Crianza
Los beneficios de dosificar la diversión
Los descansos reducen la habituación haciendo que las alegrías duren un poco más
5 de marzo de 2024 Revisado por Michelle Quirk
Los puntos clave
- La habituación es nuestra tendencia a responder cada vez menos a cosas que son iguales.
- Lo que es emocionante el lunes se vuelve aburrido el viernes.
- Hay una manera de hacer que las cosas buenas “resplandezcan”: corta las buenas experiencias en pedazos.
Hoy le hemos pedido a Tali Sharot que comparta su consejo de la semana.
Cada año, mis hijos participan en la Semana del Espíritu de su escuela. Cada día tiene un tema determinado: el lunes puede ser el día de usar pijama, el martes el día del pelo loco y el miércoles vístete como tu personaje de ficción favorito. Ese lunes, mis hijos están llenos de emoción al elegir su ropa. El martes el entusiasmo es menor, pero siguen dispuestos. El jueves ya no quieren molestarse.
Lo que es emocionante el lunes se vuelve aburrido el viernes. Esto se debe a que nuestro cerebro tiene una característica básica que gobierna cada neurona, algo llamado habituación. La habituación es nuestra tendencia a responder cada vez menos a cosas que son iguales. Entras en una panadería y, al cabo de unos 20 minutos, ya no notas el olor a bollería caliente. Así como te acostumbras al aroma de los productos horneados, también te acostumbras a un romance vertiginoso, a una nueva riqueza y a la emoción de ir a la escuela disfrazado.
Así, incluso los eventos emocionantes pierden su brillo después de un tiempo. Pero hay una manera de hacer que las cosas buenas “resplandezcan”: cortar las buenas experiencias en pedazos.
Por ejemplo, piensa en una canción que te guste. ¿Crees que la disfrutarías más si la escucharas continuamente o con breves interrupciones? Cuando fueron encuestadas, el 99 por ciento de las personas dijeron que querrían evitar interrupciones. Sin embargo, las investigaciones han descubierto que la gente disfrutaba más de una canción con pausas y estaba dispuesta a pagar más para escuchar la música en concierto. Los descansos reducen la habituación, haciendo que las alegrías iniciales duren un poco más.
No creas que las emociones siempre serán emocionantes.
Corta las cosas buenas. Para disminuir la habituación, inserta breves descansos en experiencias placenteras. En lugar de tener una “semana de espíritu”, las escuelas podrían tener cinco “días de espíritu” repartidos a lo largo del año. En lugar de tomarte unas vacaciones de dos semanas, puedes intentar realizar varios minidescansos. Parafraseando al economista Tibor Scitovsky: el placer resulta de la satisfacción incompleta e intermitente de los deseos.
Tali
Tali Sharot es profesora de neurociencia cognitiva en el University College London y el MIT y autora (con Cass Sunstein) de Look Again: The Power of Noticing What Was Always There.
A version of this article originally appeared in English.