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Verificado por Psychology Today

Terapia

Terminar con la terapia, ¿por qué? ¿cuándo? ¿cómo?

Por qué tememos el final de la terapia.

La etapa de terminación de la terapia es la más importante. De hecho, para algunos, es la fase más profundamente transformadora, significativa y sanadora de la terapia. Pero muchos clientes se van antes de ser capaces de cosechar los beneficios de una buena terminación.

Una de mis muchas labores es supervisar la rotación de estudiantes de posgrado cada año académico en un centro comunitario de terapia. La mayoría tiene clientes que se quedan con ellos todo el año. Al llegar la primavera los estudiantes le recuerdan a sus clientes que la rotación terminará en el verano y que entonces terminarán la terapia o los transferirán con un terapeuta entrante. La mayoría de los clientes responden a estas noticias con calma, diciendo que sabían que esto pasaría y que no es nada. Pero conforme se acerca la última sesión, empieza a surgir material interesante. Mis estudiantes notan que sus clientes empiezan a hablar sobre rompimientos, la muerte y otros finales. Sus sueños reflejan temas de abandono y pérdida. Otros clientes repentinamente “se sienten mejor” o tienen una crisis financiera o terminan la relación por nota de voz. En algunos casos, surge algún conflicto y los clientes se van enojados. Mientras que algo de esto podría ser una coincidencia, la repetición anual de estos patrones parece respaldar la idea de que la terminación toca en sensibilidades profundas, tal vez a un nivel inconsciente.

No nos gusta hablar de la terminación de la terapia; provoca sentimientos incómodos tanto en clientes como en terapeutas. Muchos de los finales de la vida: rompimientos, divorcios, graduaciones, despidos, mudanzas, fallecimientos, etc, provocan sentimientos de enojo, tristeza, duelo, rechazo y/o abandono. Si la terapia exitosa requiere de una conexión significativa entre el cliente y su terapeuta (como mis colegas en este blog y yo defendemos), entonces deberíamos esperar estas emociones dolorosas cuando termine la terapia. Cuando evitamos la terminación, esos pensamientos y sentimientos podrían pasar desapercibidos y evitar un cierre saludable. Incluso me he enterado de clientes que van a terapia por el duelo de su terapia anterior.

Hay otras razones por las que evitamos terminar con la terapia. Los clientes pueden temer que les dirán que no están listos para dejar de acudir o les preocupa que irse lastimará los sentimientos del terapeuta. Les preocupa que decir adiós será incómodo, meloso o doloroso. Algunos evitan el piquete asociado con el fin de cosas en su pasado, un dolor que sintieron antes y que no quieren repetir. Como resultado terminan de manera indirecta, con un mensaje como “Hola, soy Mariana, no podré llegar a mi terapia esta semana, te llamo para hacer mi próxima cita”. Y eso es todo, nunca volvemos a saber de Mariana.

Los terapeutas pueden equiparar el final con una pérdida de ingreso y con la reducción de casos. Su cerebro empresarial teme mencionar la terminación por miedo de estar plantando esa semilla. Muchos relacionan su éxito como terapeutas con su libro de citas, así que perder a un cliente significa que han fracasado. Algunos podrían evitar el tema porque es una conversación incómoda y no queremos que nuestros clientes se sientan incómodos. O tal vez están vinculados emocionalmente con sus clientes y no quieren dejarlos ir. Sea como sea, su silencio colude con sus clientes, resultando en una negación por llegar a la terminación. Al evitar el tema sus clientes podrían no saber que la fase de terminación existe y que tiene mucho valor. En estos casos, el mensaje de “¡nos vemos!” no es muy sorprendente.

Los clientes (y los terapeutas) que evitan el proceso de terminación se están perdiendo del mejor material que tiene la terapia. Por ejemplo, muchos problemas que surgen entre los clientes en terapia incluyen un elemento de pérdida. Durante la terminación, la terapia se convierte en un laboratorio para experimentar, procesar y lidiar con esos sentimientos de primera mano. ¿Qué tipo de modelo es la terapia si pregonamos el lidiar con y aceptar la pérdida pero practicamos la negación? ¿Podemos racionalizar pasar un año trabajando con el duelo por un ser querido pero igual terminamos nuestra relación por mensaje de voz? Ya que la terapia debe llegar a su final, ¿no deberíamos tener un final de calidad como parte de cada tratamiento?

La terminación es un momento para evaluar el trabajo que has logrado, celebrar el progreso, hablar sobre qué metas no hemos logrado y explorar cualquier decepción con el proceso. Es recordar, tener una entrevista de salida y despedirse todo en uno. A veces este panorama general ayuda a cerrar todo, ya que ver el trabajo en retrospectiva te da perspectiva. Conocimientos como “ah, me alegra que no me dijeras qué hacer”, o “eso explica por qué me siento frustrado a veces” son comunes en una buena terminación. Sí, a veces esta discusión abre una nueva lata de gusanos, lo que potencialmente resulta en más terapia. Pero podría ser digno de explorarse.

No tenemos suficientes finales felices en la vida. La naturaleza de la terapia y la fuerza de la relación podría darles a los clientes este último regalo: una experiencia emocional correctiva relacionada con los finales. Los clientes y terapeutas que lo evitan se están privando del entendimiento y la sanación que brinda la fase de terminación.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Ryan Howes PhD, ABPP

El Doctor Ryan Howes, es psicólogo clínico, escritor, músico y profesor en la Escuela de Posgrado de Psicología en Fuller en Pasadena, California.

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