Exprésate, a quien te ama por las razones correctas le encantará

Cada vez que una mujer abre la boca y sale algo que no sea un sonido tranquilizante, un misógino pierde la cabeza.

Si hay un hombre en tu vida al que no le gusta el sonido de tu risa o al que le gusta ser el único que cuenta la historia divertida, estás eligiendo ser un miembro del público, una corista, una animadora y una espectadora por el resto de tu vida.

El amor verdadero celebra la risa compartida, el ruido alegre, el momento de unión tan significativo como un abrazo.

Esto se ha vuelto obvio desde que la risa de Kamala Harris desató una reacción violenta de retórica antifeminista y que teme a las mujeres. Aunque las diatribas contra la poderosa presencia de Harris en el podio y a la vista del público no son a menudo más que un aullido inarticulado compuesto de rabietas sobre cómo los hombres blancos no tienen el poder que tenían antes porque las mujeres y las personas de color ahora tienen derecho a votar, sigue siendo impresionante presenciar la extraña furia de algunos hombres y algunas mujeres cuando un ser humano defiende sus derechos y su comunidad.

Es como si las mujeres debiéramos ser obscenas y se supiera que somos absurdas, como si debiéramos sentarnos, callarnos y dejar que los chicos se divirtieran hasta que hubiera algo que quisieran de nosotras. Y si una mujer estaba lo suficientemente loca o chiflada como para expresar su opinión, entonces simplemente la enloquecían olvidándola en un ático, le hacían gaslighting, la encerraban o la amordazaban.

Piensa en las palabras “amordazar” y “atragantar” por un minuto: es una broma que se le gasta a una víctima involuntaria. También es una forma de callar a alguien. También es una palabra que se usa cuando te ahogas porque no puedes tolerar lo que has estado tratando de tragar, cuando ya no puedes contenerlo.

Cuando se usa el humor para silenciar a alguien, para hacer que alguien se sienta mal, para hacer que alguien sienta que no tiene derecho a hablar, para hacer que sienta como si estuviera fuera de la conversación, entonces eso es amordazar.

La risa de las mujeres, la risa de Kamala Harris, es el sonido que se oye cuando se quita la mordaza.

La risa es el sonido que emites cuando eres libre, cuando eres fuerte, cuando eres poderosa y cuando tienes autoridad sobre tus propias respuestas. No es la risita de la niña incómoda ni la mueca burlona del bromista profesional.

La mujer que se ríe de verdad es la que está en la cima del mundo. Es un mundo que abraza y un mundo que puede compartir su alegría.

Por eso es peligrosa: la figura femenina que ríe es peligrosa en todas las culturas y en todos los tiempos. Es poderosa porque no intenta complacer. Ella misma está satisfecha.

Una mujer que no intenta complacer para hacer cambios, sino que insiste en que los cambios se producirán porque ella misma será el agente de ese cambio, aterroriza al status quo. Si se atreve a hacer esto, ¿a qué más se atreverá?

¿Se atreverá a decir “no” cuando le digan que haga algo que preferiría no hacer? ¿Dirá “sí” cuando le pregunten si está dispuesta a unirse a la lucha justa, incluso si eso significa renunciar al camino que su familia le ha trazado? ¿Apostará un “por supuesto” cuando le pregunten si puede tomar sus propias decisiones? ¿Seguirá adelante con su vida, aceptando el triunfo y la derrota, sin disculparse?

Mark Twain escribió: “Contra el asalto de la risa, la tiranía no puede resistir”. Cuando la risa de una mujer resuene en algún lugar, desconcertando a quienes no pueden soportar el sonido de una mujer que sabe lo que quiere, el resto de nosotras debemos seguirla, fortalecerla hablando, encontrando el humor y expresándonos, sin disculparnos.

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¿Una persona que disfrutará de tu deleite en esto contigo? Ese tipo es un buen tipo.