Culpa
10 cosas que no sabías sobre la culpa
En pequeñas dosis, la culpa puede beneficiarnos. Pero cuando no se controla, puede causar desastres.
8 de septiembre de 2020 Revisado por Gary Drevitch
La culpa es un sentimiento común de angustia emocional que nos indica que nuestras acciones o la falta de ellas han causado o podrían causarle daño (físico, emocional o de otro tipo) a otra persona. Debido a que la culpa suele ocurrir en microexplosiones o pequeñas señales, solemos subestimar el papel considerable que juega en nuestras vidas diarias. Por lo tanto, podría sorprenderte enterarte de los siguientes datos acerca de la culpa:
- La culpa protege nuestras relaciones. La culpa ocurre principalmente en contextos interpersonales y se le considera una emoción “prosocial” porque te ayuda a mantener buenas relaciones con los demás. En esencia, la culpa es como una señal que no deja de activarse en tu cabeza hasta que lleves a cabo una acción apropiada (“es el día de la madres; debo recordar llamarle a mamá”). Cada señal podrá ser breve, pero si las juntamos pueden acumularse tanto que...
- Experimentamos sentimientos de culpa 5 horas a la semana . Un estudio encontró que si sumas todos los momentos que pasas sintiéndote un poco o moderadamente culpable, suma un cacho considerable de tiempo. Esto es especialmente importante porque mientras que la culpa puede ser útil en pequeñas dosis...
- La culpa sin resolver es como tener una alarma en tu cabeza que no se apaga. Si tuvieras una alarma que nunca se apaga sería difícil concentrarte ya que tu atención estaría constantemente acaparada por explosiones de sentimientos culpables. Efectivamente, no es poco común que la culpa persista durante largos periodos de tiempo. Tener culpa sin resolver puede tener un efecto sumamente dañino porque...
- Los sentimientos dificultan que pensemos con claridad. Cuando los sentimientos de culpa compiten por tu atención con las exigencias del trabajo, la escuela y la vida en general, la culpa suele ganar. Algunos estudios han encontrado que la concentración, productividad, creatividad y eficiencia se reducen considerablemente cuando te estás sintiendo activamente culpable. Y no es solo que la culpa nos dificulte el funcionamiento...
- La culpa nos hace sentir reacios a disfrutar la vida. Incluso la culpa moderada te puede hacer dudar antes de abrazar las alegrías de la vida. En un estudio se hizo sentir culpables a estudiantes universitarios para luego darles a elegir entre varios artículos gratuitos que podrían llevarse por su participación. Los estudiantes a los que no se les hizo sentir culpable eligieron películas y descargas de música mientras que los estudiantes culpables eligieron artículos escolares. De nuevo, estos estudiantes solo sentían culpa moderada. Los sentimientos de culpa podrían hacerte decidir no acudir a una fiesta, no celebrar tu cumpleaños o pasarte todas tus vacaciones cabizbajo sin poder disfrutarlas. Pero para algunas personas, la culpa puede causar todavía más daños:
- La culpa puede causar que te autocastigues. El efecto Dobby, un fenómeno que recibe su nombre por el elfo que se pegaba en la cabeza en los libros de Harry Potter, se refiere a la tendencia psicológica de las personas a aplicar el autocastigo para evitar sentimientos de culpa. En un estudio, los estudiantes que se sintieron culpables al quitarle a otro estudiante sus boletos de lotería (que valían solo unos cuantos dólares) estuvieron dispuestos a darse choques eléctricos como señal de su remordimiento. Sin embargo, no siempre nos castigamos a nosotros mismos cuando nos sentimos culpables...
- La culpa puede llevarte a evitar a la persona que heriste. A pesar de que ya podrías haberle causado daño a alguien, podrías empeorar las cosas sin saberlo al distanciarte de esa persona por la culpa que sientes estando cerca de ella. Esta tendencia a evitar recordatorios de culpa incluso puede extenderse a personas con una relación más distante y hasta a ubicaciones y cosas (“ese es el restaurante donde tuve ese horrible rompimiento con mi ex, ya nunca como ahí”). Esta tendencia a evitar a las personas que te hacen sentir culpable también aplica si estás sujeto a...
- Las inducciones de culpa pueden hacerte sentir culpable pero también resentido. Las personas que inducen la culpa en otros lo hacen para controlar y manipular su comportamiento, pero rara vez consideran la cantidad de resentimiento que provoca la inducción de culpa en la otra persona. Así que, mientras que decir “¡nunca me llamas!” podría provocar que una persona te llame en ese momento, también reducirá las probabilidades de que quiera llamarte en el futuro. Por eso es que las inducciones de culpa son más hirientes para las relaciones de lo que los inductores se dan cuenta. Sin embargo, algunas personas no necesitan que se les induzca a la culpa...
- Las personas propensas a la culpa asumen que han lastimado a otros incluso cuando no lo han hecho. Cuando tu detonante para sentir culpa es demasiado sensible, tu alarma de culpa se activa cuando no debería. Como resultado, terminas sintiéndote culpable sobre impactar a otros de manera adversa, cuando en realidad no lo hiciste. Este no es un problema ligero; al sobreinterpretar la desaprobación de las personas cuando no estás ahí, te expones a estrés constante e innecesario y a impactar tu propia calidad de vida. En efecto, la culpa es una “carga” de más maneras de las que imaginamos.
- Los sentimientos de culpa pueden hacerte sentir literalmente más pesado y agobiado. Algunos estudios encontraron evidencias de que sentirse culpable lleva a las personas a evaluar su peso como significativamente más alto de lo que realmente es, y como si las actividades físicas requirieran considerablemente más esfuerzo que para las personas que no se sienten culpables.
¿Qué puedes hacer para atender la culpa sin resolver? Una de las mejores maneras de hacerlo es ofrecer disculpas efectivas. Suena sencillo, pero si crees saber cómo disculparte efectivamente, probablemente estás equivocado, consulta “Los 5 ingredientes de una disculpa efectiva”, probablemente te falta alguno. Y para encontrar consejos con base científica para manejar, consulta mi libro Primeros auxilios emocionales.
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