Las etapas iniciales del enamoramiento

No hay nada tan emocionante como las etapas iniciales de una relación romántica. Solo pensar que podríamos haber encontrado a nuestra pareja ideal es sumamente emocionante. Pero, las etapas tempranas del enamoramiento pueden ser frustrantes y maravillosas a partes iguales. Un nuevo amor consume nuestra energía, enfoque y tiempo al punto en el que todo lo demás que esté pasando en nuestras vidas se siente como una interrupción grosera. No podemos dejar de pensar en la otra persona. Nos levantamos y nos vamos a dormir obsesionados con la relación y con pensamientos sobre cómo sería un futuro juntos.

Para algunos, esta reacción puede parecer exagerada. Pero muchos de nosotros sabemos de primera mano cómo enamorarse puede convertir a alguien en una persona insegura, obsesionada y aferrada por un tiempo. No es necesario haber tenido problemas emocionales en el pasado para sentirse de esta manera, aunque si fue así, esta etapa puede ser particularmente difícil.

Recordemos que no se dice que estamos tranquilamente enamorados, se dice que estamos locamente enamorados. Si en estos momentos te estás enamorando y te sientes un poco loco, no te preocupes: es porque está pasando casi literalmente. Estás bajo la influencia de hormonas que te hacen sentir al mismo tiempo eufórico, en peligro y exhausto. A esto le llamaremos las tres e del enamoramiento. La investigadora Donatela Marazziti de la Universidad de Pisa, en Italia nos ayuda a entender la euforia que sentimos en las etapas tempranas del amor romántico. Dice que es mucho más que dos corazones encendiéndose, cuando dos personas se enamoran, sus hormonas se encienden también.Cuando dos personas se atraen mutuamente,os neurotransmidores adrenalina y feniletilamina, o PEA (que también se encuentra en el chocolate), aumentan y los pone en una sobremarcha emocional. Adicionalmente, disminuye la hormona de la relajación, la serotonina,, lo que ocasiona que nos obsesionemos con la otra persona y solo estemos pensando en los momentos románticos que pasamos con él o ella.

Enamorarse produce un estado biológico similar al que provoca la cocaína. Aún más interesante, Marazziti descubrió que enamorarse también altera los niveles de testosterona de los hombres y las mujeres. Esta es la hormona sexual masculina que hace que los hombres sean cazadores y recolectores y los hace más proclives que las mujeres a ser sexuales sin un compromiso emocional. Los niveles elevados de testosterona en mujeres durante las etapas tempranas del amor romántico las hacen más sexuales y agresivas. Mientras que los niveles reducidos de testosterona en los hombres los hace más emocionales y receptivos en esta etapa. Este hallazgo me hace sonreír. A través de los años he escuchado a más de un hombre decir, "¿qué le pasó a su apetito sexual? Cuando empezamos a salir era sexualmente salvaje, no podía seguirle el paso. Me engañó." Si alguna vez te sentiste así con una mujer, ahora sabes que eran sus hormonas las que la incitaban a sacar su lado salvaje.

¿Cómo es que las etapas tempranas del amor nos hacen sentir en riesgo personal también? Primero, la euforia que sentimos puede desorganizarnos. Le estamos añadiendo una relación de citas a nuestra ya ocupada rutina regular. Nuestras responsabilidades normales en casa y el trabajo pueden irse por la borda ya que le ponemos más energía a solidificar nuestra relación amorosa. Esto puede hacernos sentir más ansiosos. Además, amar nos pide que bajemos nuestras defensas y aflojemos nuestros límites personales para que podamos mezclar nuestras necesidades y deseos con los de nuestra pareja. Este proceso puede ser amenazador y tiende a hacernos sentir inseguros. Sin embargo, esto es lo que construye un lazo sano y fuerte. Toma tiempo confiar en la otra persona y estar seguros que este lazo no nos lastimará. No es de sorprender que nos sintamos ansiosos e inseguros cuando nos enamoramos. Hay mucho que ganar y mucho que perder. El miedo que sentimos es palpable. Somos capaces de crear problemas y dramas emocionales para darle voz y hacer tangible al peligro que sentimos.

Con todos los cambios hormonales y miedos ocurriendo en nuestro interior, no sorprende que nos sintamos agotados en las etapas iniciales del enamoramiento. He escuchado a muchas personas decir que no pueden esperar a que se acabe el periodo de luna de miel para poder descansar, no me sorprende que mucha gente se apresure a cerrar el trato en una relación solo para acabar con estos sentimientos tan incómodos.

El conocimiento es poder

Los individuos fuertes se arman con conocimiento. Lidian con nuevas experiencias como una oportunidad para aprender algo nuevo sobre ellos mismos (la actitud fuerte ante un reto), y aprenden lo que puedan para lidiar efectivamente con situaciones estresantes (la actitud fuerte ante el control). En efecto, las etapas tempranas del enamoramiento son estresantes. Las siguientes recomendaciones pueden ayudarnos a navegar la etapa del enamoramiento más fácilmente para así poder atesorar este momento tan especial de la vida.

1. Disfrutar el viaje, pero no perderse en él.
2. Mantener nuestros horarios, sin importar cuánto queramos tirarlo por la borda.
3. Reconocer que estamos bajo la influencia de hormonas poderosas.
4. Descansar, relajarnos y alimentarnos adecuadamente para mantenernos física, emocional y mentalmente sanos.
5. Cuando tengamos preocupaciones y temores sobre la otra persona, preguntémonos si solo estamos intentando liberar la ansiedad que sentimos hacia lo desconocido, para que detengamos de golpe al drama personal.
6. No apresurarse a sellar la relación solo porque no soportamos la ansiedad de tener que pasar por todas las etapas del enamoramiento. Aceptemos la ansiedad y aprendamos a trabajar con ella.
7. Las investigaciones muestran que el enamoramiento también nos hace más creativos. Así que podemos canalizar nuestras ansiedades y miedos hacia actividades creativas.
8. No bajar las defensas, límites personales y expectativas hasta el punto de negar lo que realmente deseamos y necesitamos. Esto nunca termina bien. Queremos construir un lazo auténtico en esta relación y no uno basado solo en fantasías.