Skip to main content

Verificado por Psychology Today

Género

12 maneras de detectar a una mujer misógina

Las mujeres que odian a otras mujeres pueden no estar conscientes de ello. Pero sus actos las revelan.

Wikimedia Commons
Source: Wikimedia Commons

Los hombres tienden a ser quienes lideran los movimientos misóginos de largo alcance. Pero muchas mujeres son misóginas también. De hecho, algunas evidencias sugieren que en Twitter, las mujeres usan lenguaje misógino con más frecuencia que los hombres. Como sus contrapartes masculinas, las mujeres misóginas son impulsadas por un odio o desprecio injustificado hacia las mujeres. Las mujeres misóginas que más destacan en nuestra sociedad actual pueden describirse como Puritana, Autocrítica, Llena de autodesprecio y Demonio femenino. Así podemos ubicarlas:

La puritana misógina

  1. La puritana misógina toma el ideal de la mujer como doméstica, servil, cariñosa, amable, con temperamento tranquilo, atractiva, juvenil y sexualmente pura antes del matrimonio. Ha adoptado este ideal femenino de su esposo misógino, de su familia o de conocidos.
  2. Se considera estar sumamente cerca del ideal femenino. Es servil, siempre apoyando a su hombre como un pilar sólido de apoyo.
  3. Odia a las mujeres que se desvían del ideal femenino y considera que es su misión de vida encontrar maneras de disciplinarlas y, al final, hacerlas volver al “camino correcto”.

Michelle Duggar, una esposa sumisa y con complejo de superioridad moral y estrella de la televisión parece exhibir este comportamiento, abogando por una sumisión femenina absoluta. En una publicación para recién casados, comparte consejos sobre cómo las mujeres pueden hacer felices a sus esposos:

Así que mantente disponible, no solo disponible sino felizmente disponible para él. Sonríe y está siempre dispuesta a decir: “sí cariño, estoy aquí para ti”, sin importar qué, aunque estés agotada o sumamente embarazada y no quieras lo que él quiere.

La misógina autocrítica

  1. La misógina autocrítica es desdeñosa hacia las mujeres que no son muy femeninas, ya sea porque deciden no serlo o porque simplemente son malas para actuar de una manera tradicional. Por ejemplo, las mujeres que considera como demasiado gordas, demasiado altas, demasiado masculinas, demasiado enojadas, demasiado ruidosas, demasiado competitivas, demasiado rudas o demasiado alfa.
  2. Está a favor de los papeles de género tradicionales y aprovechará cualquier oportunidad que tenga para pregonar sus virtudes sociales. Los hombres deben ser alfas dominantes, las mujeres deben ser suaves y obedientes.
  3. Podría considerarse como una de las pocas mujeres femeninas que quedan.

Suzanne Venker, autora de La guía sobre los hombres y el matrimonio para la mujer alfa: cómo funciona el amor, escribe que: “algunas mujeres se han vuelto demasiado masculinas… Son demasiado competitivas, demasiado masculinas, demasiado alfa”. Atribuye la “incapacidad de encontrar amor duradero” de las mujeres a su necesidad de dominar y subyugar. Argumenta que las mujeres que quieren encontrar un amor duradero necesitan ser suaves y no rudas. Necesitan descubrir su feminidad. Narra cómo solía resentir tener que ser femenina para llevarse bien con su esposo. Pero sus “características alfa chocaban con la naturaleza alfa de su esposo”, escribe. “Éramos como dos toros en el mismo corral, había demasiada fricción”. Así que decidió abrazar su feminidad. Reporta sus aprendizajes en este párrafo:

¡Es tan liberador ser una beta! Soy alfa todo el día y se vuelve agotador. Concedo que me encanta; pero al final del día, estoy agotada. La autosuficiencia es agotadora. Tomar todas las decisiones es agotador. Manejar el coche, literal o metafóricamente, es agotador. Me tomó un periodo ridículamente largo de tiempo entenderlo. Pero, cuando lo hice, una vez que acepté que la energía que exudo y la manera en la que me acerco a mi esposo afecta sus respuesta y comportamiento, cambié de táctica. Y cuando lo hice, algo sucedió: la tensión desapareció de la noche a la mañana. Así como así. Bueno, no fue del todo así. Tomó mucho detenerme y cambiar. Primero manejaba algo de la manera “correcta”, es decir, no discutía, no intentaba cambiar su opinión o me volvía más orientada al servicio y me maravillaba con los resultados. Luego la vida se volvía a poner ocupada y regresaba a mis antiguas maneras. Y, sin duda, obtenía una respuesta distinta. Así que hacía una nota mental de cómo había arruinado las cosas y me aseguraba de hacerlo bien a la próxima. Eventualmente se volvió natural.

Cuando revela las razones por las que decidió abrazar su feminidad, Venker menciona brevemente que tenía “cero interés en que [su] esposo adoptara un rol más femenino”. Esto podría parecer al principio una razón lógica para cambiar.

Pero su declaración de que tenía “cero interés en que [su] esposo adoptara un rol más femenino” implica que quería que su esposo fuera la persona a cargo, el alfa. Se aferró a este deseo, incluso mientras abrazaba sus características alfa en el matrimonio. Pero esto significa que su excusa para cambiar sus formas no fue lógica después de todo. La disonancia cognitiva podría haberla incitado a ajustarse: quería que ella y su esposo fueran el líder alfa pero alguien tenía que ceder.

La misógina que se autodesprecia

  1. La misógina que se autodesprecia ha adoptado una actitud general de desprecio hacia las de su “especie” que considera sucias, incluyéndose..
  2. Considera que las mujeres incluyéndose, son promiscuas,, , manipuladoras, deshonestas, irracionales, incompetentes o carentes de inteligencia.
  3. Tiende a estar en negación sobre su propio autodesprecio pero, normalmente, no niega su desprecio hacia otras mujeres.

La serie distópica de televisión, El cuento de la criada, adaptada de la novela de Margaret Atwood del mismo nombre, ofrece varios ejemplos sobre misóginas que se autodesprecian. Dentro de la ficticia República de Gilead, donde la mayoría de las mujeres son infértiles, las pocas mujeres que aún son fértiles son esclavizadas como “criadas” por los comandantes y sus esposas. La serie sigue la desgracia de June/Offred, una criada propiedad del Comandante Fred Waterford y su esposa Serena Joy. La parte más importante del trabajo de Offred como criada es llevar los hijos del comandante y su esposa. Durante un acto mensual de violencia sexual ritual llamada “la ceremonia” Offred aparece con su cabeza recostada en el regazo de Serena mientras el Comandante Waterford la viola.

Serena es una de las cómplices de la historia que participa activamente en la deshumanización de su propio género. Pero las esposas privilegiadas no son las únicas misóginas de la historia. A principios de la historia nos enteramos que una de las ejecutoras de Gilean, la tía Lidia (Ann Dowd), que entrena, disciplina, castiga y, si es necesario, tortura y mata a las criadas, es una extremista provida que se percibe como salvadora de las mujeres pecadoras (o, en sus palabras, de “asesinar bebés”, “orgías” y “¡Tinder!”).

Serena y la tía Lidia son misóginas que se autodesprecian. No tienen poder en verdad. Los comandantes son los que están en control. Pero, se ponen del lado de sus opresores y participan en la deshumanización de su propio género. ¿Por qué? Su autodesprecio sin duda es un autocastigo. Pero su misoginia hacia otras mujeres no lo es. Tal vez su desprecio por su propio género les da una semblanza de control en un mundo incomprensible e injusto. O tal vez les emociona infligir dolor a las mujeres, pausando periódicamente para autocastigarse y liberarse de la vergüenza acumulada.

La demonio misógina

  1. La demonio se percibe a sí misma como superior a otras mujeres y al menos al nivel, si no es que superior, a los machos alfa principales que conoce. Desde su perspectiva, las demás mujeres son manipuladoras, deshonestas, irracionales, incompetentes o poco inteligentes, pero de alguna forma ella está exenta. Podría poseer algunas virtudes femeninas estereotipadas como belleza y refinamiento. Pero se percibe como insaciable en las virtudes estereotípicamente masculinas como inteligencia, fuerza de carácter y racionalidad y su comportamiento es más masculino que el de sus colaboradores hombres, compañeros de clase o amigos. Que no te sorprenda si puede beber más que todos ellos.
  2. Está en constante competencia con otras mujeres y preferiría eliminar a una mujer en la carrera laboral o escolar que ayudarla a progresar. Pero escapa de la detección y castigo por su mal comportamiento con maestría. Conforme esperas al elevador con tu caja de pertenencias y tu planta casi muerta, tu rival está un paso más adelante en la carrera, su risa triunfal cuelga en el aire.
  3. Es portadora de muchos rasgos oscuros de personalidad. Su creencia firme de que es superior a otras mujeres señala con fuerza hacia el narcisismo. Pero los rasgos narcisistas también están rutinariamente presentes en personalidades limítrofes y en psicópatas. En la población general, los rasgos oscuros de personalidad tienden a ser subclínicos, lo que significa que no están asociados con el nivel de disfunción vista en los casos clínicos. Pero mezclar una alta funcionalidad con rasgos siniestros de carácter tiene más probabilidades de resultar en un cóctel molotov en lugar de un cosmopolitan.

Vivienne Parry, una reportera y locutora británica, describe a su madre como una misógina de este tipo. Cuando Parry le reveló a su madre que quería estudiar ciencias en la universidad, su madre le respondió: “¿para qué?” Parry estaba desconcertada. Pero la hizo preguntarse: “¿por qué mi madre se oponía tanto a que alguien de su propio género llegara tan alto como ella? ¿Por qué se oponía tanto a aplaudir los logros femeninos, incluso cuando la mujer que se estaba abriendo camino era su propia hija?” Cuando miraba al pasado a través de sus lentes contemporáneos, la respuesta a su pregunta resultó ser aterradoramente simple, escribe: “tema que mi madre era una misógina”.

Según Parry, la misoginia femenina es aún más prevalente actualmente que en los tiempos de su madre. La misoginia masculina está desenfrenada en la sociedad actual. Pero, como señala Parry, la misoginia femenina puede ser todavía más tóxica. Según Parry, “cuando hay tan pocas mujeres en niveles superiores, muchas de ellas creen que deben ser tigresas y usar cada arma a su disposición para proteger su posición contra otras hermanas”.

A version of this article originally appeared in English.

publicidad
Acerca de
Berit Brogaard D.M.Sci., Ph.D

La Dra. Berit Brogaard, Maestría en ciencias, es profesora de filosofía y directora del Brogaard Lab for Multisensory Research en la Universidad de Miami.

Más de Berit Brogaard D.M.Sci., Ph.D
Más de Psychology Today
Más de Berit Brogaard D.M.Sci., Ph.D
Más de Psychology Today