El preocupante aumento global en el síndrome Hikikomori explicado

Fuente: Maia Habegger / Unsplash

"Me convertí en un hiki después de abandonar la escuela secundaria a los 16 años", escribe un usuario de Reddit, "Ahora tengo 37 años con la mente de un joven de 16 años. Dos décadas y no he hecho nada, nunca besé, nunca conseguí un trabajo, solo pasé todos los días en línea. No mejora".

El término "Hikikomori", originario de Japón, es un acrónimo de las palabras "hiki"(retirarse) y "komori"(estar adentro), refiriéndose colectivamente a "personas que se retiran de la sociedad".

Hikikomori es un síndrome cultural, estudiado ampliamente en Japón, ahora difundido en todo el mundo con el uso de las redes sociales, exacerbando el ya creciente problema de la soledad.

La propagación mundial del síndrome Hikikomori

Según un estudio de 2023 publicado en Clinical Child and Family Psychological Review, el hikikomori es una forma extrema de aislamiento social influenciada por una variedad de factores que incluyen:

• Condiciones psiquiátricas
• Rasgos de personalidad desadaptativos
• Dinámica familiar adversa, incluida la crianza perjudicial de los hijos
• Experiencias negativas de pares
• Presiones sociales
• Uso excesivo de Internet y medios digitales

El hikikomori se caracteriza por una negativa persistente a abandonar el hogar durante más de seis meses, desinterés en la mayoría de las actividades, abandono de la escuela, abandono del trabajo para quedarse en casa y dependencia de la familia sin ningún plan de autosuficiencia.

Una encuesta del gabinete japonés de 2022 descubrió que existen aproximadamente 1.46 millones de reclusos en Japón dentro del grupo de edad de 15 a 64 años. Además, una encuesta de 2019 indicó que 613,000 adultos japoneses de entre 40 y 64 años también entraban en la categoría conocida como "hikikomori adulto".

La encuesta también arroja luz sobre el "fenómeno 80-50" en el que los padres de 80 años cuidan a sus hijos de 50 años. Aunque los criterios de selección de la muestra fueron diferentes en cada encuesta, las implicaciones son claras: todos los grupos de edad se ven afectados por el síndrome de hikikomori hasta cierto punto.

"¿Qué hará cuando me vaya o si empiezo a tener que depender de la ayuda de otros?" dice una madre viuda de 77 años y participante de la encuesta, expresando su preocupación por su vejez y dejar solo a su hijo de 53 años sin que nadie lo cuide.

Apenas el año pasado, el Ministerio de Igualdad de Género y Familia de Corea del Sur lanzó un programa ofreciendo una asignación mensual de $490 dólares a jóvenes recluidos para reintegrarlos a la sociedad, asistir a la escuela y buscar empleo.

Además, el síndrome no se limita únicamente a Japón, sino que se está extendiendo gradualmente a la mayoría países conectados digitalmente a nivel mundial, incluidos EE. UU., China, India, Brasil y otros países europeos.

Por qué las personas se convierten en Hikikomori

Un estudio de 2019 publicado en la revista Frontiers of Psychology sugiere que el hikikomori se asocia principalmente con las relaciones interpersonales de uno y que tales individuos también muestran factores de riesgo suicida. Otro estudio sugiere que ser hikikomori está marcado por:

• Desesperanza. Los participantes informaron sentimientos de incompetencia en un mundo desafiante. Muchos se sienten traumatizados por experiencias pasadas y expresaron reservas sobre enfrentar futuros desafíos del mundo real.
• Fatiga de relación. Otra razón por la que las personas se retiran de la sociedad se debe a experiencias negativas con personas de su escuela, lugar de trabajo u hogar. Algunos participantes expresaron que la soledad es menos dolorosa para ellos que tratar con otras personas.
• Inevitabilidad y miedo. "Soy una persona débil. Solo puedo esconderme en la oscuridad", dice un participante. La falta de alternativas y la aparente inevitabilidad de su destino como hikikomori parece abrumar a tales individuos, lo que lleva a luchas con baja autoestima, confianza e interacciones en la vida real. El miedo al juicio se apoderó de algunos participantes, contribuyendo a su abstinencia, ya que tenían miedo de decepcionar a otros y ya se sentían fracasados.

Cómo reintegrar a los Hikikomori a la sociedad

Es importante tener en cuenta que no todos los hikikomori son resistentes al tratamiento; de hecho, un número significativo busca ayuda, pero pueden no estar seguros de cómo acceder a ella o cuestionar su capacidad para hacerlo. La investigación propone que hay esperanza en el hecho de que muchas personas hikikomori vivan con familiares, lo que sugiere que el viaje de sanación puede comenzar en casa.

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Aquí hay tres formas en que los hikikomori pueden, gradualmente y con cuidado, comenzar a abandonar sus hogares:

• Apoyo familiar. Los padres de hikikomori pueden tomar medidas proactivas alterando su enfoque, pasando de regañar a sus hijos o dar órdenes a alentarlos pacientemente a iniciar conversaciones o tomar medidas. También pueden beneficiarse de asistir a terapia familiar, mejorar las habilidades de comunicación y ajustar sus expectativas, ya que el progreso puede llevar tiempo.
• Empezar de a poco. Comenzar con actividades más pequeñas y factibles, como salir de su habitación varias veces al día, salir a caminar temprano en la mañana cuando no hay nadie afuera o visitar una tienda cercana. Los hikikomori pueden trabajar para aventurarse gradualmente afuera, lo que lleva a cambios más grandes con el tiempo.
• Apoyo de salud mental. Las comunidades en línea y fuera de línea pueden ofrecer un valioso apoyo a las personas que atraviesan circunstancias desafiantes por su cuenta. Un psicólogo puede desempeñar un papel crucial no solo para ayudarlos a abordar y navegar sus luchas, sino también para brindarles orientación compasiva para ayudarlos en el proceso de recuperación.

El fenómeno del hikikomori subraya la importancia crítica de contar con fuertes redes de apoyo social y priorizar la conciencia sobre la salud mental en todo el mundo. Es esencial crear entornos donde las personas se sientan valoradas, apoyadas y empoderadas para buscar la ayuda que merecen.

Una versión de esta publicación también aparece en Forbes.com.