La dopamina es conocida como el neurotransmisor que hace que te sientas bien, una sustancia química que transporta información entre las neuronas. El cerebro la libera cuando comemos alimentos que anhelamos o mientras tenemos relaciones sexuales, contribuyendo a sentimientos de placer y satisfacción como parte del sistema de recompensa. Este importante neuroquímico aumenta el estado de ánimo, la motivación y la atención, y ayuda a regular el movimiento, el aprendizaje y las respuestas emocionales.
En experimentos de laboratorio, la dopamina incita a las ratas a que presionen una palanca para comer una y otra vez. Esto no es diferente en los seres humanos, es la razón por la que comemos más de una ración de pastel. Esta acción de presionar la palanca también se aplica a la adicción. Las personas con niveles bajos de dopamina pueden ser más propensas a la adicción; una persona que busca placer a través de drogas o alcohol o alimentos necesita niveles cada vez más altos de dopamina.
La dopamina hace que quieras, desees y busques. Aumenta el nivel general de excitación y el comportamiento dirigido a objetivos. La dopamina nos hace curiosos acerca de las ideas y alimenta la búsqueda de información.La dopamina crea bucles de búsqueda de recompensa en el sentido de que las personas repetirán un comportamiento placentero, desde revisar Instagram hasta tomar drogas.
Una persona con altos niveles de dopamina, ya sea debido al temperamento o a un estado transitorio, tal vez inducido químicamente, puede describirse como un buscador de sensaciones. La ventaja de la búsqueda de sensaciones es que las personas ven los factores estresantes potenciales como desafíos a superar en lugar de amenazas que podrían aplastarlos. Esta mentalidad es un amortiguador contra el estrés de la vida. Aumenta su resistencia y resiliencia largo plazo.
La liberación de dopamina crea un circuito de recompensa en el cerebro. Este circuito registra una experiencia intensa (como drogarse) como "importante" y crea recuerdos duraderos de ella como placenteros. La dopamina cambia el cerebro a nivel celular, ordenando al cerebro que lo haga de nuevo.
El farmacólogo y neurocientífico sueco Arvid Carlsson ganó el premio Nobel en el año 2000 por su investigación sobre la dopamina, mostrando su importancia en la función cerebral. Él ayudó a demostrar que este neurotransmisor está muy involucrado en el sistema motor. Cuando el cerebro no produce suficiente dopamina, puede provocar la enfermedad de Parkinson. El tratamiento principal para la enfermedad de Parkinson es un medicamento llamado L-dopa, que estimula la producción de dopamina.
La dopamina también se ha relacionado con la esquizofrenia y el TDAH; los sistemas cerebrales subyacentes a estas afecciones (así como el trastorno por abuso de sustancias) son complejos. La actividad del sistema de dopamina depende del estado de los receptores de dopamina, y en las personas con estas afecciones, el químico interactúa con otros factores de maneras que aún no se han explicado.
No es una exageración decir que la dopamina nos hace humanos. Comenzando en el desarrollo infantil, los niveles de dopamina son críticos y si la dopamina no está presente en cantidades suficientes pueden surgir discapacidades mentales. La dopamina está implicada en condiciones genéticas como el hipotiroidismo congénito. La deficiencia de dopamina también está implicada en otras afecciones como el Alzheimer, los trastornos depresivos, el atracón, la adicción y el juego.
Los medicamentos que se usan actualmente para tratar el TDAH aumentan la efectividad de la dopamina. Esto ayuda a los pacientes con TDAH a concentrarse y prestar mejor atención a una cosa a la vez. Todavía no se entiende cómo se traduce exactamente una mayor cantidad de dopamina en una mejor concentración y enfoque.
En este trastorno neurodegenerativo, el declive comienza con las células productoras de dopamina en el cerebro donde se coordina el movimiento. A medida que estas células se degradan, la función motora se ve comprometida, lo que incluye temblores, rigidez, bradicinesia o movimiento lento, así como cambios en el habla y la marcha.
Los científicos que estudian los trastornos neurológicos y psiquiátricos han estado interesados durante mucho tiempo en cómo funciona la dopamina y cómo los niveles relativamente altos o bajos de dopamina en el cerebro se relacionan con los desafíos de comportamiento y la discapacidad.
Hay maneras de subir los niveles de dopamina de forma natural, y el autocuidado básico es el lugar para comenzar. Una noche de sueño irregular, por ejemplo, puede reducir drásticamente la dopamina. Estos son algunos consejos para aumentar los niveles:
- Come alimentos ricos en tirosina incluyendo queso, carnes, pescado, productos lácteos, soya, semillas, nueces, frijoles, lentejas, entre otros. Si bien hay suplementos de tirosina disponibles, es preferible consumirla en alimentos.
- Aumenta la ingesta de magnesio con alimentos como semillas, nueces, soya, frijoles, granos integrales, entre otros.
- Evita los alimentos procesados, los altos contenidos de grasas, el azúcar y la cafeína.
- La higiene adecuada del sueño es obligatoria, ya que alimenta la producción de dopamina.
- Haz ejercicio diariamente.
- Evita el estrés, aplica técnicas como meditación, visualización, ejercicios de respiración.
- Considera el uso de nootrópicos naturales incluyendo L-Tirosina y L-Teanina.