El estudio de política aprovecha los conocimientos y los principios de la ciencia política, la sociología, la historia, la economía, la neurociencia y otros campos relacionados, con el fin de examinar y comprender el comportamiento político que, en última instancia, influye la política del gobierno y liderazgo en Estados Unidos. El objetivo de explorar estas relaciones es entender cómo actuamos colectivamente, encontrar la manera de gobernarnos a nosotros mismos, tomar decisiones políticas, resolver conflictos y entender el uso y abuso del poder, todo lo cual refleja nuestros miedos más profundos tanto como nuestras aspiraciones e ideales.
También se deben de abordar las personalidades, la ética, el comportamiento, los motivos, los juicios, la integridad y los estilos de gestión de los líderes políticos. Más que nunca, los psicólogos sociales y otros tienen mucho que decir sobre la naturaleza divisiva de la política partidista y lo que se puede hacer para permitir que se escuchen voces diversas en temas como la salud y la inmigración y conciliar las fuertes diferencias de opinión que pueden impedir el progreso y separar a una nación.
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La opinión pública desempeña un papel fuerte e influyente en la formulación de políticas y la toma de decisiones en el gobierno. Aunque no siempre son 100 por ciento precisos, los sondeos y las encuestas de opinión pública no sesgadas son una manera para que los políticos y funcionarios públicos midan los sentimientos del público sobre cualquier tema. Los constituyentes pueden llamarle o escribirle a sus funcionarios electos en cualquier momento para que sus voces sean escuchadas. Los grupos de interés especial que representan las opiniones de grandes grupos de personas también tienen la atención de funcionarios públicos. Al mismo tiempo, los líderes políticos a menudo tratan de dar forma a la opinión pública sobre las cuestiones e iniciativas que más les conciernen.
El trabajo de dirigir una organización, unidad militar o nación, y hacerlo de manera eficaz, es inmensamente complejo. Un rasgo asociado consistentemente con la obtención de puestos de liderazgo y la efectividad del líder es la extraversión. Ser audaz y asertivo, así como inteligente y empático, también puede ser ventajoso. Y se puede cultivar el potencial de liderazgo; la investigación sugiere que el liderazgo puede ser un tercio de nacimiento y dos tercios por trabajo.
Los mensajes políticos convincentes a menudo dependen de cómo se sienten los votantes más que de lo que piensan. La mensajería eficaz se basa en algunos principios fiables: los políticos deben apuntar a evocar los valores fundamentales del votante, apelar a sus emociones (tanto positivas como negativas) y contar una historia poderosa en lugar de depender de hechos e información política.
Los líderes a menudo tienen como objetivo crear un cambio generalizado para abordar desafíos como los accidentes de tráfico o el cambio climático, por ejemplo. Pero es difícil identificar qué es lo que realmente motiva a las personas a cambiar sus costumbres. Los incentivos económicos por sí solos a menudo no logran cumplir los objetivos de la comunidad, pero las investigaciones sugieren que la incorporación de elementos psicológicos, como el deseo de adherirse a nuevas normas sociales, puede conducir al éxito.
La investigación revela que algunas técnicas pueden fomentar negociaciones exitosas. Cada parte debe apuntar a centrarse en sus intereses más que en sus posiciones, y en el problema en cuestión más que en personas específicas. También es útil explorar una variedad de opciones y utilizar criterios objetivos para medir el éxito. Estas pautas forman un enfoque llamado negociación basada en principios, en el que los participantes se ven a sí mismos como solucionadores de problemas en colaboración que seleccionan una solución entre varias opciones mutuamente beneficiosas.
La investigación del aclamado psicólogo Robert Cialdini ha identificado siete principios clave de persuasión:
1. Autoridad (persuasión debido a la información de un experto confiable)
2. Simpatía (persuasión debido a la información de un amigo de confianza)
3. Coherencia (persuasión debido a información que se ajusta a creencias anteriores)
4. Consenso (persuasión debido a la popularidad)
5. Escasez (persuasión debido a la percepción de una oferta limitada)
6. Reciprocidad (persuasión debido al sentimiento de deberle a alguien)
7. Unidad (persuasión debido a una identidad social compartida)
Vivimos en una era de hiperpartidismo. Muchos factores han alimentado esta división, incluidos los sesgos cognitivos individuales, como el pensamiento en blanco y negro, el sesgo de confirmación y el sesgo implícito, así como cambios más importantes, como los ecosistemas de información aislados y la desinformación generalizada. Un paso para ayudar a combatir la polarización política es exponerse a una variedad de puntos de vista y cultivar la flexibilidad cognitiva.
Las personas pueden participar en el proceso democrático de muchas formas diferentes, desde el registro de nuevos votantes hasta la defensa de causas específicas. Las protestas han sido un vehículo de cambio a lo largo de la historia, pero ¿cuáles formas de protesta funcionan realmente? Las protestas no violentas y no normativas (fuera de los límites del comportamiento normal), como boicots, huelgas, sentadas o negarse a pagar multas o impuestos, a menudo crean presión para el cambio mientras mantienen un amplio apoyo público.
¿Qué rasgos de personalidad impulsan el deseo de poder? ¿Cómo evalúa la constitución la competencia mental? ¿Debería el público considerar la salud mental al seleccionar a sus líderes? La gente siempre ha explorado estas cuestiones, pero la elección del presidente Donald Trump despertó un nuevo interés y un debate vigoroso.
Los votantes prefieren políticos que sean relativamente más extrovertidos, asertivos, abiertos, honestos, emocionalmente estables y algo más desagradables que la persona promedio; estos rasgos también están asociados con la ambición política, el liderazgo y la visibilidad de los medios. Si bien la ideología subyace a los partidos políticos, la personalidad subyace a los candidatos políticos, y los votantes a menudo eligen políticos que encarnan sus propios rasgos de personalidad pero que tienen cualidades de liderazgo más fuertes.
Las personas con altos rasgos de personalidad oscura como el narcisismo, la psicopatía y el maquiavelismo a menudo se sienten atraídas hacia posiciones de poder. El deseo de autoridad, atención y riqueza a menudo los impulsa a alcanzar el poder de manera descarada y despiadada. Estos rasgos pueden aumentar el impulso de ganar poder, inculcar un sentido de superioridad y evitar que acepten información negativa sobre ellos mismos o su liderazgo. La patocracia es un término utilizado para describir un gobierno dirigido por líderes con trastornos de personalidad.
Los líderes con personalidades oscuras pueden ser perjudiciales a largo plazo, entonces, ¿por qué los votantes los eligen en primer lugar? Una razón es que los narcisistas y sociópatas tienen personalidades seductoras; pueden ser encantadores, confiados y audaces, y exageran sus logros. Otra es que las personalidades de alto conflicto atraen la atención, que luego los medios de comunicación destacan.
Estos líderes a menudo presentan una narrativa poderosa de que una crisis es inminente y que son los únicos que pueden evitarla. Su comportamiento también divide a la población en facciones en guerra, lo que debilita la oposición.
La televisión y las redes sociales han hecho que los políticos sean cada vez más visibles, pero siguen asumiendo riesgos y generando escándalos a pesar de la probabilidad de ser descubiertos. Esto puede deberse a rasgos de personalidad que ocurren con más frecuencia en los políticos que en la población en general, como el narcisismo, la toma de riesgos, la motivación por el poder y un falso yo (desarrollar una personalidad política).
Estos rasgos pueden hacer que los políticos sean más propensos a participar en comportamientos escandalosos, negarse a disculparse, hacer declaraciones públicas contradictorias y no preocuparse por una falta de coincidencia entre su identidad privada y su personalidad pública.
La regla Goldwater es una declaración de ética presentada por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría que establece que los psiquiatras no deben especular ni diagnosticar a una figura pública a la que no han evaluado personalmente. La Asociación Estadounidense de Psicología también adoptó la regla. La regla Goldwater se ha debatido intensamente, particularmente en lo que respecta a la salud mental y la capacidad de gobierno del presidente Trump.
El presidente Trump ha cambiado las creencias convencionales sobre el liderazgo presidencial. Algunos profesionales de la salud mental se han pronunciado sobre su interpretación de la salud mental de Donald Trump, afirmando que su comportamiento se alinea con los criterios del DSM-5 para el trastorno de narcisista de la personalidad, el trastorno antisocial de la personalidad y el trastorno de paranoide de la personalidad.
La intensidad, la división y el vitriolo de la política actual pueden evocar emociones poderosas. Algunos pueden sentir frustración ocasional por figuras y procesos políticos, mientras que otros pueden luchar contra el estrés, la ansiedad o la depresión. El tema también puede tensar o incluso romper relaciones importantes. Pero ciertas estrategias pueden ayudar a las personas a comunicarse sobre las diferencias políticas, trazar límites cuando sea apropiado, manejar sus emociones y aumentar su bienestar.
Para muchas personas, la política alimenta cada vez más los sentimientos de ansiedad, miedo y angustia. Para abordar estas emociones, la gente puede actuar políticamente, llamando a un representante del Congreso, yendo a una protesta o abogando por un cambio, para ganar una sensación de control. Pueden acercarse a sus seres queridos y encontrar comunidades que compartan sus valores y metas. Las habilidades de afrontamiento como el ejercicio, llevar un diario y recordar experiencias pasadas de resiliencia también pueden ayudar a frenar la ansiedad política.
Los desacuerdos políticos pueden ser complicados, pero hay formas saludables de navegar por las amistades políticamente divididas. Piensa en tu objetivo para la relación y dedica más tiempo a discutir los valores fundamentales con aquellos con quienes deseas mantener una relación profunda.
En lugar de intentar cambiar la opinión de la persona, concéntrate en comprender por qué piensa de la manera que lo hace. Haz preguntas abiertas como "dime más" y evita las acusaciones y los tonos duros. Permite que las emociones, no solo los hechos, sean una parte válida de la conversación. Incluso si no estás de acuerdo, demuestra que comprendes. Después de varias conversaciones, está bien si decides establecer límites en torno a temas particulares.
Muchas personas sienten pasión por convertir a sus seres queridos a su perspectiva. Sin embargo, la lógica y el razonamiento rara vez son eficaces; un mejor enfoque es expresar franqueza y curiosidad. Saber por qué un miembro de la familia tiene creencias particulares puede aumentar la intimidad.
En un contexto familiar, es particularmente importante tener en cuenta la historia pasada y la dinámica de las relaciones. Si las conversaciones políticas han salido mal en el pasado, puede ser mejor que los miembros de la familia estén de acuerdo en no estar de acuerdo y luego eviten el tema por completo.