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Verificado por Psychology Today

Liderazgo

El síndrome de abdicación

Por qué somos vulnerables ante cultos, líderes autoritarios y gurús corruptos.

RV1964/flickr
Fuente: RV1964/flickr

Una razón por la que recuerdo mi infancia temprana con afecto es porque tenía la sensación de que mis padres estaban en control completo del mundo. Sentía que podían protegerme, proveer para mí y responsabilizarse por mi vida. Si había algún problema, no tenía duda de que lo resolverían. Si no entendía algo, sabía que me darían la respuesta. No tenía que preocuparme por nada. Podía ir a la escuela, jugar, divertirme y ellos se encargaban del resto.

Recuerdo sentir decepción cuando, siendo un poco mayorde 11 o 12 años tal vez, empecé a darme cuenta de que mis padres no eran tan omnipotentes ni omniscientes como yo pensaba. Un día, le pregunté a mi papá sobre una tarea y me sorprendió que no pudiera ayudarme. Empecé a darme cuenta de que mi papá era realmente una persona muy ansiosa que constantemente se preocupaba sobre las cosas más pequeñas. Pero, en ese punto, estaba empezando a sentirme independiente, así que no necesitaba tanto su protección.

Para muchas personas, esta fase de la infancia temprana representa un ideal al que añoran volver (aunque sea solo en el subconsciente). Qué maravilloso sería adorar a figuras paternales poderosas que toman responsabilidad por nuestras vidas, nos protegen del mundo y responden todas nuestras preguntas.

Líderes de culto y gurús corruptos

La necesidad de regresar a este estado ideal es una de las razones por las que algunas personas se sienten atraídas a gurús y líderes de culto carismáticos . Aunque muchas personas buscan a los gurús por un impulso genuino de desarrollo espiritual, otras se sienten motivadas por un impulso menos saludable. No están buscando verdadera iluminación, sino un retorno al estado infantil de devoción incondicional y completa carencia de responsabilidad. Quieren abdicar la responsabilidad por sus propias vidas y dársela al gurú o líder del culto. No tienen que preocuparse por nada porque el gurú les guiará en la dirección correcta. No tienen que pensar por su cuenta porque el gurú sabe todas las respuestas. No necesitan batallar en sus vidas, solo tienen que disfrutar del amor y protección del gurú, como lo hicieron con sus padres cuando eran solo unos niños. A este impulso le llamo el ‘síndrome de abdicación’.

Debido a esto, es fácil para los gurús y líderes explotar su posición. Algunos gurús son personas sabias y altruistas que sienten el impulso de compartir sus hallazgos espirituales. Pero, desafortunadamente, hay incontables historias de gurús comportándose de maneras inmorales y abusando de la lealtad y confianza de sus seguidores. Incluso algunos gurús que empiezan con buenas intenciones terminan perdiendo su orientación moral y comportándose de maneras lamentables.

Parte del problema es que una vez que las personas abdican sus vidas en favor de un gurú o líder de culto, les parece imposible creer cualquier cosa negativa al respecto. Cuando un gurú actúa de manera inmoral, sus seguidores explican el comportamiento como algún tipo de ‘juego divino’ o prueba. Están seguros de que hay algún racional, alguna razón espiritual para sus acciones. Este es exactamente el mismo síndrome que cuando los niños pequeños encuentran imposible creer cualquier cosa negativa sobre sus padres. Los discípulos se niegan a aceptar que el gurú es imperfecto porque no quieren renunciar a la sensación de protección y seguridad que el gurú les da. No quieren enfrentar tener que tomar responsabilidad por sus propias vidas.

Líderes autoritarios y cultos políticos

Hay otra área en donde ocurre el síndrome de abdicación de una manera más generalizada y peligrosa: la política. Debido al instinto de adorar a figuras paternales poderosas, o el impulso subconsciente de regresar a un estado de irresponsabilidad infantil, las personas tienen una tendencia a caer ante líderes carismáticos y autoritarios. Un líder podría actuar como un gurú horriblemente corrupto y mostrarse como incompetente e ignorante, pero una vez que las personas se han enlazado a él, (esto líderes suelen ser hombres) están indispuestos a renunciar a su lealtad.

Esto explica por qué muchos de los dictadores más mortales para el mundo han disfrutado de un apoyo masivo. Antes de la Segunda Guerra Mundial, Adolf Hitler era idolatrado por la mayoría de los alemanes quienes lo veían como una figura infalible que representaba el destino de todo el país. A pesar de su evidente brutalidad, figuras como Stalin, Mussolini y Mao eran adorados de manera similar.

Por supuesto, el mito de estas figuras como líderes infalibles era fuertemente promovido por la propaganda. Todos los líderes autoritarios (y sus cohortes) están instintivamente conscientes del síndrome de abdicación. Las nociones de un ‘gran líder’ juegan con el instinto de las personas de regresar al estado infantil de irresponsabilidad. El líder se vuelve un padre omnisciente y omnipotente que asume la responsabilidad por nuestras vidas.

En el caso de los gurús corruptos, hay un acuerdo tácito que un individuo narcisista (el gurú) necesita ser adorado y sus discípulos necesitan a alguien para adorar. De manera similar, un líder político, un narcisista o un psicópata, disfrutará de su poder y adoración, y un gran grupo de la población disfrutará de ser protegido por una fuerte figura paternal.

En la política, el síndrome de abdicación tiene probabilidades particulares de ocurrir en momentos de dificultades e incertidumbre. De la misma manera en la que cuando los niños se sienten inseguros, se aferran con más fuerza a sus padres, las personas son más vulnerables al atractivo paternal de los dictadores en momentos de agitación y trauma en sus vidas.

El atractivo de Donald Trump

Es tentador aplicarle el ‘síndrome de abdicación’ a muchos de los líderes políticos que están adquiriendo el poder en América y en el mundo. Observemos el caso de Donald Trump. El síndrome podría ayudar a explicar su atractivo para una gran porción del electorado estadounidense. Aquellos que describen a los seguidores de Trump como un ‘culto a la personalidad’ están en lo correcto en el sentido en el que se comporta como un gurú narcisista que añora la adoración de sus discípulos. Y, en turno, brinda a sus discípulos una ilusión de responsabilidad y control. A pesar de su personalidad aparentemente narcisista, los seguidores de Trump creen que se ocupa de sus intereses y que los ama a ellos y a su país. Al igual que un gurú corrupto, no importa qué tan incompetente sea o cuán inmorales sean sus actos; nada afectará su devoción. Sus seguidores explicarán o negarán su incompetencia y corrupción con el fin de preservar su imagen como una figura paternal infalible.

Trump probablemente estaba en lo cierto cuando dijo, ‘podría dispararle a alguien a mitad de la Quinta Avenida y no perdería ningún votante’. Sin duda, sus seguidores encontrarían una manera de justificar el acto, en la misma manera en la que los discípulos de un gurú podrían intentar explicar que tenga docenas de casas y coches sumamente caros, sus explosiones violentas o su promiscuidad sexual. Esto ayuda a explicar por qué la popularidad de Trump ha permanecido estable durante toda su presidencia. Particularmente ahora que se encuentran en medio de incertidumbre y dificultades económicas, muchos estadounidenses se niegan a dejar ir su figura autoritaria y la ilusión de cuidado y control parental.

El síndrome de abdicación nunca tiene un buen resultado. En algunos casos, la corrupción del gurú o líder llega a un punto extremo que obliga a autoridades externas a intervenir. A veces, los seguidores finalmente entran en razón y protestan contra su maltrato. O en el peor escenario, los impulsos psicópatas o narcisistas del líder o gurú se elevan hasta un crescendo final de violencia y destrucción.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Steve Taylor Ph.D.

El Dr. Steve Taylor, es profesor titular en psicología en la Universidad de Leeds Beckett. Es autor de muchos bestsellers que incluyen The Leap y Spiritual Science.

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