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Verificado por Psychology Today

Autolesiones

El cerebro de quien se daña a sí mismo

Nuevas investigaciones observan la neurobiología del autodaño en adolescentes.

Causarle daño al cuerpo de manera deliberada, desafía todos nuestros instintos de supervivencia. Aún así, el autodaño es común (un estimado de entre 8 y 30 por ciento) entre adolescentes. El daño real a los tejidos corporales usualmente es muy bajo, pero las preocupaciones sobre el autodaño van más allá de la herida en sí. Los padres se sienten ansiosos, heridos y confundidos cuando ven a su hija o hijo, en cuyo cuidado físico han invertido mucho, hacerle daño voluntario a un cuerpo que por instinto quieren proteger. A los psicólogos les preocupan los efectos a largo plazo, porque el autodaño se asocia con un riesgo más alto de suicidio y desórdenes de ansiedad en la edad adulta.

De acuerdo con los criterios estándar, el autodaño se diagnostica cuando "durante el año pasado, por cinco días o más, la persona llevó a cabo daño autoinfligido intencional a la superficie de su cuerpo [...] con propósitos no aceptados socialmente". De esta manera se excluyen los tatuajes y perforaciones que son dolorosos, o las cicatrices que algunas sociedades aceptan dentro de su contexto. Mientras que el autodaño a veces se considera como un paso hacia el suicidio, con frecuencia no tiene relación con intenciones suicidas. De hecho, la edad típica de inicio son los 13 años, tres años antes de que los adolescentes tengan siquiera la posibilidad de pensar sobre el suicidio.

¿Qué sentimientos y pensamientos se asocian con el autodaño? Alguna vez se consideró que el autodaño era una respuesta al estrés. Pero muestras de saliva muestran que la hormona del estrés, cortisol, es más baja en adolescentes que se lastiman así mismos, del mismo modo que (aunque esto no es sorprendente) su umbral del dolor sale más alto en los monitoreos de evaluación estándar de umbral del dolor, por ejemplo, el tiempo que pueden sumergir sus manos en agua helada.

Durante una conferencia sobre autodaño y suicidio adolescente, Christian Schmahl presentó la investigación de su equipo sobre la neurobiología del autodaño. Schmahl mostró que los adolescentes que se autodañan tienen actividad fisiológica y cerebral peculiar en respuesta al dolor y a la presencia de sangre. La mayoría de los adolescentes se sienten fatal cuando experimentan dolor físico y cuando ven cualquier herida. Su dolor intensifica la tristeza, enojo y frustración. Muchos adultos tienen una respuesta similar: nos pegamos en el dedo chiquito del pie o en la cabeza y de repente todos los asuntos inconclusos del día se unen en un fuerte "auch" de enojo y frustración. Pero los adolescentes que se autodañan experimentan algo distinto.

Los adolescentes que se autodañan se relajan con el dolor. El enojo, la tristeza y frustración desaparecen cuando el adolescente pasa el cuchillo por su pierna o presiona el cerillo caliente en su brazo. Los inunda el alivio y en pos del dolor están más felices, contentos y satisfechos. El motivo principal del autodaño es la regulación emocional. La neurociencia detrás de esto había sido un misterio hasta ahora.

Los adolescentes, con sus emociones que se encienden sin avisar, a veces intentan técnicas extrañas para manejar sus emociones. Muchos tienden a intentar el autodaño en un momento de crisis pero no se hacen merecedores al diagnóstico clínico de autodaño porque la herida que se infligen no tiene ningún efecto positivo. Aquellos que sí reciben el diagnóstico clínico encuentran que el dolor y la aparición de sangre reduce la actividad en la amígdala, en donde el cerebro ubica los sentimientos más reactivos y crudos.

Este modelo neurobiológico podría sugerir que esta respuesta peculiar del cerebro, de calmarse por el dolor y el aspecto visual de la herida, es la causa subyacente del autodaño. Esto tendría la ventaja de asegurarle al adolescente y a sus padres que este no es un comportamiento "enfermizo, malo, que solo busca atención" sino un problema con las respuestas neurobiológicas del adolescente en cuestión. Sin embargo, este modelo tendría una desventaja: alejar el comportamiento de autodaño de un contexto emocional significaría ponerlo fuera del alcance del tratamiento con terapia.

Nuestra neurobiología y nuestros pensamientos y sentimientos están conectados intrínsecamente. Cuando describimos la actividad neuronal no estamos explicando emociones y pensamientos, sino explorándolos. Es probable que ciertos tipos de angustia o autodesprecio o la creencia de que uno se merece un castigo produzcan un contexto en el que el dolor y las heridas produzcan alivio.

Por fin recibo mi justo castigo.

Pero Schmahl sugiere que podríamos encontrar otra pista en ese extraño descubrimiento de que los adolescentes que se autodañan tienen niveles más bajos de estrés. La hormona del estrés, cortisol, usualmente se considera como mala para nosotros. Pero proporciona una sensación de empuje y emoción. Nos mantiene alertas e interesados. Cuando los niveles de cortisol están bajos, tendemos a sentirnos lentos y desconectados. Tal vez los adolescentes que se autodañan están buscando niveles normales de cortisol.

Self-Harm Lecturas esenciales

El cortisol usualmente aparece en varios momentos del día, particularmente en las mañanas. Cuando los niveles son altos, se activa el propio ciclo homeoestático del cuerpo, y los niveles de cortisol son moderados por un efecto relajante interno. El nivel de cortisol suprimido en adolescentes que se autodañan altera este ciclo homeoestático. Al carecer tanto de los niveles normales de cortisol como de su contraparte relajante, elevan los niveles de cortisol mediante el autodaño, lo que también usan para calmar las emociones negativas. Lo que podrían necesitar los adolescentes que se autodañan es más estrés, no menos, en su forma de estimulación y empuje.

La buena noticia es que cuando los adolescentes dejan de autolastimarse, ya sea como resultado de terapia o madurez, sus respuestas neurobiológicas regresan a la normalidad. Su reacción al dolor ya no está embotada. Ya no sienten la compulsión del autodaño cuando están tristes, solitarios o frustrados. Ya no les tranquiliza ver su propia sangre.

Podemos aprender mucho del cerebro que se causa daño propio. En lugar de temer que sus idiosincrasias son permanentes, la neurobiología podría señalar el camino hacia terapias más efectivas.

Imagen de Facebook: Rynio Productions/Shutterstock

Imagen de LinkedIn: Jochen Schoenfeld/Shutterstock

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Terri Apter Ph.D.

La Doctora Terri Apter, es escritora y psicóloga especializada en dinámicas familiares y desarrollo adolescente. Su nuevo libro The Teen Interpreter, será publicado en marzo 2022.

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