Atención
Dibujar un pez y otras maneras de observar
Dos ensayos llegaron hasta mí y ambos me abrieron los ojos.
29 de febrero de 2024 Revisado por Abigail Fagan
Los puntos clave
- La serendipia nos ayuda a conectar los puntos.
- Detenerse a mirar requiere tiempo y propósito.
- Prueba diarios de observación de 15 minutos para explorar el mundo que te rodea.
Creo en conectar los puntos, incluso si están separados por años. Esta semana me llamaron la atención dos puntos: ensayos que abogan por una observación profunda. Uno, escrito a principios de la década de 1870, suena inquietantemente parecido a otro, escrito en 2024.
El primero es un ensayo de un estudiante de entomología que se acercó al renombrado ictiólogo de Harvard, el Dr. Louis Agassiz, en busca de ayuda para aprender más sobre zoología. El resultado fue una lección inesperada de ciencia y de vida. En “El estudiante, el pez y Agassiz”, el estudiante escribe sobre una tarea de Agassiz: observar un pez.
El profesor describe cómo conservar el pescado (con un poco de alcohol en la bandeja de hojalata), dice que vendrá más tarde para escuchar lo que el alumno ha aprendido y se marcha. Después de 10 minutos, el estudiante “vio todo lo que se podía ver en ese pez” y buscó al profesor, que todavía no estaba.
En pocas palabras, el estudiante regresa repetidamente al pez y cada vez ve más. Todos los días, informa al profesor, quien está satisfecho con el progreso del estudiante, pero dice que hay mucho más por encontrar. Creo que el estudiante pasó cuatro días examinando y finalmente dibujando el pez para aprender aún más.
La lección: concentración y tiempo, descripción en palabras y dibujos, y la habilidad de observación profunda ayudaron al estudiante a aprender más sobre los peces de lo que creía posible.
El autor anónimo, revelado más tarde, fue el entomólogo y paleontólogo Samuel H. Scudder (1837-1911), quien en su propia carrera se hizo famoso por su legendario trabajo sobre las mariposas, pero quizás sea mejor recordado entre los profanos por su ensayo sobre peces.
El segundo artículo sobre diarios de 15 minutos apareció en The New York Times Magazine el 21 de enero de 2024. Anna Kode se encontraba en el metro un día después del trabajo, sin un libro y demasiado cansada para observar una pantalla. En cambio, se limitó a mirar, escuchar y oler lo que había a su alrededor, desde una mujer con un sombrero puntiagudo hasta cordones de zapatos desatados (y atados), carteles y gente roncando.
Se dio cuenta de la poca atención que normalmente prestaba a lo “mundano” que la rodeaba. Esa experiencia la convenció de empezar a llevar un “diario de observación”, para anotar lo que había a su alrededor, sin importar dónde. Durante 15 minutos al día, escribía sobre lo que la rodeaba, desde personas hasta sonidos, olores y sus propios sentimientos. En lugar de molestarse por tener que esperar a otra persona, a una cita, al comienzo de un evento, miraba y “observaba su entorno”.
Kode no había visto realmente los mundos en los que vivía hasta que se detuvo a observarlos profundamente, tal como el joven entomólogo 150 años antes. Ésa es mi meta para 2024: aprender a observar, desde lo mundano hasta lo extraordinario.
A version of this article originally appeared in English.