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Verificado por Psychology Today

Celos

6 maneras de dejar la envidia atrás

Estos 6 trucos mentales te ayudarán a evitar que la envidia dañe tus relaciones.

La envidia es una de las emociones humanas más prevalentes pero menos entendidas. Es un sentimiento tan común que puede que ni siquiera estás consciente de él mientras te asedia. Tal vez tienes una buena amiga que acaba de anunciar que su hijo entró a una de las mejores universidades del país mientras que tu propio hijo está a la espera de su carta de aceptación para una escuela que ni siquiera era su primera opción. Conforme escuchas a tu amiga describir qué tan feliz están ella y su familia, te parecerá difícil escucharla por encima del sonido de tus propias emociones rampantes.

¿Por qué no solamente puedes estar feliz por tu amiga? ¿Por qué el éxito de su hijo te hace sentir tan inadecuada? ¿La vacilación educativa de tu hijo te hace cuestionarte tu valía como padre? Conforme te haces estas preguntas, tal vez la envidia se convierta en una emoción aún más fea: aquella que se conoce como “schadenfreude”. Recuerdas que tu hijo te contó una historia en la que el hijo que acaba de ser aceptado a la universidad violó una regla deportiva en la escuela. ¡Ja! Al menos tu propio hijo logra mantenerse lejos de los problemas.

No es muy agradable experimentar estas emociones irritantes. En efecto, sin supervisión, la envidia y su estado relacionado de schadenfreude puede presentar una amenaza considerable incluso para tus relaciones cercanas. Tu pareja podría hartarse de escuchar tus esfuerzos constantes por socavar las buenas noticias de tu amiga y sobra decir que tu amiga puede hartarse también de tu hostilidad casi descarada sobre su hijo en comparación con el tuyo.

En su ensayo sobre la terapia cognitivo conductual para la envidia (2020), Robert Leahy del Instituto Estadounidense de Terapia Cognitiva basado en Nueva York presenta el problema de esta manera: “¿Cómo puedes desearle mal a alguien que tiene éxito? La respuesta puede ser, “porque somos humanos” (p.1).

Leahy nota que al principio es importante distinguir entre la envidia y los celos. Con la envidia, te sientes amenazado por el estatus de alguien, mientras que en los celos, percibes una amenaza a tu relación a partir de un tercero. Por lo tanto, para entender la envidia, primero necesitas entender el estatus.

Consideremos el significado del concepto de estatus. No hay nada inherente en la persona que le de un mayor estatus que a ti (por ejemplo, como una “mejor” madre), además de la manera en la que percibes el estatus. Como explica Leahy, “el estatus siempre es ‘local’ ‘arbitrario’ y dependiente de las percepciones de otros” (p.4). Una manera de superar la envidia hacia el estatus de alguien más es reconocer su naturaleza arbitraria. El segundo paso es clave para superar la envidia: deshacerse de la idea de que lograr este estatus particular es esencial para tu bienestar.

En el “Esquema emocional de la envidia” que propone Leahy, después de intentar deshacerte de la importancia del estatus, luego examinas tu rango de lo que llama “acción valorada”. Esta parte del proceso involucra observar las opciones disponibles para ti una vez que te topes con las creencias de que supuestamente tienes un estatus inferior. La opción más simple es enfocarte en tus otras fortalezas o examinar las áreas de tu vida en las que brillas. Tal vez tu hijo y tú tienen una relación excelente que no tiene nada que ver con lo académico. ¿Por qué no derivar un tipo diferente de estatus a partir de este aspecto de tu familia?

El tratamiento basado en el modelo esquemático emocional llamado “Modelo de Terapia Esquemática Emocional” o “TEE” sigue líneas similares de Terapia Cognitivo Conductual en general, en donde el enfoque está en cambiar las creencias con el fin de cambiar las emociones. En la TEE, tus creencias sobre la envidia tienen que atenderse antes de que las puedas dejar atrás.

Así, en lugar de pensar eso porque experimentas envidia eres una mala persona, puedes llegar a reconocer que la envidia es una emoción universal. Adicionalmente, puedes experimentar envidia sin perder tu sentido del ser, es decir “no eres tu emoción” (p.8). Cuando se percibe de esta manera, la envidia no tiene por qué ser parte de ti para siempre.

Con estos antecedentes, y con base en el modelo terapéutico de Leahy, es momento de preguntarte cómo manejas la envidia respondiendo cada una de las preguntas tan honestamente como te sea posible:

  1. ¿Te quejas de las personas que envidias?
  2. ¿Dices cosas feas sobre las personas que envidias?
  3. ¿Evitas a aquellos que envidias?
  4. ¿Sencillamente desistes a intentar que te vaya tan bien como a aquellos que envidias?
  5. ¿Piensas con frecuencia sobre lo envidioso que te sientes?
  6. ¿Te menosprecias por ser tan envidioso?

Como puedes ver con estas preguntas, cuando la emoción de envidia se traspasa a tu comportamiento, tus relaciones, tanto aquellas con quienes envidias o con los demás en tu vida, podrían sufrir. En la TEE, aprendes a convertir esas estrategias inadaptadas a enfoques más productivos, uno a uno, conforme ambos observan lo que está mal y llevan a acabo acciones para cambiarlos:

  1. Quejarse solamente aleja a otras personas y te hace ver mal, así que intenta dejar de quejarte.
  2. Menospreciar a otras personas puede hacerte parecer injusto y desagradable, así que mantén tus críticas en tu mente.
  3. Evitar a los blancos de tus envidia puede evitar que aprendas de ellos y así logres un estatus más alto así que no tengas miedo de acercarte a ellos.
  4. Rendirse significa que perderás cualquier ventaja que obtengas por participar en actividades que podrían beneficiarte, así que sigue en ello.
  5. Engancharte solo te deprime; en su lugar acepta tus sentimientos y saca la mayor ventaja posible de ellos.
  6. Criticarte también te hace sentir peor, así que intenta aceptar más las fortalezas que posees.

Al identificar y luego desafiar tus creencias sobre la envidia, así como adoptar estrategias estarásmejor adaptado. Leahy cree que es incluso posible “convertir la envidia en admiración e incluso emulación” (p. 10).

Para lograr esta última hazaña, debes tomar el paso pragmático de ver si puedes obtener algunas claves de las personas cuyo estatus ansías. Si puedes replantear tu envidia como un deseo natural de querer ser mejor tú también, entonces deberías ser capaz de neutralizar esas emociones negativas conforme intentas mejorar tu propio estatus.

En efecto, como lo indica Leahy, la envidia no tiene que tomar la forma hostil de desearle mala fortuna a otros y sentir satisfacción si eso pasa (es decir, schadenfreude). Tampoco es necesario sufrir de envidia depresiva, en donde te culpas a ti mismo por no tener lo que quieres o incluso por sentir envidia en primer lugar. La envidia puede darte una ventaja en su forma más benigna, cuando se convierte en el punto de arranque para tu propia automejora.

Para resumir, a pesar de que la envidia puede ser una emoción universal, no tiene por qué evitar tu propia satisfacción. Prueba estos 6 remedios la próxima vez que tu propia envidia vaya hacia la superficie y te encontrarás más cerca de esa satisfacción.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Susan Krauss Whitbourne Ph.D.

La Dra. Susan Krauss Whitbourne, es profesora emérita de ciencias psicológicas y del cerebro en la Universidad de Amherts, Massachusetts . Su último libro es The Search for Fulfillment.

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