Empatía
¿Qué une a las personas en las buenas y en las malas?
Una nueva investigación en neurociencia muestra cómo la empatía da forma a las buenas relaciones.
14 de agosto de 2024 Revisado por Michelle Quirk
Los puntos clave
- Las personas que te ayudan en momentos difíciles son las que valoras como compañeros en los buenos tiempos.
- Una investigación muestra cómo responde el cerebro a alguien sufriendo, generando empatía y conexión social.
- Una simple expresión de comprensión puede aumentar tu satisfacción y la de las personas que te importan.
Se suele decir que es fácil mantenersnos unidos cuando todo va bien, pero cuando los tiempos se ponen difíciles, la situación puede ser completamente diferente. ¿Qué tal si has pasado por un período difícil cuando alguien de tu familia se enfermó o cuando sufriste un revés financiero? ¿Quién estuvo ahí para ti durante esos momentos infelices?
Se supone que los mejores amigos, la familia cercana y las parejas deben estar a tu lado sin importar lo que pase (“para bien o para mal”), pero esto no siempre sucede. Tal vez tenías una persona que creías que era tu amigo más antiguo y más importante, pero que de repente desapareció de tu vista cuando las cosas se pusieron mal. Sin llamadas telefónicas, mensajes de texto ni mensajes de ningún tipo, dejándote por tu cuenta para lidiar con tu propio sufrimiento. Del otro lado de la moneda estaba una persona que recién conociste a través de amigos en común que no solo te brindó un hombro para llorar, sino también ayuda real y práctica. Una vez que las cosas se calmen, ¿con quién querrías mantener una relación?
Empatía y cercanía social
Según Anne Saulin y sus colegas (2024), del Hospital Universitario de Würzburg, “la cercanía y la conexión social”, clave para el bienestar y la salud mental, “dependen de una comprensión compartida de la situación actual y de los estados internos de los demás”. Cuanto más aprenden las personas unas de otras, más cercanas se sienten. La empatía, en este proceso, “es el pegamento que mantiene unidas las relaciones y las sociedades”. Además, lo que puede promover la empatía es ver a otra persona sufriendo o sintiendo dolor.
Al pensar en la persona que te mostró tanto apoyo y cuidado (en comparación con la persona que no lo hizo), está claro que sintió empatía hacia tu desafortunada situación. No solo estaba genuinamente interesada en lo que estabas pasando, sino que también parecía saber sin que tuvieras que explicarle lo difícil que era todo. Esta es, de hecho, la persona con la que querrás continuar una relación incluso cuando tu vida vuelva a estar en orden y su ayuda ya no sea “necesaria”.
El equipo de investigación alemán cita investigaciones anteriores que demuestran los circuitos neuronales que existen para la empatía afectiva (sentir lo que siente otra persona) y su contraparte cognitiva (conocer los pensamientos e intenciones de otra persona). Los escáneres cerebrales revelan que las regiones que subyacen a estas formas de empatía se activan con el aumento de la cercanía social con otra persona. También muestran cambios al observar el dolor de otra persona. ¿Podrían estar relacionados de alguna manera estos dos tipos de activación? Si es así, una respuesta empática al dolor de otra persona podría seguir fomentando la cercanía social incluso cuando el dolor de esa otra persona disminuya.
Evaluando el papel de la empatía en la sensación persistente de cercanía
Si este razonamiento es realmente válido, la cuestión es demostrar si tiene soporte experimentalmente. Para ello, los autores utilizaron un paradigma de aprendizaje de refuerzo en el que los participantes vieron a un cómplice recibir lo que ellos creían que era un estímulo ligeramente doloroso.
En los ensayos de aprendizaje de la empatía, los participantes creyeron que los cómplices recibían el estímulo en el 80 por ciento de los ensayos, y en la fase de extinción (cuando la empatía debería disminuir) el estímulo doloroso supuestamente se les dio el 20 por ciento de las veces. Mientras esto sucedía, se les sometía a escáneres cerebrales y también se les pedía que calificaran qué tan cerca se sentían de la otra persona. En estos ensayos, no se les administró dolor. La evidencia del efecto de la empatía en la cercanía social se tomó de los datos que mostraban si la cercanía social seguía siendo alta en la fase de extinción.
Utilizando complejas herramientas estadísticas de aprendizaje automático para analizar los escáneres cerebrales, el equipo de investigación de Hamburgo estableció los vínculos previstos entre la empatía y la cercanía social persistente junto con el respaldo de los fundamentos neuronales de esta conexión.
Una segunda variante del experimento puso a prueba el papel de la reciprocidad social, otro proceso relacionado con la empatía. En estos ensayos, los participantes eran los que recibían un estímulo pequeño pero doloroso a menos que su cómplice se ofreciera a salvarlos (lo que supuestamente les habría costado dinero). Sin embargo, el número de ensayos con dolor y sin dolor estaba predeterminado y se asignó aleatoriamente. En este caso, la pregunta era si la reciprocidad también ayudaría a estimular los sentimientos de cercanía.
El estudio de reciprocidad mostró que la cercanía social persistía en los ensayos de extinción mucho menos que en los ensayos de empatía. En otras palabras, beneficiarse de la ayuda de otra persona tenía menos influencia en la cercanía social duradera que la estimulación de los sentimientos de empatía. Como concluyeron los autores, la empatía no solo es el pegamento que mantiene unidas las relaciones, sino que también “puede conducir a relaciones personales y sociales estables”.
Construye tu propia conexión social
Ahora que puedes ver el efecto que puede tener el hecho de ver a otra persona sufrir para promover la cercanía social, puedes comprender mejor qué hizo que la respuesta de tu amigo servicial y comprensivo fuera mucho más impactante. Aunque técnicamente la condición de reciprocidad en el estudio de Saulin et al. sugeriría que recibir ayuda tiene menos efecto que ayudar, en una relación real, es probable que recibir empatía pueda iniciar una profundización de las conexiones sociales que podrían continuar cuando finalmente lleguen los buenos tiempos.
Del mismo modo, si mostrar empatía ayuda a fomentar la conexión social, cuando eres la persona que ayuda a un amigo en tiempos difíciles, será tu comprensión la que pueda comenzar a construir una relación más sostenible. Como acto desinteresado, mostrar empatía no debería tener ningún “propósito”. Aun así, tener la disposición de escuchar el dolor de otra persona puede convertirse en la base del tipo de cercanía que se profundizará con el tiempo.
En resumen, tomando prestada la observación con la que concluyó el equipo de autores alemanes, como un “pegamento social”, la empatía parecería ser una herramienta bastante eficaz.
A version of this article originally appeared in English.