El poder de Dionisio: los efectos del vino tinto en la conciencia

Todos conocemos los efectos a corto plazo del exceso de alcohol: náuseas, dolor de cabeza a la mañana siguiente y un "día después" perdido cuando afrontamos los efectos mentales y físicos de haber estado ebrios la noche anterior. El alcohol constituye una carga sustancial para las personas y las sociedades de todo el mundo. Está relacionado con resultados adversos, como la violencia y la conducción en estado de ebriedad a corto plazo, y la adicción al alcohol, el cáncer y la cirrosis hepática a largo plazo. ¿Por qué el alcohol es tan parte de nuestra vida diaria? Porque aparte de los fuertes efectos secundarios negativos, también debe haber beneficios significativos.

Edward Slingerland acaba de escribir un libro sobre este tema: Borrachos: cómo bebimos, bailamos y tropezamos en nuestro camino hacia la civilización. Slingerland sostiene que el alcohol, consumido en dosis moderadas, aumenta la creatividad y alivia el estrés social. El tiempo que pasamos en fiestas aburridas, cuando nos sentimos solos, puede ser mejorado por el alcohol. Entramos en un flujo de actividad sin esfuerzo y comenzamos a vincularnos con los demás. No es simplemente por casualidad que el alcohol es el amigo de los solitarios y une a las personas. Lo que es más, el alcohol puede generar confianza e, importante para el desarrollo de las sociedades, puede hacer que las personas de una tribu cooperen con extraños. El deseo de emborracharse y los efectos de estar borracho jugaron un papel esencial en la formación de las primeras sociedades más grandes. Según Slingerland, la civilización se construyó sobre la intoxicación.

Mi respetado colega Rui Costa y yo estábamos sentados en un bar en Lisboa y discutiendo nuestra investigación sobre los estados alterados de conciencia. Ve mis primeros blogs de Psychology Today sobre estados alterados durante absorción sexual, meditación, y psicodélicos. Rui, investigador del William James Center for Research del ISPA - Instituto Universitário de Lisboa, sugirió realizar un estudio sobre los efectos del vino tinto en el bar.

El propietario es Arlindo Madeira, profesor de la Escuela de Gestión Turística y Hotelera de Lisboa, con quien más tarde desarrollamos la idea. ¿Por qué haríamos esto fuera del ambiente habitual del laboratorio? Queríamos estudiar el uso recreativo del alcohol en un entorno natural. Imagina beber una copa de vino solo en un laboratorio de investigación con científicos nerds observándote. Esto confirma la tesis de la creatividad de Slingerland; la idea nació mientras bebían una botella de vino tinto juntos en un bar de vinos.

Un salto en el tiempo a los resultados de nuestro estudio, que acaban de publicarse en la revista PLOS ONE, con Matilde Barata como co-investigadora. Investigamos los estados alterados agudos de conciencia después de beber dos vasos de vino tinto de la región de Lisboa, la Quinta da Lapa Reserva Syrah 2018. Durante varios meses tuvimos 102 huéspedes adultos en el bar de vinos bebiendo solos, en parejas o en grupos de hasta seis personas que llenaban cuestionarios antes y después de beber dos vasos del vino.

El vino tinto consumido en esta atmósfera primero mejoró el estado de ánimo de las personas, ya que respondieron con más fuerza a las preguntas de experimentar paz, amor y placer. El vino tinto tuvo efectos sustanciales en el tiempo subjetivo, un indicador de estados alterados de conciencia. Aunque la conciencia del tiempo disminuyó, en retrospectiva se sintió que el tiempo pasaba más lentamente. Esto probablemente se debe al juicio retrospectivo del intervalo de tiempo anterior como un tiempo agradable donde se recordaron muchas experiencias únicas. Al mirar hacia atrás, se experimenta un paso más lento del tiempo cuando tenemos recuerdos más vívidos y cambiantes de un evento. Los participantes de nuestro estudio también estaban más absortos en el momento presente. Una mayor apertura a la experiencia presente también aumenta la carga de memoria en retrospectiva, lo que, a su vez, evoca la sensación de un paso más lento del tiempo. El tiempo se expande a través de la ingesta moderada de vino, al menos por una noche.

El sentimiento subjetivo de perspicacia fue realzado. Las preguntas incluyeron: "me sentí muy profundo", "obtuve claridad en las conexiones que me desconcertaban antes" y "tuve pensamientos muy originales".

El vino tinto también difuminó la diferenciación entre el yo y el medio ambiente. Los ítems que mostraron este cambio incluyeron "todo parecía unificarse en una unidad", y "me parecía que mi entorno y yo éramos uno". Eso no significa que los participantes en nuestro estudio tuvieron un estado místico en toda regla en el que se reportan tales experiencias. Sin embargo, tendieron a puntuar más alto en estas preguntas.

En cierto sentido, probamos empíricamente y confirmamos las tesis de Edward Slingerland. Según él, el alcohol induce estados de conciencia que son esenciales para el desarrollo y la cohesión de la sociedad y el vínculo dentro y a través de las fronteras tribales.

En nuestro estudio, el consumo de vino se caracterizó por la felicidad y un enfoque atencional en el momento presente, un ablandamiento de la diferenciación entre uno mismo y los demás, tener percepciones y ciertos sentimientos de espiritualidad. Esa es la evaluación ambigua típica que encontramos en la vida. Hay aspectos positivos, así como negativos. El alcohol puede destruir la propia vida o la de los demás. El alcohol en dosis moderadas también puede enriquecer la vida que uno pasa junto con otros.