestra capacidad de seguir adelante significa que esa persona todavía ejerce control sobre nuestras vidas. El perdón no se trata de dejar que la persona se exima de su mal comportamiento; se trata de nuestra libertad emocional.

Aprender a perdonar y hacer las pases con lo que ocurrió en el pasado puede pasar más fácilmente cuando movemos el enfoque de los eventos específicos que pasaron hacia la perspectiva de la gente involucrada. La mayoría de la gente no actúa con la intención de lastimar directamente a otra persona; generalmente toman decisiones tratando de hacerse sentir mejor a sí mismos. Para bien o para mal, está en nuestra naturaleza como seres humanos operar a partir de nuestra propia perspectiva de auto beneficio y el impacto de nuestras acciones sobre otros es, con frecuencia, una consideración secundaria. No lo hace mejor, pero a veces verlos desde la perspectiva de la otra persona puede ayudarnos a entender mejor los eventos que ocurrieron y hacerlos menos personales. También puede ser más fácil perdonar a alguien cuando los vemos como una persona completa. Si nos encontramos hirviendo en ira sobre algo que hizo o no hizo otra persona, intentemos retroceder y recordar las cualidades positivas que vimos en la persona cuando la conocimos y reconocer que todos tenemos fallas y cometemos errores.

4. Saber que está bien amarlos todavía

El amor nunca está mal. Cuando alguien llega a nuestra vida y nos da la oportunidad de experimentar el amor, ese siempre es un verdadero regalo. Sin embargo, parte de madurar es reconocer que el amor por sí mismo no siempre es suficiente para hacer que funcione una relación. Muchos otros factores y circunstancias, como el momento, valores incompatibles, o las elecciones que hacemos, tienen un papel importante en si una relación prospera o no. Pero seguir adelante después de una relación que no funcionó no siempre se trata de acabar con el amor que sentimos. A veces, la única manera de dejar ir es amar a alguien lo suficiente como para querer lo que es mejor para ellos, incluso si eso significa no estar juntos.

Hay muchas formas de amar, el amor tiene la capacidad de mutar, evolucionar y cambiar con el tiempo. Permitamos que el amor romántico que sentimos evolucione a un tipo de amor distinto que involucre el cariño y la compasión hacia una persona que tuvo un lugar importante en nuestras vidas. Esto ayudará a facilitar el proceso de sanación. Buena parte del dolor que sentimos cuando acaba una relación tiene que ver con la pérdida que percibimos. Conceptualizarlo como una transición y no una pérdida puede aliviar algo del dolor. La verdad: Las relaciones que tenemos en la vida duran para siempre. Perduran en nuestros recuerdos, en los sentimientos que tenemos cuando pensamos en ellas, en lo que nos convertimos gracias a ellas y en las lecciones que nos llevamos de ellas.

5. Amarse más a uno mismo

A fin de cuentas, avanzar de una relación que no estaba funcionando se trata de amarnos a nosotros mismos. Para algunos, esta es la parte más difícil. Creer que nos merecemos estar en una relación amorosa con alguien que comparte nuestros valores y nos trata bien requiere que nos veamos bajo una luz positiva. Si solo pensar en esto parece intimidante porque nuestro diálogo interno está lleno de dudas a nosotros mismos, odio a nosotros mismos y críticas negativas, podría ser necesario buscar la ayuda de un profesional. No podemos esperar que alguien más nos trate mejor de lo que nos tratamos a nosotros mismos.

Auto perdonarnos es una parte importante de amarnos a nosotros mismos. En retrospectiva, podríamos sentir que hay cosas que podríamos haber hecho diferente, pero es imposible saber cuáles habrían sido los resultados. Culparnos a nosotros y auto reprocharnos es un desperdicio de energía que solamente trae emociones negativas y rechaza el proceso de curación. En su lugar, elijamos convertir el dolor en ganancia. Cada relación, si se lo permitimos, puede enseñarnos algo acerca de nosotros mismos y darnos una mayor claridad sobre lo que necesitamos para ser felices. Reconocer nuestro papel en lo que salió mal con una relación puede ser una parte importante de nuestro proceso de aprendizaje. Cuando dos personas están en una relación, crean una dinámica y sin importar lo que haya pasado, ambos contribuyeron de alguna manera. Cuando tengamos la introspección para entender nuestro papel, estaremos en posición de hacer algo distinto. Si nos damos cuenta de que sería útil hacer ciertos cambios en nuestro propio comportamiento, como aprender a poner mejores límites o mejorar nuestras habilidades de comunicación, entonces aceptemos esa oportunidad de hacerlo para que nuestra siguiente relación sea todavía más increíble.

Necesitamos relaciones con otros para vernos más claramente. Cada relación que tenemos es un reflejo de nosotros y de lo que le estamos dando al mundo. Sepamos que una relación no es un fracaso solo porque acabó. Si crecimos como personas y aprendimos algo para avanzar en nuestras vidas, entonces sirvió a un propósito y fue en realidad un éxito.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Jennice Vilhauer Ph.D.

La Dra. Jennice Vilhauer, es Directora del Programa de Psicoterapia de Pacientes Ambulatorios en Emory University en el Departamento de Psiquiatría y Ciencia del Comportamiento en la Escuela de Medicina.

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