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Verificado por Psychology Today

Michael Reilly, MD, and Amir Hakimi, MD
Michael Reilly, MD, and Amir Hakimi, MD
Ansiedad

¿El Botox es bueno para la salud mental?

Un nuevo estudio encontró un beneficio sorprendente.

Los puntos clave

  • La ansiedad puede ser un trastorno debilitante para los afectados.
  • Un estudio de la Universidad de California encontró que la ansiedad era entre un 22 y un 72 por ciento menor en los pacientes tratados con Botox.
  • La hipótesis de la retroalimentación facial puede ayudar a explicar cómo el Botox puede conducir a una disminución de los índices de ansiedad.

El onabotulinum A (Botox) es un neuromodulador, que es una clase de medicamentos que modulan la entrada de señales nerviosas en los músculos, reduciendo o bloqueando la actividad muscular. En el mundo de los cosméticos, el Botox se inyecta comúnmente en los músculos faciales debajo de las arrugas, lo que relaja esos músculos y da como resultado el alisamiento de la piel que los recubre. Si bien este tratamiento puede ayudar a que la piel luzca más joven, los estudios han demostrado que también puede afectar la capacidad de expresar y experimentar emociones. Para examinar el impacto que las inyecciones de Botox pueden tener sobre la ansiedad, es importante tener una comprensión básica de los trastornos de ansiedad, revisar los datos sobre la relación entre el Botox y la ansiedad y considerar las posibles explicaciones de cómo pueden estar relacionados los dos.

De acuerdo con la Replicación de la Encuesta Nacional de Comorbilidad, los trastornos de ansiedad son la clase más común de trastornos psiquiátricos. La encuesta encontró que el 32 por ciento de la población de Estados Unidos se ve afectada negativamente por la ansiedad en algún momento de sus vidas. Si bien la ansiedad ocasional es una parte esperada de la vida, la ansiedad clínica implica más que una preocupación o un miedo temporal. Hay varios tipos de trastornos de ansiedad, incluidos el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico y varios trastornos relacionados con la fobia. Para aquellos con un trastorno de ansiedad, la ansiedad no desaparece, puede empeorar con el tiempo y puede interferir con las actividades diarias, como el desempeño laboral, el trabajo escolar y las relaciones. Los tratamientos actuales para los trastornos de ansiedad incluyen psicoterapia, medicamentos o ambos. Desafortunadamente, los tratamientos pueden ser ineficaces para hasta un tercio de los pacientes.

Un estudio reciente de la Facultad de Farmacia y Ciencias Farmacéuticas Skaggs de la Universidad de California en San Diego analizó la base de datos del sistema de notificación de efectos adversos de la FDA. Esto incluyó a casi 40,000 personas que reportaron los efectos del tratamiento con Botox por una variedad de razones. Lo que encontraron fue que el riesgo de ansiedad informado fue de 22 a 72 por ciento más bajo en los pacientes tratados con Botox. Esto incluyó pacientes que recibieron inyecciones en los músculos faciales para uso cosmético y músculos faciales/de la cabeza para el tratamiento de dolores de cabeza relacionados con la migraña. El mismo equipo de investigación publicó un estudio separado que encontró que las personas que recibieron inyecciones de Botox reportaron significativamente menos depresión que los pacientes que se sometieron a diferentes tratamientos para la misma condición. Comprender cómo el Botox puede afectar estas condiciones de salud mental puede afectar los futuros paradigmas de tratamiento.

La hipótesis de la retroalimentación facial se basa en la idea de que la expresión facial y la experiencia emocional están vinculadas. Específicamente, la retroalimentación sensorial de la acción de los músculos faciales parece influir en la experiencia emocional de un individuo. Toma por ejemplo la acción de elevar tus mejillas, que puede hacerte más feliz, o la acción de fruncir el ceño, que puede hacerte enojar más. Un estudio en 2014 por Kim et al. utilizando una resonancia magnética funcional descubrió que las expresiones faciales de enojo aumentan la actividad de la amígdala, que es la región del cerebro asociada principalmente con el procesamiento emocional. Sin embargo, cuando el Botox paraliza los músculos corrugadores (que fruncen el entrecejo), se produce una disminución de la actividad de la amígdala. Estos son similares a los hallazgos anteriores que muestran que la meditación puede resultar en una disminución de la actividad en la amígdala. En conjunto, esto sugiere que las inyecciones de Botox pueden bloquear el ciclo de retroalimentación del procesamiento emocional para modular la experiencia psicológica.

Si bien no existe un tratamiento único que funcione para todos, es importante considerar los beneficios potenciales que el Botox y otros neuromoduladores pueden tener en el tratamiento holístico de las personas que sufren de ansiedad y/o depresión. Los pacientes deben hablar primero con sus proveedores de salud mental para explorar si esta puede ser una opción en sus circunstancias específicas. Si se considera un ensayo, es mejor buscar atención de un proveedor experimentado experto en inyecciones de neuromoduladores y con quien puedas tener una conversación abierta sobre tus objetivos específicos y la respuesta al tratamiento.

A version of this article originally appeared in English.

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