Autocontrol
Autocontrol: cómo mantenerte tranquila, presente y productiva
Cómo ayudar a tu pequeño a lidiar, ser resiliente, exitoso y saludable.
9 de diciembre de 2020 Revisado por Devon Frye
Todos sabemos cómo se ve el autocontrol pobre: un temperamento pesado e inmediato, baja tolerancia a la frustración, poca atención, inquietud, facilidad para distraerse y más. Uno de los regalos más grandes que puedes darle a tu hijo es el autocontrol. Si aprende cómo regular sus emociones y comportamiento, le irá mejor en casi todos los aspectos de su vida.
Si tienes más de un hijo, probablemente sabes que el autocontrol se le da más fácilmente a algunos niños que a otros. Una de mis hijas era notoriamente buena para mantenerse tranquila, procesando sus emociones de manera constructiva y manteniéndose enfocada en una tarea desde una edad muy temprana. La otra, ahora de más de cuarenta también, tiene un temperamento más impetuoso y aún le parece desafiante controlar sus reacciones inmediatas. Ambas tienen vidas felices y productivas, así que no desesperes si tienes un hijo que no aprende fácilmente a controlar sus respuestas. Con amor, tiempo y atención, incluso un salvaje puede aprender el autocontrol.
Hallazgos de la investigación: la importancia del autocontrol
El autocontrol es “la habilidad de manejar o regular los impulsos y deseos de una manera socialmente apropiada, en lugar de ser manejado o regulado por ellos”; de acuerdo con Jay Belsky y sus colegas en El origen de ti. Describen sus hallazgos a partir del Estudio Dunedin, lo que involucró cuarenta años de investigación con mil niños durante su etapa de crecimiento y hasta la mediana edad. Encontraron que el autocontrol en la infancia predecía muchas dimensiones de la vida en décadas posteriores. Un buen autocontrol en la infancia no necesariamente llevaba a un mejor funcionamiento posteriormente, pero era bueno prediciendo lo que pasaría después.
Belsky y sus colegas evaluaron el autocontrol buscando su ausencia, incluyendo una baja tolerancia a la frustración, inquietud, impulsividad, agresión impulsiva, facilidad para distraerse y falta de persistencia. Usaron datos observacionales de cada niño, generados por observadores entrenados, padres y maestros a la edad de tres, cinco, siete, nueve y once. También usaron autoevaluaciones a los once y una variedad de medidas a los trece, quince, dieciocho y veintiuno, seguidos por entrevistas, suplementadas con medidas del mundo real como registros de salud y policiacos a los veintiséis y treinta y dos años. Encontraron que un bajo autocontrol en la infancia predecía problemas de comportamiento en la adolescencia, así como preocupaciones de salud, pobreza y actividad criminal en la edad adulta.
Belsky y colegas concluyeron que el autocontrol en la infancia es sumamente importante, afectando la salud, riqueza y felicidad en la edad adulta. También enfatizaron que el desarrollo es un proceso dinámico, constante y abierto a factores ambientales, incluyendo el apoyo de los adultos.
Las intervenciones que enseñan el autocontrol pueden hacer una diferencia a largo plazo en el desarrollo de un niño, ya sea que se implementen en la infancia temprana o posteriormente.
Stuart Shanker distingue entre la autorregulación y el autocontrol, percibiendo el autocontrol como la inhibición de impulsos fuertes, y la autorregulación como la reducción en la frecuencia e intensidad de los impulsos fuertes manejando la carga de estrés y recuperación. Esto podría ser una distinción válida y, sin duda, Shanker tiene muchos seguidores que se han beneficiado de esta perspectiva. Les recuerda a los padres la necesidad de escuchar con calma cuando su hijo está angustiado en lugar de enojarse o irritarse. Casi siempre, un niño que está fuera de control o se porta mal responde mejor a intentos pacientes de tranquilizarlo que al castigo. Mona Delahooke hace las mismas recomendaciones, basadas en una distinción entre un comportamiento regulado de arriba hacia abajo (regulado concientemente) y uno de abajo hacia arriba (impulsado inconscientemente).
Recomendaciones
Ya sea que lo veas como autocontrol o autorregulación, manejar las reacciones es importante para cada área de la vida. Esto es especialmente cierto ahora, en un momento de ansiedad y estrés elevados en tantas dimensiones de la vida. Quienes se autorregulan bien, se mantienen tranquilos al ser desafiados. Mantienen su capacidad de responder con inteligencia y sabiduría y reaccionan bien a cualquier situación que se les presente.
Aquí hay algunas ideas para apoyar las habilidades de tus hijos para regular sus reacciones a los factores inevitablemente estresantes que vienen con vivir en tiempos de incertidumbre y temor:
- Empieza contigo. Respira profundamente. Hazlo de nuevo. Duerme lo suficiente y haz ejercicio. Come saludable. Esfuérzate por regular tus propias emociones y comportamiento.
- Sé paciente. Cuando tu hijo se porte mal o reaccione en exceso, mantente tranquila, amable y apóyalo. Eso le enseña cómo se ve el autocontrol y tranquiliza la turbulencia del niño, lo que precede su habilidad de regular sus emociones y reacciones.
- Dale tareas especiales a tu hijo. Busca maneras en las que tu hijo pueda hacer contribuciones al hogar ayudándote. Pide ayuda con la lavandería o en la cocina o alguna otra tarea que el pequeño podría disfrutar hacer contigo, y luego (ya que la domine) por su cuenta. Al ayudarte de maneras reales, tu hijo se sentirá menos impotente y más valorado.
- Actividad física. La actividad física puede ayudar con la reducción del estrés y la autorregulación. Asegúrate de que tu pequeño esté saliendo lo suficiente y haciendo suficiente ejercicio.
- Establece y mantén una rutina. Las rutinas familiares regulares: comidas, tareas, hora de dormir, proveen un sentido de control y confianza en un mundo que suele sentirse caótico e impredecible.
- Cultiva una mentalidad de crecimiento. Apoya a tu hijo a aprender cómo responder de manera productiva a la adversidad al recibir los obstáculos como oportunidades de aprendizaje. Ayúdale a ver que todo el aprendizaje ocurre un pasito a la vez.
- Enseña conciencia plena. Ayuda a tu hijo a aprender cómo prestar atención a sus emociones, respirando profundamente y ralentizando sus respuestas ante situaciones difíciles.
- Actúen escenarios difíciles. Piensa en una situación que fue un reto para las habilidades de afrontamiento de tu pequeño. Tomen turnos, cada quien representando cada rol conforme navegan la situación con éxito y fallando. Hazlo con amabilidad y buen humor, riendo con tu hijo si algo le parece gracioso y nunca te rías de él.
Ahora más que nunca, es momento de fortalecer tu propio autocontrol y apoyar a tu pequeño al desarrollar el suyo.
A version of this article originally appeared in English.