Relaciones familiares
Por qué los niños golpean a sus hermanos y cómo ayudar a que se detengan
Cómo ayudar a que los niños manejen mejor sus emociones y así controlen su comportamiento
1 de junio de 2020 Revisado por Gary Drevitch
Dr Laura,
Mi hijo de 4 años le pega a mi bebé de 9 meses. Es muy difícil reconocer cualquier señal de enojo en él, la golpea o empuja de la nada. Un momento está sentado ahí, acariciándola suavemente y luego, de la nada le empuja o le pega. No noto enojo abierto en sus sentimientos así que me cuesta lidiar con la situación porque se me hace tonto decirle que está enojado cuando no muestra señales de estar enojado o molesto, parece que solo lo hace por diversión.
— Belinda
Si viéramos su enojo, frustración o celos sería más fácil porque al menos podríamos entender eso. Pero cuando actúa como un bully de sangre fría "por diversión", eso llena nuestros corazones de terror: tenemos miedo de que nuestro hijo se esté convirtiendo en un monstruo. Pero, a pesar de que está actuando monstruosamente, no es un monstruo. Es nuestro hijo, mostrándonos de la única manera que puede que necesita nuestra ayuda desesperadamente.
Pero, a la mayoría de los padres se nos dificulta ayudar a nuestros hijos con los sentimientos importantes, porque nunca aprendimos a manejar nuestros propios sentimientos (excepto para adormecernos mediante "pequeñas adicciones" como comida o perdernos en las pantallas). De hecho, encontramos que cuando nuestros hijos lloran o se enfurecen, nos saca de quicio. Los sentimientos insoportables nos inundan. Así que nosotros también arremetemos para evitar nuestros sentimientos. En lugar de ayudarle a nuestro hijo con sus sentimientos, lo castigamos por ellos. O, si nos damos cuenta de que el castigo empeoraría las cosas, decimos severamente, "¡no le pegues! ¡le duele!" con la esperanza de que hasta ahí llegue el asunto.
Pero claro que no llega hasta ahí. Podemos estar seguros de que la golpeará de nuevo porque sigue teniendo todos esos sentimientos monstruosos. Esos sentimientos están en guerra contra su afecto por su hermanita. Estará dándole cariño y, para su sorpresa, de repente estará poseído por un deseo de lastimarla. Eso no lo hace un monstruo, solamente es un niño pequeño intentando manejar sentimientos que han destruido a humanos mucho mayores. Como me dijo mi hijo cuando tenía cuatro años sobre su hermanita, "la odio, no sé por qué, pero lo hago." (Pronóstico positivo: ahora tienen 23 y 19 y se adoran).
La razón por la que tiene esa expresión en blanco es porque está intentando NO sentir en esos momentos. Lo que siente, el temor de no ser lo suficientemente bueno en comparación con el bebé, la tristeza de haber perdido su lugar especial en nuestra familia y nuestro corazón, es tan angustiante que no puede soportarlo. Cuando empieza a ahogarse en esos sentimientos, ataca para no tener que sentirlos. La razón por la que su expresión está en blanco es porque está intentando adormecerse.
Desafortunadamente, cada vez que decide empujarla en lugar de darle afecto, mata su empatía. Cada vez que respondemos con enojo, su corazón se endurece más. Pronto solo vemos una máscara de adormecimiento, tiene la expresión en blanco de una fortaleza.
¿Cómo podemos atravesar esa fortaleza para ayudarle a recuperar su corazón y su empatía? ¿Cómo le ayudamos a manejar sus emociones para que pueda manejar su comportamiento? Usualmente se nos aconseja empezar a pasar más tiempo con él. Eso es esencial pero la "atención" no es suficiente para sanar lo que está pasando. Cualquier niño que golpee repetidamente está mostrando que se siente como un monstruo y que sabe que no puede confiar en que nosotros entenderemos sus sentimientos monstruosos. Así que empuja todos esos sentimientos terribles a lo más profundo de sí, pero eso significa que está empujando también sentimientos positivos. Se desconecta de nosotros. Su vaso está vacío pero rellenarlo es difícil porque no puede aceptar nuestro amor. Así que tenemos que construir confianza, seguridad y conexión, y luego tenemos que ayudarle con sus sentimientos enredados.
1. Conectar de maneras reconfortantes. Generar confianza y conexión pasando media hora al día estando presente con él al 110 por ciento es un inicio esencial. Deja que decida qué hacer con ese tiempo. Solo dale todo el amor que sea posible e ignora todas las distracciones. Le encantará ser el centro de tu atención, saber que hacerlo feliz es muy importante para ti. Y, tal vez lo más importante, verá cuánto lo disfrutas, lo que sienta las bases para sus sentimientos de autovalidación.
2. Generar seguridad y ayudarle a reírse de sus preocupaciones a través de juegos. Todos los niños necesitan reírse a diario, y un niño que golpea REALMENTE necesita reírse de la agresión y el miedo, así que cualquier juego de agresión fingida que lo haga reír le ayudará a sanar y fortalecerá su conexión contigo. A la mayoría de los niños se les ocurren los juegos que necesitan: "¡juguemos a que soy el monstruo y te asusto!" Acepta el juego y aparenta terror. Si él no lo hace, empieza una pelea de almohadas y actúa como si te aterrara que se te acerque con la almohada. Si se ríe, sabrás que vas por el camino correcto.
También puedes iniciar un juego de animales de peluche en el que un nuevo bebé llega a la familia. Deja que él decida los infortunios que sin duda le ocurrirán al bebé, como que accidentalmente termine de alimento para los tiburones o que lo tiren a la basura. Los juegos son la manera inofensiva de la naturaleza de ayudarle a los niños a procesar sus emociones y cualquier cosa que los haga reír ayuda a dejar salir algunas de esas emociones que de otra manera los harían llorar.
Otra manera de ayudarle a un niño a volver a traer sus sentimientos es leer libros que inicien una discusión. Hay muchos libros acerca de la llegada de un nuevo bebé para los hermanos mayores. Solo asegúrate de que el libro muestre que los sentimientos son aceptables pero que no muestre a los hermanos realizar ningún tipo de comportamiento desagradable, ese no es el modelo que queremos que siga. Si todo sale bien, estos libros lo harán reír porque el protagonista dirá cosas que él no puede sobre cómo su nueva hermanita es molesta o huele mal.
Aunque leer libros juntos es una gran manera de hacer reír a un niño, no te sorprendas si arroja al libro al otro lado de la habitación. Si no quiere hablar al respecto es porque tocamos justo en la fibra sensible. Reconoce sus sentimientos con gentileza: "no te gustó este libro, me pregunto si a veces te sientes mal por dentro a causa de NUESTRO bebé." No hace falta analizar si siente ira o celos. Lo ha sentido todo, así que solo reconoce lo que veas: "estás molesto" o "arrojaste el libro; no quieres leerlo."
3. Cuando un niño golpee, ve primero con el agredido. Sentirás una necesidad urgente de enseñarle al pequeño golpeador une lección, pero detente y respira. Quien te necesita en este momento es el bebé que resultó lastimado. Habla con el golpeador después; no se va a ir a ningún lado. Consolar al pequeño herido te llevará a un humor más cariñoso que es lo que necesitarás cuando lidies con el pequeño golpeador. Lo sé: quieres castigarlo. Pero lo que realmente quieres es detener los golpes y la única manera de hacer eso es ayudándolo con sus sentimientos. Esto quiere decir que tienes que verlo desde su perspectiva, no percibirlo como el enemigo.
4. Ayudarle a superar su enojo para llegar a las lágrimas y temores subyacentes. Cuando golpea, aunque no se ve ninguna señal de emoción específica, puedes estar segura de que sus sentimientos están impulsando sus acciones. Después de asegurarte de que tu otro hijo esté bien, tu meta es ayudarle a tu hijo a que saque sus emociones a la luz para que pueda "enseñártelas" y dejarlas ir. Las buenas noticias sobre las emociones humanas es que una vez que las sentimos, desaparecen.
Así que acércate bien, colócate a su nivel y míralo a los ojos. Puede que solamente veas una expresión en blanco. Sigue respirando y recuérdate que es un buen chico que necesita tu ayuda para que así puedas mantenerte amable y tranquilo. Se empático. "Eso fue difícil, tu hermana estaba llorando...veo que te sientes mal...háblame al respecto."
Crea un lugar seguro para que te pueda enseñar cómo se siente. Detrás de esa máscara hay un lugar solitario. Si no habla, empieza a describir lo que crees que podría estar sintiendo: "me pregunto si no será difícil para ti tener al bebé en nuestra familia ahora..."
Conforme reúnes toda tu compasión e intentas verlo desde su perspectiva, su enojo romperá la barrera de adormecimiento y tal vez empiece a gritar sobre lo mucho que te odia a ti, a su hermana o su vida. Eso es bueno: el enojo disuelve el adormecimiento. Dile que está bien estar enojado, que quieres saber más al respecto. Mantén la calma, se amable y empática: "ay cielo, ¿sientes que soy malvada y nunca te entiendo? Lo siento tanto. Eso debe dolerte mucho." No necesitarás muchas palabras, solo tu corazón abierto.
Tal vez tengas lágrimas en tus ojos, lo que a su vez lo incitará a llorar también. Una vez que atraviese sus temores, es probable que se retuerza y luche y grite y sude. Eventualmente estará llorando en tus brazos.
5. Apoya a la parte de tu hijo que está teniendo una valiente batalla en su interior, la parte que es buena y honesta y que protegería a su hermanita si alguien más la amenazara. Nota cada cosa positiva que hace, especialmente (pero no solamente) en relación con su hermana, y dile lo que ves:
- "Cuando le mostraste al bebé tu juguete, estaba tan feliz."
- "Estás siendo tan cariñoso."
- "El bebé siempre se ríe más contigo que con cualquier otra persona. Te adora."
Hay muchas otras maneras de alentar los lazos entre hermanos. Jugar algo en donde ellos dos hagan equipo contra ti. Hacer un álbum con fotos de ellos dos divirtiéndose y verlo con frecuencia. Alentarlos a dibujarse mutuamente. Ayudarles a comprarse pequeños regalos el uno al otro, incluso si el bebé no entiende bien lo que está pasando. Deja que tu hijo mayor sea importante en la vida del bebé ayudando en maneras que lo hagan feliz: "parece que la bebé se despertó, vamos por ella." Reduce la rivalidad de todas las maneras que se te ocurran, como decir, "tan pronto como tenga las manos libres quiero ayudarte con eso", en lugar de, "estoy ocupada con tu hermana ahora mismo, te ayudo a ti después."
7. Prevención. Es nuestra responsabilidad mantener a nuestros hijos seguros. Podríamos pensar que debería ser posible dejar a una bebé de nueve meses con un niño de cuatro años, pero ahora sabemos que no es posible. Desear que las cosas fueran distintas no le ayuda a ninguno de los dos niños. Simplemente no lo hagas y deja de resentirlo.
No digo que te culpes a ti misma cuando alguien sale lastimado. Lo que digo es que te responsabilices de estar prevenida, como lo harías con cualquier otro riesgo. Cuando el niño vaya con la bebé, acércate. Sonríe y dile, "aquí estoy cielo, te ayudaré a ser cariñoso." Cuando notes que se está poniendo de mal humor, siéntate con él en su rincón de calma, ayúdale a recargarse o aliéntalo a pasar un tiempo reconfortante tranquilo por su cuenta. Si la lastima, acepta tu parte de la responsabilidad por no haber estado ahí para ayudarlo con sus sentimientos y evitarlo. Esto ayudará a que sea menos defensivo, para que le sea más fácil aceptar su parte de la responsabilidad.
Esto no durará para siempre. Una vez que le ayudes con sus sentimientos, empezará a manejarlos mejor, lo que le permitirá controlar su comportamiento. Y tarde o temprano los hermanos empezarán a formar un lazo por su cuenta.
A version of this article originally appeared in English.