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Verificado por Psychology Today

Relaciones

Las causas más comunes del corazón roto

Las causas comunes incluyen los rompimientos, infidelidad y rechazo.

Los puntos clave

  • El corazón roto es muy común, la mayoría de las personas (más del 80%) lo han sufrido en algún momento de sus vidas.
  • Vivir con el corazón roto en el presente está asociado con la soltería, tendencias neuróticas y el apego ansioso/evitativo.
  • Es más sano interpretar estas experiencias de forma positiva (como catalizadoras para crecer) que de forma negativa (como que somos defectuosos).
 islandworks/Pixabay
Source: islandworks/Pixabay

Dunlop y sus colegas, en un artículo publicado en el número de marzo de Personal Relationships, revisaron los hallazgos recientes sobre la angustia, especialmente el dolor romántico. Aunque la soledad, el amor no correspondido y la disolución de la relación romántica (es decir, la ruptura) han sido examinados previamente, la presente investigación es la primera en enfocarse específicamente en la experiencia de un corazón roto.

La investigación del corazón roto: muestra y métodos

Nota, a menos que se indique de otra forma, los participantes en las investigaciones descritas más abajo fueron reclutados de Amazon's Mechanical Turk y YouGov.

Estudio 1: 2000 individuos; 46% hombres; edad promedio, 48 años; 71% blancos.

Se les preguntó a los participantes si nunca les rompieron el corazón, y si esto también era cierto actualmente. (Nota, ambas preguntas se hicieron una vez más en las investigaciones subsecuentes).

Estudio 2: 720; edad promedio de 35 años; 47% hombres; 77% blancos; 78% en relaciones comprometidas. Aquellos que respondieron que sí a haber experimentado tener un corazón roto recibieron instrucciones para proporcionar más detalles. La codificación de las respuestas resultó en la siguiente clasificación de las experiencias de angustia, de más a menos frecuentes:

  1. Ruptura (mutua) 41%
  2. Infidelidad (es decir, engaño, adulterio) 27%
  3. Rechazo (es decir, interés romántico no correspondido) 15%
  4. Otras experiencias románticas (por ejemplo, no era soltero al mismo tiempo que la pareja potencial) 11%
  5. Otras experiencias no románticas (por ejemplo, una mascota que murió) 6%

Estudio 3a: 194 estudiantes de pregrado; 26% hombres; edad promedio, 22 años; 43% asiáticos, 37% latinos y 19% blancos. Los estudiantes participantes completaron el Inventario de los Cinco Grandes (que mide los rasgos de personalidad de los Cinco Grandes de extraversión, neuroticismo, apertura a la experiencia, amabilidad y escrupulosidad).

Estudio 3b: 864; 37 años en promedio; 45% hombres, 78% blancos; 78% en una relación. Se les administró el Inventario de los Cinco Grandes en relaciones cercanas. Las preguntas de muestra de este inventario incluyen, "tengo miedo de perder el amor de mi pareja" y "me resulta difícil depender de mis parejas románticas”.

Estudio 4a: 198; 45% hombres; 36 años en promedio; 81% blancos; 80% en una relación romántica. Aparte de completar el inventario, a las personas que habían experimentado una ruptura romántica se les pidió que proporcionaran la historia de su "ruptura personal más significativa".

Las narrativas se codificaron en términos de si el individuo interpreta la angustia como indicativa de autocrecimiento (como haberles enseñado una lección positiva o una visión), autodeterioro (como revelar un defecto o tener otros efectos negativos en la visión de sí mismo de la persona), o ninguna autotransformación en absoluto.

Un ejemplo de autocrecimiento fue: "yo estaba devastado y destruido, pero ambos crecimos como personas a partir de eso”. Un ejemplo de autodeterioro fue: "Ahora ya no siento que puedo confiar en nadie”.

Estudio 4b: 405 estudiantes de pregrado; 35% hombres; edad promedio de 19 años; 49% asiáticos, 41% latinos y 11% blancos. A las personas que tenían el corazón roto (en el presente o en el pasado) se les pidió que proporcionaran una historia de su corazón roto. Estas historias fueron codificadas como en el estudio 4a. Se administraron los cuestionarios anteriores.

La investigación del corazón roto: resultados

El análisis de los resultados mostró:

A la mayoría de las personas (82%) les han roto el corazón. En la mayoría de los casos, el corazón roto fue de naturaleza romántica y ocurrió aproximadamente a la edad de 20 años. La prevalencia de un corazón roto en la actualidad era del 14%. La causa más común de ello fue una ruptura romántica, mientras que la causa menos común fue un evento no romántico (por ejemplo, una mascota que murió).

No se encontró una asociación fuerte entre los informes de haber experimentado un corazón roto y el género, la edad, los rasgos de personalidad, los estilos de apego o el estado de relación (estar soltero vs. en una relación).

Sin embargo, estar en un estado de corazón roto en la actualidad se asoció con estar soltero y mostrar un mayor grado de neuroticismo, apego evitativo y apego ansioso.

Al examinar las historias de corazones rotos de los participantes, los investigadores concluyeron que aquellos que habían experimentado un corazón roto pero mostraron niveles más altos de seguridad de apego, en oposición a los bajos niveles de seguridad de apego (es decir, apego ansioso alto, apego evitativo alto),"tendieron a interpretar sus experiencias previas de angustia como conducentes a alguna forma de crecimiento del carácter, en lugar de deficiencia”.

En otras palabras, aquellos con un estilo de apego seguro enmarcaron sus experiencias de que les rompieran el corazón de forma positiva y optimista, por ejemplo, que les ayudó a crecer y hacerse más fuertes, o les permitió aprender lecciones útiles sobre ellos mismos, las relaciones y la vida.

DtheDelinquent/Pixabay
Source: DtheDelinquent/Pixabay

En resumen

Si actualmente te encuentras con el corazón roto, no pienses en ello como indicativo de mala suerte o un defecto o fracaso personal. ¿Por qué? Porque el corazón roto es común. En la presente investigación, cuatro de cada cinco participantes relataron haber experimentado un corazón roto.

De hecho, tener el corazón roto puede no ser prevenible; lo que es importante es cómo interpretamos los eventos asociados con las experiencias de angustia. Interpretar la causa del corazón roto negativamente, como debido a una terrible falla personal o falla permanente, podría tener muchas consecuencias psicológicas negativas. Puede socavar la autoestima, la competencia romántica, la resiliencia, la fuerza y la capacidad de confiar y formar relaciones en el futuro.

Por supuesto, tenemos que reconocer el dolor y el sufrimiento. Sin embargo, para seguir adelante, es útil tratar de encontrar algo positivo o útil sobre la experiencia. Por ejemplo, ver cómo el corazón roto revela información útil sobre uno mismo o la naturaleza de las relaciones, es un catalizador para el crecimiento y el desarrollo, motiva la autoexploración, fomenta la formación de relaciones más saludables, nos ayuda a encontrar formas más estables de relacionarnos con cosas y personas que valoramos, etc.

Y esto es lo que algunos participantes en las investigaciones anteriores fueron capaces de hacer: "aprendí a mantener siempre mis ojos en el premio, no importa lo que la vida me arroje”. O, "Tuve que romper mi propio corazón y hacer que él tomara esa decisión por mí mismo para ser libre de nuevo para vivir y encontrar mi felicidad”.

Naturalmente, ver lo positivo puede no ser fácil, particularmente para las personas altamente neuróticas (y aquellas con un apego ansioso alto o un apego evitativo alto). Los tratamientos potencialmente útiles para esta población incluyen varias intervenciones basadas en la narrativa. Tales terapias pueden ayudar a estos pacientes a reconstruir sus experiencias de corazón roto de una manera en que su historia ya no sea una de una angustia que expone sus defectos de carácter y deficiencia inherentes. Sus nuevas historias de corazón roto resaltarán su agencia y potencial para el crecimiento emocional y psicológico.

Imagen de Facebook: Antonio Guillem / Shutterstock

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Arash Emamzadeh

Arash Emamzadeh asistió a la Universidad de Columbia Británica en Canadá, donde estudió genética y psicología. También ha realizado estudios de posgrado en psicología clínica y neuropsicología en Estados Unidos.

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