Si tu pareja te abandona, no te abandones tú

Esta mañana me entrevistaron para una cumbre llamada Healing Abandonment & Betrayal Trauma organizada por la Universidad AVAIYA. Mi tema fue “Usar el abandono como trampolín para el cambio”. Una mujer encantadora llamada Brielle me entrevistó y una de sus preguntas fue: “¿Tu mensaje a las mujeres de tu comunidad es que cuando su pareja las abandone, no se abandonen ellas?”

Eso realmente me impactó. Por supuesto, eso es todo en pocas palabras. Algunas mujeres, después de que su marido se marcha, se sienten tan mal y sin valor, que en cierto modo se dan por vencidas. Incluso mucho después del día del lanzamiento de la bomba, están llenas de anhelo por la vida que solían tener y se sienten desesperanzados por el futuro, incapaces de elaborar una visión de una vida posterior que pueda traerles alegría.

¿Por qué algunas mujeres se abandonan? Hay dos razones.

En primer lugar, al marcharse, los maridos fugitivos suelen denigrar a su esposa, enumerando todas las cosas que encuentran mal en ella. Un marido incluso le presentó a su angustiada esposa una lista mecanografiada de todos sus defectos. Estaba desesperada por entender por qué él se iba, así que leyó cada palabra de esa lista y asumió todas sus quejas. Es difícil no hacerlo. Aunque parecía perfectamente feliz de vivir con ella durante todas las décadas anteriores, al irse de repente necesitaba derribarla. Y sus palabras dieron en el blanco: ella se culpó a sí misma.

En segundo lugar, para algunas mujeres, sobre todo si obtenían buena parte de su identidad de su papel de esposa, su partida significa que ya no saben quiénes son. El futuro ha cambiado irrevocablemente y se sienten perdidas. Antes de que él se fuera, tenían planes y objetivos claros, pero después, cuando todos esto se vuelve irrelevante, se sienten perdidas.

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¿Cuál sería entonces lo contrario de abandonarse a una misma? Cuidarte a ti misma. En el Caribbean Retreat esta primavera, una de las mujeres increíbles contó cómo había tenido la visión de darse la bienvenida a sí misma cuando era niña y sentarse en su regazo. La abrazó con ternura y la consoló, diciéndole que siempre estaría ahí para ella y la cuidaría. Y ahora, cuando se siente perdida o sola, recuerda esa promesa: amar y cuidar siempre a su pequeña yo.

Debes convertirte en una luchadora por tu propia felicidad y estar decidida a tomar control de tu vida y, sin importar en qué etapa te encuentres, poner un pie delante del otro y diseñar el siguiente capítulo. Tu ex no tiene el derecho de definirte. Tú sí. Y no necesitas ser perfecta para amarte a ti misma. ¿Puedes amarte a ti misma con todos tus defectos e imperfecciones, del mismo modo que puedes amar a tu pequeña yo?

Si has perdido tu sentido de propósito e identidad, dedica algún tiempo a reflexionar sobre quién eres y qué representas. ¿Qué puedes hacer de acuerdo con tus valores y principios para seguir adelante? No tiene por qué ser algo grande. Puedes decidir ser extraordinariamente amable, por ejemplo. Puedes crear un hermoso jardín en la parte delantera de tu casa y complacer a todos los que pasen por allí. Puedes rescatar gatos (y convertirte en una “señora de los gatos”). Simplemente aprende a amarte a ti misma.

Como escribió la poeta Mary Oliver: Dime, ¿qué planeas hacer con tu única y preciosa vida?